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Dra. Mónica Lalanda: «Su niño tiene una cogorza, son 100 euros»

La propuesta del Gobierno de multar a los padres cuyos hijos reincidan en el coma etílico, es la base de este artículo de la doctora Mónica Lalanda. En su opinión, el problema no se soluciona con este tipo de medidas, a su juicio, inviables, sino que hay que atajarlo mucho más arriba en la cadena de causalidad,con buenas campañas de comunicación, mayor inversión en educación, y auto-reflexión social, entre otras medidas

Madrid, 10 de junio 2013 (medicosypacientes.com)

«Su niño tiene una cogorza, son 100 euros»
Dra. Mónica Lalanda, médico de Urgencias

Tener adolescentes en casa y atender adolescentes en urgencias te abre los ojos a la realidad: tenemos un problema y grave. En España, los niños de 12 y 13 años hacen botellón, beben regularmente y se emborrachan. Esto es un hecho. La venda que nos hemos colocado es enorme, los que no tienen hijos no ven el problema: «todos hemos bebido de jóvenes». Claro, para alguien sin contacto directo con niños, tener 12 años o tener 16 es muy parecido. No se alarman. Y para aquellos con hijos adolescentes, el problema es ajeno, nuestros hijos nunca beben, nuestros hijos no son de esos, ponemos la mano en el fuego por qué nuestros hijos ni siquiera les gusta el alcohol o peor aún, lo sabemos pero optamos ignorarlo. Poner reglas y restricciones es agotador, educar contra corriente es trabajo de titanes; dejarse llevar por el bien conocido «es que a todos mis amigos les dejan volver a la hora que quieran» es lo fácil y por supuesto, ignorar si llegan a casa los viernes «demasiado contentos» lleva menos discusiones y broncas.

Estamos donde estamos, fuera vendas. Tenemos un problema y grave: la media de comienzo de uso regular de alcohol son los 13,7 años, y todos sabemos lo que significa el concepto matemático de media. Beben los niños españoles y la cifra es espeluznante, casi un tercio de los jóvenes de 14 a 18 años han estado borrachos en el último mes y estas cifras son del 2008 (1). En estos últimos cinco años, casi seguro que hemos ido a peor. Otra novedad: son las chicas las que más se emborrachan. Habrá quien se lleve las manos a la cabeza y sin embargo la culpa la tenemos los adultos. Nuestros adolescentes no saben si van o vienen, nos hemos empeñado en hacerles mayores antes de tiempo. Empujados a una sexualización temprana de todo lo que las rodea, obligadas las niñas a vestir de Lolitas desde los 8 años, animados a jugar con muñecas tipo prostituta y sometidos al influjo de una televisión donde cualquier niña parece una mujer provocativa en miniatura, los programas de televisión no tienen horario protegido infantil y los anuncios de preservativos salen en los intermedios de Pocoyo. Aquí todo vale, ¿qué esperábamos?

Y no olvidemos que tenemos un sistema educativo que los hace mayores antes de tiempo. La generación anterior se «hacía mayor» al empezar el BUP, ahora a esa edad, llevan ya dos años en el instituto.

Y ahora qué, ¿cómo damos marcha atrás?. Si una cosa hay que reconocerle a este gobierno, y no hay muchas, es haber identificado este problema y estar creando y apoyando iniciativas para atajarlo (2) pero la última idea que nos ha lanzado la ministra Mato en un anteproyecto de ley es de Perogrullo. Quiere poner multas a los padres de los chicos que sufran comas etílicos de repetición. En primer lugar, está el riesgo. Ante un adolescente en coma etílico, nadie debería sentir miedo a la hora de pedir ayuda; un coma etílico es grave, pone en peligro la seguridad de la vía aérea de quien lo sufre y tiene por tanto un riesgo vital; no hablamos de cualquier tontería. En segundo lugar, los médicos de urgencias no somos policías y la confidencialidad de nuestro paciente (adolescente borracho o no) y el secreto médico hacen inviables esa propuesta que tanto está dando que hablar.

Este problema hay que atajarlo mucho más arriba en la cadena de causalidad, lo de ir directamente a la cárcel sin pasar por la casilla de salida vale solo para el monopoly. Necesitamos buenas campañas de comunicación, mayor inversión en educación, multas a los padres y trabajo social a los hijos por tenencia ilícita de alcohol, presencia policial muchísimo más activa en zonas de botellón, multas monumentales a quien sigue vendiendo alcohol a menores y sobre todo, una auto-reflexión social de que los padres debemos empezar a tomar otra vez las riendas de la educación de nuestros hijos, cada uno de los suyos.

Pero mientras nos hacemos con la raíz del problema, dejemos que los comas etílicos vengan libremente a Urgencias, donde haremos un manejo médico y no de super-nanny. No faltaba más.

Notas:

1-http:// www.alcoholenmenoresnoesnormal.es/magnitud.html

2-http://www.losqueno.es/

 

 


 

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