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Dres. Oriol-Bosch y Gual: «El reto educativo del buen quehacer del médico»

Los autores de este artículo analizan el contenido del documento «El Buen Quehacer del Médico», hecho público por el CGCOM el pasado mes de marzo. Uno de los retos que plantea, según los autores de este artículo, a las instituciones educativas «es la necesidad de abandonar la confortable territorialidad de la propia materia o especialidad para asumir conjuntamente los retos que afectan al ámbito común»

Madrid, 16 de mayo 2014 (medicosypacientes.com)

«El reto educativo del buen quehacer del médico»

Albert Oriol-Bosch, presidente de Honor de la  Fundación Educación Médica (FEM) y Arcadi Gual Sala, director de la Revista FEM

El Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España (CGCOM) ha hecho público en el mes de marzo de este año 2014 el documento titulado «El buen quehacer del médico» (accesible en www.educmed.es). El documento fue redactado por un reducido número de expertos que contaron con el apoyo crítico de otros 35 profesionales y de la Fundación Educación Médica (FEM), que dio su apoyo para el desarrollo de la idea, su maduración, redacción y revisión del documento, consenso y adopción fi nal por la profesión médica en el seno del CGCOM. La FEM agradece a esta institución que haya sido el motor imprescindible para llevar a buen puerto esta tarea.

En palabras del Dr. Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial, este documento, «entendido como una pauta de la buena práctica médica, relata la conducta y actitud a seguir por el médico y por tanto debe ser de utilidad no sólo para los profesionales, sino muy directamente para las organizaciones profesionales y para las instituciones responsables de la formación de los médicos».

No es de extrañar pues que la FEM tome este documento, ahora propiedad de la profesión médica, para llevarlo a la comunidad educativa con el fin de que ésta lo incorpore a su propio acervo y le sirva de guía para su buen quehacer educativo. Porque el vigente mandato de Bolonia a orientar el proceso educativo a la consecución de las competencias predefinidas exige los cambios de metodología evaluativa pertinentes y necesarios para conocer el alcance de los logros previstos. Y la medida del nivel competencial alcanzado, es decir, de su aplicación a la práctica profesional, precisa concreciones. El buen quehacer del médico ofrece los marcos conceptuales que se requieren para desarrollar los nuevos procedimientos evaluativos imprescindibles.

Los ocho ámbitos (profesionalismo, relación médico-paciente, competencia profesional, comunicación y colaboración, relaciones intra e interprofesionales y trabajo en equipo, seguridad y calidad, relación práctica profesional-aprendizaje, y organizaciones sanitarias y sistemas de salud) en que se estructura el documento muestran que la arquitectura actual de los dos primeros ciclos educativos (el grado y la formación especializada) no es en absoluto coincidente.

El análisis que se hace del buen quehacer del médico trata básicamente de elementos operativos que corresponden a lo que en argot educativo se denominan «competencias transversales». Desgraciadamente, estas competencias no tienen, hoy por hoy, quien se responsabilice de ellas ni quien las evalúe en nuestras instituciones docentes. Siendo responsabilidad de todos no lo son, en realidad, de nadie.

Al respecto, se ha puesto de manifiesto que cuando aparecen problemas en la práctica clínica, están en juego las competencias genéricas o transversales [1]. De mayor interés resulta el trabajo de Meng [2], que muestra que el éxito en el mercado laboral está más determinado por las competencias genéricas que por las específi cas; en consecuencia, es un deber inexcusable potenciar, en los tres periodos de formación de los médicos, el desarrollo y aprendizaje de estas competencias huérfanas: las competencias transversales.

Los ocho ámbitos que desarrolla El buen quehacer del médico no son tan subsidiarios de un proceso educativo formal -con una organización de contenidos, una didáctica específica y una distribución curricular? como del entorno en que el proceso educativo se lleva a cabo. El clima educativo que transpiren las facultades de medicina y el clima de trabajo de las organizaciones asistenciales, hospital o centro de asistencia primaria, son probablemente los mejores recursos disponibles para inculcar -o desarraigar para siempre- las actitudes adecuadas para el buen quehacer del médico. Afortunadamente disponemos de recursos probados para valorar el clima educativo tanto en las facultades [3] como en las instituciones sanitarias [4]. Sin embargo, el clima educativo no es una cuestión que, hoy por hoy, preocupe a los responsables de las respectivas instituciones.

Poner de relieve que el proceso educativo debe conducir a la obtención de un producto capaz de actuar de acuerdo a lo prescrito en El buen quehacer del médico ayudará a que los responsables institucionales se interesen por el clima educativo y de trabajo en sus organizaciones y facilitará que las decisiones de estos responsables conduzcan al logro de los objetivos deseados. Conocer la situación real del clima institucional y los progresos en sus respectivas instituciones es, como se ha señalado, posible mediante instrumentos tan disponibles y validados como ignorados hasta el momento actual.

El reto que este documento plantea a las instituciones educativas es la necesidad de abandonar la confortable territorialidad de la propia materia o especialidad para asumir conjuntamente los retos que afectan al ámbito común donde es imprescindible corresponsabilizarse con todos los demás.

Bibliografía

1. Van der Vleuten CP, Schuwirth LW, Scheele F, Driessen EW, Hodges B. Th e assessment of professional competence: building blocks for theory development. Best Pract Res Clin Obstet Gynaecol 2010; 24: 703-19.

2. Meng C. Discipline-specifi c or academic?; acquisition, role and value of higher education competencies. ROA Dissertation Series no. 8. Maastricht: Research Centre for Education and the Labour Market; 2006.

3. Genn JM. Curriculum, environment, climate, quality and change in medical education ?a unifying perspective. AMEE Medical Education Guide no. 23. Med Teach 2001; 23: 445-54.

4. Roff S, McAleer S, Skinner A. Development and validation of an instrument to measure the postgraduate clinical learning and teaching educational environment for hospital-based junior doctors in the UK. Med Teach 2005; 27: 326-31.

Se adjunta Artículo en PDF y el libro «El Buen Quehacer Médico»

 


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