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Dr. Schwarz: “Es necesario afianzar la autoridad del profesional sobre el conocimiento científico y resolver conflictos de competencias con otras profesiones sanitarias”

https://coma.es/El Dr. Hermann Schwarz asumió la presidencia del Colegio de Médicos de Alicante tras el nombramiento de la Dra. María Isabel Moya como vicepresidenta primera del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos

El Dr. Schwarz explica en esta entrevista a Médicos y Pacientes los objetivos de la legislatura, así como las necesidades más urgentes de la profesión médica, entre las que destaca la necesidad de “afianzar la autoridad del profesional sobre el conocimiento científico” y la importancia de “resolver conflictos de competencias con otras profesiones sanitarias”.

 
¿Qué valoración hace de la labor de los Colegios Médicos en la actualidad?
 
Los colegios de médicos son entidades de derecho público con funciones bien establecidas por sus estatutos. Tienen capital importancia para la autorregulación profesional y la defensa de los intereses de sus colegiados, y son para la ciudadanía los garantes para que el ejercicio de la medicina en nuestro país esté controlado.  Su labor frente al intrusismo en nuestra profesión, o frente al avance del charlatanismo o las pseudociencias es fundamental para la protección de la salud de la población. 
 
Son también impulsores de la formación continua de los médicos, pilar fundamental para el desarrollo profesional, y la mejora de la calidad asistencial. Especialmente pueden ofrecer formación en áreas competenciales no clínicas, menos cubiertas por las Sociedades Científicas, con quienes debemos estar en permanente contacto y estrecha colaboración, áreas como el derecho sanitario, la ética y la deontología médicas.
 
Deben también contribuir en los aspectos sociales y humanísticos propios de nuestra profesión, y procurar ofrecer ventajas de todo tipo a sus colegiados. 
 
Evidentemente, siempre queda trabajo por hacer. Tenemos que seguir esforzándonos para que las corporaciones médicas sean más cercanas a los ciudadanos y a sus colegiados, aumentando las ventajas de pertenecer a un colectivo como el nuestro, y convertirnos en un claro referente en temas de salud para la sociedad.
 
¿Podría explicar cuáles son los planes a medio y largo plazo para el Colegio de Médicos de Alicante?
 
El Colegio de Médicos de Alicante inició hace más de tres años un proyecto de transformación integral. La Junta Directiva, bajo la Presidencia de la Dra. María Isabel Moya ¬-a quien aprovecho estas líneas para agradecer públicamente su esfuerzo y dedicación y felicitar por su nuevo cargo en el CGCOM- se ha volcado para lograr un Colegio transparente, dinámico y participativo con el objetivo de generar una mayor pertenencia al colectivo médico, generando y difundiendo conocimiento, fomentando la formación de calidad, sin conflicto de intereses y acreditada, y siendo institución de referencia de la profesión médica en la provincia en temas sanitarios.  
 
Se trata de un proyecto muy ambicioso y estamos cumpliendo progresivamente las metas que nos marcamos en 2018, teniendo en cuenta la situación tan complicada que ha sobrevenido con la pandemia. Junto a la modernización y mayor cercanía, hemos creado un Consejo Científico en el que participan más de 40 sociedades científicas, un Observatorio para luchar contra el intrusismo y las pseudoterapias/pseudociencias; estamos impulsando la formación online y en formato semipresencial para adaptarnos a la pandemia y facilitar el acceso a la formación a nuestros colegiados; hemos reducido la cuota colegial; y nos hemos posicionado en todos aquellos temas donde ha sido necesario hacer defensa de la profesión y de nuestros colegiados.
 
¿Qué es lo más urgente ahora para la profesión médica?
 
Es complicado resumir lo más urgente porque tenemos varios frentes abiertos. 
 
A las agresiones verbales o físicas que incidían sobre los médicos en su ejercicio profesional, y que vuelven a resurgir tras el periodo de mayor incidencia de la pandemia, se añade otro tipo de agresiones a lo más profundo de la esencia de nuestra profesión. Agresiones no ya de personas, sino desde entidades, que socavan el reconocimiento y la credibilidad de nuestra labor, y que pretenden confundir a la sociedad creando un ambiente de desconfianza en la relación médico-paciente. 
 
No podemos aceptar la posible inclusión de conceptos como ‘violencia obstétrica’ en la asistencia al embarazo, criminalizando una asistencia basada en el respeto, empatía, trato humano y profesionalidad, cuando se está prestando una asistencia basada en las mejores evidencias científicas y con resultados en salud materno-infantil excelentes, así como resultados de satisfacción de las mujeres atendidas por encima del 95% para aspectos como la información, el trato, la seguridad y la calidad de la atención.
 
En la redacción de las legislaciones se debe tener en cuenta la opinión de nuestros profesionales, porque es en ellos en quienes recae toda la responsabilidad asistencial, caso, por ejemplo, de la aplicación de la ley de eutanasia. 
 
Es necesario afianzar la autoridad del profesional sobre el conocimiento científico, frenando los movimientos negacionistas o pro-pseudociencias y las injerencias políticas y judiciales que se producen en la sanidad española. Como también resolver conflictos de competencias con otras profesiones sanitarias y apoyar algunas medidas directamente relacionadas con la práctica profesional, como son la consideración de profesión de riesgo, la mejor consideración de aspectos de la vida laboral que repercuten en las condiciones de jubilación, o la lucha por mejorar aspectos laborales de los médicos de ejercicio privado. 
 
¿Cuál es su visión de la situación sanitaria actual tras un año y medio de pandemia?
 
El sistema sanitario público ya estaba tensionado antes del comienzo de la pandemia. Teníamos un sistema muy eficiente basado en el bajo coste y la sobrecarga de sus profesionales, considerados como excelentes a nivel internacional. Este ‘tsunami’ que ha supuesto la COVID-19 y que todavía no ha terminado nos ha sobrepasado a todos, pero gracias a los profesionales, a su vocación y gran compromiso, fue posible en los momentos más graves conseguir adaptarse, por iniciativa propia en muchas ocasiones, y dar una respuesta adecuada a cada fase de la pandemia. El sistema de asistencia privada ha colaborado de forma ejemplar, siendo en algunos momentos discriminado de forma incomprensible, como en el caso del retraso de su vacunación para la COVID-19 respecto al personal del sistema público. 
 
La situación de la pandemia es conocida por todos: sucesivas oleadas han ocurrido, con los mismos problemas organizativos de base desde el principio. Carecemos de una estructura de Salud Pública unificada, con ausencia del liderazgo científico independiente que sería deseable para la toma de decisiones. Cuestiones de legislación básicas para poder incidir en estados de alarma o en control y seguimiento de contactos o establecimiento de sanciones no han sido resueltas por el Gobierno. 
 
Gracias a la vacunación, hoy por hoy no tenemos la presión sobre el sistema sanitario ni la mortalidad que se ha vivido en las oleadas iniciales. Esto y el tiempo transcurrido con restricciones han hecho que la población, cansada de las limitaciones necesarias, haya bajado la guardia respaldada en ocasiones con mensajes de las autoridades sanitarias contradictorios o inoportunos desde el punto de vista sanitario. 
 
Estamos a la espera de encontrar un tratamiento efectivo para la enfermedad y unas vacunas esterilizantes que permitan un mejor control de la pandemia, y disminuir las complicaciones de la infección. 
 
En base a su experiencia, ¿qué impacto ha tenido y sigue teniendo en los profesionales la COVID-19?
 
Un impacto devastador. En la primera oleada hubo una gran tensión emocional al tener que enfrentarse a una elevada demanda asistencial, en condiciones de trabajo con déficit de material de protección, con alto riesgo de contagio y un gran estrés añadido por el riesgo de transmisión a sus propias familias. La Comunidad Valenciana lideró, lamentablemente, el ranquin de autonomías con más sanitarios contagiados desde mayo de 2020 hasta el 26 de agosto de 2021. Hemos sido la región que más contagios ha registrado con 14 313 profesionales contabilizados durante la pandemia. Es una cifra desorbitada.
 
Por desgracia, también tuvimos que asistir a complicaciones graves y fallecimientos de compañeros. Algunos mensajes de las administraciones tampoco ayudaron y más que alentar, exaltaron y desalentaron a los profesionales. 
 
En la actualidad, los médicos dan muestra de cansancio, se describen aumentos de incidencia de problemas como estrés laboral, consumo de psicofármacos, existencia de nuevos contagios, síntomas de COVID-19 persistente o sus secuelas, o un aumento de la intención de jubilación anticipada. 
 
En cuanto a la tarea diaria en hospitales y centros de salud, somos conscientes de que se está realizando un esfuerzo adicional para compensar los retrasos en la atención a procesos que se produjeron en las épocas de alta incidencia, cuando todo el sistema estaba ocupado en atender la gran carga asistencial de la COVID-19. 
 
La situación de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria es muy delicada, ¿cómo cree que se debe revertir esta situación desde la Administración? ¿Y cree que las facultades pueden contribuir a incrementar el interés de los futuros médicos para escoger esta especialidad? 
 
El COMA es integrante del Foro de Médicos de Atención Primaria de la Comunidad Valenciana. Desde el inicio de esta crisis hemos ofrecido a la Administración toda la ayuda posible para el mejor conocimiento de la situación y aportar las sugerencias de mejora que entendemos necesarias. En un documento de consenso, aportábamos las ideas clave para reconducir la situación de sobrecarga asistencial en Atención Primaria, como el aumento al 25% de su presupuesto dentro del sistema sanitario, la creación de una Dirección General de Atención Primaria, la incorporación de herramientas tecnológicas, disminución de la burocracia en consultas, adaptación de los cupos a las exigencias actuales, eliminación de contratos precarios y la solución del transporte sanitario. 
 
Algunas de las condiciones que se viven en el día a día de la Atención Primaria trascienden a los nuevos médicos y pueden hacer que una especialidad tan atractiva como la Medicina Familiar y Comunitaria pierda interés para ser elegida como su futuro profesional. Sin embargo, las facultades pueden contribuir al mejor conocimiento de la especialidad y a que su interés mejore, ya que lo que no se conoce, no se aprecia ni se protege. 
 
La importancia de la salud mental se ha puesto más de manifiesto con la pandemia. ¿Cuáles cree que son las necesidades más urgentes para cuidar la salud mental de los médicos?
 
Nuestro colectivo no se caracteriza por acudir al médico ante una dolencia propia. En muchas ocasiones, interiorizamos nuestras dolencias y en el caso de que afecten a la salud mental son aún más reservadas. Cuestiones como el mantener la actividad en un equipo, el no aparentar flaqueza ante nuestros pacientes, o el sentido del deber deontológico o vocacional hacen que el colectivo médico tenga habitualmente la tasa menor de ausencias por enfermedad entre las profesiones sanitarias. 
 
Nuestro cometido respecto a esta cuestión debe ser ofrecer información adecuada y canalizar las ayudas a los colegiados que les sean convenientes, tanto en el sistema sanitario como con algunas iniciativas que hemos puesto en marcha de ayuda psicológica desde el COMA. 
 
¿Cómo valora la situación actual de los médicos en la Comunidad Valenciana en comparación con el resto de España?
 
Como bien sabemos, las competencias en sanidad recaen en las autonomías y aunque hay problemas de base comunes, cada vez se hace más difícil compararnos entre sí, puesto que las legislaciones tienden a un camino divergente.
 
En nuestra región hay connotaciones distintas como es la afluencia de turismo estacional, lo cual sobrecarga los periodos estivales, siendo cada vez más difícil su refuerzo. No podemos seguir parcheando Atención Primaria. Urge dimensionar adecuadamente las plantillas tanto en primaria como en especializada y dotarlas de recursos tecnológicos e informáticos. Y hace falta más diálogo con la administración y que se tenga en cuenta la voz de nuestros profesionales.
 
¿Qué opinión le merece la labor de las Fundaciones de la OMC? ¿Cómo se revaloriza la necesidad de estas en tiempos de crisis como el que estamos viviendo? ¿Qué cree que se debería impulsar?
 
Es un privilegio para los médicos disponer de las Fundaciones de la OMC para proteger y dar respuesta de forma integral a los profesionales y sus familias con necesidades especiales y todo ello desde una gestión transparente e independiente.
 
Desde el Colegio de Médicos de Alicante agradecemos enormemente el esfuerzo y la labor realizada y ahora más que nunca en estos tiempos tan complicados de pandemia. 
 
Consideramos que es necesario que se sigan dando a conocer desde la Organización Médica Colegial y desde los Colegios de Médicos de España todas las prestaciones, servicios y ventajas que ofrecen las distintas Fundaciones en materia de atención social, dependencia, conciliación de la vida familiar, prevención, etc. Así como los programas de formación, y las prestaciones en cooperación internacional, donde se fomentan los valores de solidaridad, justicia e igualdad, para facilitar las iniciativas que impulsan nuestros colegiados. 
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