La dieta mediterránea está asociada con beneficios para la salud como la reducción de riesgos de enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además estudios recientes también han sugerido que esa dieta puede aumentar la longevidad
Madrid, 24 de diciembre de 2008 ( Europa Press)
El consumo de frutas y verduras se duplicó entre las mujeres, que al mismo tiempo han aumentado «drásticamente» el consumo de grasas ‘buenas’ cuando fueron asesoradas por dietistas con una lista de directrices sobre la cantidad y selección de alimentos que debían comer diariamente para llevar una dieta mediterránea, según estudio de la Universidad de Michigan (EE.UU.).
En el estudio, en el que participaron 69 mujeres, dividió en dos grupos a las participantes que fueron aconsejadas por dietistas, que utilizaron una «lista de reemplazo» de alimentos comunes en la dieta mediterránea y elaboraron un plan para cada participante, que mantenía el nivel de calorías y grasas que consumían las participantes al iniciar el estudio.
En la lista, se incluyeron las porciones sugeridas, o los reemplazos de varias categorías de alimentos, como las verduras de color verde oscuro, como la espinaca, u otros alimentos con grasas monoinsaturadas, como el aceite de oliva. Los dietistas también proporcionaron asesoramiento telefónico para ayudar a los participantes a hacer cambios en la dieta y realizaron sesiones personales al iniciar el estudio y tres meses más tarde.
Por otra parte, las mujeres en el grupo de comparación continuaron con su dieta habitual y no recibieron ningún asesoramiento dietético, aunque se les ofreció asesoramiento nutricional al finalizar el estudio. Si la ingesta de alguna vitamina o mineral era inferior a dos tercios de los niveles recomendados, se les ofreció una lista de alimentos ricos en ese nutriente. También se les ofreció la ‘Guía de acción para una alimentación sana’ del Instituto Nacional del Cáncer.
Los investigadores encontraron que el grupo que siguió el plan con la lista de reemplazos alcanzó los objetivos de la dieta mediterránea dentro de tres meses, y mantuvieron el cambio durante los seis meses de duración del estudio. Sin embargo, el grupo de comparación que no utilizó la lista de reemplazos y no recibió asesoramiento nutricional, hizo pocos cambios en la dieta.
«Esto nos revela que utilizar la lista de reemplazo fue útil para ayudar a las mujeres a hacer grandes cambios en su dieta, sin variar el consumo de calorías o el total de grasas», explica la profesora de investigación de Medicina de la Familia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan, la doctora Zora Djuric.
Así, el estudio, publicado este mes en la revista ‘American Dietetic Association’, recuerda que la dieta mediterránea se ha asociado con beneficios para la salud como la reducción de riesgos de enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Además, según recuerda esta experta, estudios recientes también han sugerido que esa dieta puede aumentar la longevidad.
Entre otros cambios alimenticios, el estudio sugiere el consumo de entre 8 y 10 porciones diarias de ácidos grasos monoinsaturados (AGM), tales como el aceite de oliva o aceite de avellana, aguacate y nueces de macadamia; y limitar las grasas bajas en AGM, tales como aceite de maíz, margarina, piñones y semillas de sésamo.
Además, aconseja una o más raciones diarias de verduras de color verde oscuro, tales como el brócoli, los guisantes y las espinacas; al menos una porción al día de ajos, cebollas y puerros; una cucharada o más por día de hierbas verdes, como albahaca, cilantro, menta y salvia; una o más raciones diarias de verduras de color rojo, como el tomate; y una o más porciones al día de verduras amarillas o naranjas, como zanahorias, pimientos rojos y calabazas.
Asimismo, recomienda al menos una o más porciones al día de frutas ricas en vitamina C, como naranjas, mangos y fresas, y de otras frutas, como manzanas, plátanos y uvas.