La presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), Dra. Regina Dalmau, mostró su desacuerdo con un reciente informe del Colegio de Médicos de Reino Unido, que concluye que los cigarrillos electrónicos pueden ser beneficiosos para el sistema de salud público y que “no suponen una puerta de entrada al tabaquismo”
El posicionamiento del Colegio de Médicos del Reino Unido va en la línea del anteriormente publicado por Public Health of England, lo que “ha generado muchas críticas, especialmene por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o del propio CNPT”, señaló la Dra. Dalmau.
En este punto, la presidenta del CNPT destacó que “nadie duda de que el cigarrillo electrónico sea menos nocivo que el convencional, pero tampoco es inocuo y no está claro que sea eficaz para dejar de fumar”.
Así, la Dra. Dalmau incidió en que “podría ser una opción en un nicho muy seleccionado de pacientes, los que no han sido capaces de dejar de fumar por otras vías. Esto no es sinónimo de lanzar al mercado un producto de moda, con atractivos colores y sabores… Yo sí creo que puede ser una puerta de entrada a la adicción a la nicotina”.
La presidenta del CNPT recordó que “la industria del tabaco tiene mucho interés en que se extienda el uso del cigarrillo electrónico, porque tienen sus propias marcas y se aseguran la cantera de adictos a la nicotina, que pueden pasar fácilmente de un consumo a otro”.
Desde la introducción del cigarrillo electrónico en el Reino Unido en 2007, su uso ha estado rodeado de polémica médica y social. Este informe de 200 páginas del Colegio de Médicos presenta un análisis científico, político, regulatorio y ético de todo lo que rodea a los cigarrillos electrónicos y otros dispositivos de liberación de nicotina distintos al tabaco.
El informe, que trata de analizar las controversias y malentendidos surgidos, expone que “no hay evidencias de que ni las terapias de sustitución de nicotina (TSN) ni los cigarrillos electrónicos resulten en una normalización del consumo de tabaco”. Asimismo, recoge que la posibilidad de daños a largo plazo no puede ser ignorada ya que se inhalan otros ingredientes aparte de la nicotina, aunque lo califica como un “daño mínimo y sustancialmente menor que el derivado del consumo de tabaco”.