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Dr. Rodríguez Sendín: «El acoso laboral en la profesión médica es intolerable y punible desde el punto de vista ético y deontológico»

 

Los riesgos psicosociales tienen una incidencia demostrada sobre la salud del médico, entre los cuales tiene especial relevancia el acoso laboral, «una actuación intolerable y merecedora de sanción desde el punto de vista profesional, ético y deontológico», según remarcó el presidente de la OMC en Barcelona durante su participación en un simposio dedicado a  los riesgos psicosociales en la profesión médica, celebrado el pasado viernes en el marco del Congreso Internacional de Patología Dual y en el que también intervino el doctor Ricard Gutiérrez, vicepresidente de la OMC

 

 

 

Barcelona, 28 de octubre 2013 (medicosypacientes.com)

Los riesgos psicosociales tienen una incidencia demostrada sobre la salud del médico, entre los cuales tiene especial relevancia el acoso laboral, «una actuación intolerable y merecedora de sanción desde el punto de vista profesional, ético y deontológico», según remarcó el presidente de la OMC en Barcelona durante su participación en un simposio dedicado a los riesgos psicosociales en la profesión médica, celebrado el pasado viernes en el marco del Congreso Internacional de Patología Dual y en el que también intervino el doctor Ricard Gutiérrez, vicepresidente de la OMC.

El doctor Rodríguez Sendín se mostró determinante sobre el acoso laboral en la profesión médica: «es un problema preocupante siempre pero en la actualidad puede aumentar si no se previene y aborda adecuadamente en momentos de fragilidad, debilidad y vulnerabilidad de amplios sectores profesionales».

El presidente de la OMC recordó las consecuencias de este estresor psicosocial para la salud mental del profesional médico «que también puede llegar a afectar a la seguridad de los pacientes,  a la eficiencia de los servicios, a la productividad y, sobre todo, al trabajo digno».

En estos momentos, se hacen especialmente necesarios tanto su abordaje como prevención, «constituyen elementos claves de la regulación profesional, además se trata de preservar tanto los derechos de los profesionales como la propia seguridad del paciente», según indicó.

El doctor Rodríguez Sendín remarcó, en este sentido, el compromiso de la Organización Médica Colegial que, como explicó, «está trabajando para abordar de una forma organizada, precoz y preventiva este tipo de riesgos psicosociales». La intención es vincularlo al Programa de Atención Integral del Médico Enfermo (PAIME).

Este trabajo, según explicó, se sustenta en los principios y posiciones recogidos en el Código Deontológico; está orientado a conocer a fondo lo que está ocurriendo en este momento; y dar la difusión y respuesta necesaria al problema, incluyendo, además, intervenciones de carácter preventivo.

La labor que se está desarrollando desde las corporaciones médicas gira en torno a cinco acciones: una de ellas, la de sensibilización: «No es correcto ningún tipo de presión a cualquier profesional por el hecho de sustentar una jerarquía diferente», señaló el presidente de la OMC.

Además, añadió, «es necesario poner ante los profesionales toda la documentación posible, así como información y formación para responder adecuadamente a las situaciones difíciles. A ello se suma la creación de unidades específicas en todos los Colegios de Médicos, tanto de apoyo como asistenciales. Asimismo, se ha previsto una base de datos, generalizada  dentro del PAIME para tener conocimiento de lo que ocurre».

El mobbing se da, por lo general, como recordó, en personas con gran carga de vulnerabilidad, entendida ésta cuando se prevén dificultades o incapacidad manifiesta para adaptarse a una situación de riesgo o amenaza real o atribuida. En este sentido, apuntó, «es decisivo definir las causas de la amenaza o del riesgo, así como de los costes que supone la adaptación a la misma».

La víctima no es un enfermo mental, sino un profesional dañado de forma injusta, expuesto a una violencia periódica, durante un tiempo prolongado no inferior a seis meses, lo cual puede acarrearle una patología mental. Sin embargo, como indicó, el presidente de la OMC, «sin un conocimiento de la realidad va a ser difícil que podamos modularla o corregirla.

El doctor Rodríguez Sendín hizo alusión en otro momento de su intervención a los resultados de algunos estudios longitudinales que demuestran los efectos del mobbing sobre la profesión médica. Uno de ellos, «Estudio del nivel de salud y  de la Situación socio-laboral de los profesionales médicos 2002-2003», se realizó en el Colegio de Médicos de Madrid, bajo la dirección de la doctora Dolores Crespo. Entre algunos de los datos significativos de este estudio se desprende que el 32 por ciento de los encuestados afirmaban haber sufrido acoso laboral, de los cuáles a un 25 por ciento no les gustaría volver a ser médicos. Además, el 38 por ciento de los encuestados tenían conocimiento de acoso a terceras personas en su entorno de trabajo. Estos datos, «dan idea de la magnitud del problema», indicó el presidente de la OMC.

Precisamente, el marco actual en el que trabajan los profesionales sanitarios es complejo y difícil de entender pues «carece de un modelo explicativo integral: no entendemos porque de recortes, privatizaciones y comportamientos políticos y el por qué de lo que nos está ocurriendo. No sabemos dónde van los ahorros provocados con los recortes, ni los recortes indiscriminados y lo mismo con otras cuestiones como la situación de los inmigrantes irregulares». Además, en este marco, los profesionales sanitarios en general «se sienten emparedados». Por un lado, se encuentran con el escenario habitual: enfermos, obligaciones éticas, evidencias científicas, necesidades de los pacientes, compromisos. Por otro, se enfrentan a los recortes, a las amenazas sobre su puesto de trabajo, al despido como amenaza real para muchos profesionales en este momento. A ello se suman las limitaciones impuestas, las exigencias de los superiores y las injerencias interesadas de un amplio número de agentes que intentan condicionar nuestras respuestas, normalmente, por razones de lucro».

Asimismo, no hay que olvidar, como dijo el doctor Rodríguez Sendín, «el relativismo moral en el que parece vive instalada la sociedad  actual que favorece tanto la desmoralización como la irracionalidad, mientras que el marketing sigue primando sobre la racionalidad. Prima la pasividad, el dejar hacer y dejar pasar y el esperar a que alguien venga a resolver los problemas o que el tiempo lo haga».

En relación a la respuesta prevista en el Código Deontologico contra el mobbing, es preciso recordar, según indicó, que «la confraternidad entre los médicos es un bien esencial a mantener, las relaciones entre médicos deben estar presididas por el respeto, la deferencia y la lealtad». El Código Deontológico, así lo establece en su artículo 37: las relaciones que vinculan a los médicos entre sí imponen deberes que están por encima de la norma común y subordinadas al mejor servicio a los pacientes».

«La deontología es obligatoria cumplirla por ley para todos los colegiados y sociedades inscritas en los Colegios, por tanto, su incumplimiento supone falta disciplinaria», recordó finalmente, el doctor Rodríguez Sendín.

Dr. Ricard Gutiérrez: «La calidad del acto médico ha conseguido mantenerse pese a la crisis, pero también ha pasado factura a la salud y bienestar del profesional»

El vicepresidente de la OMC se centró en las repercusiones que ha tenido en la profesión médica la crisis sanitaria, a partir de un análisis de los factores históricos y estructurales de los últimos 28 años de vigencia del actual modelo sanitario sustentado en la Ley General de Sanidad de 1986, actualmente descentralizado en 17 sistemas autonómicos «y con un buen funcionamiento en líneas generales a lo largo de todo este tiempo», desde su punto de vista.

Tal como expuso, la crisis económica arranca en 2008 y acaba por convertirse una crisis global que también afecta plenamente al sector sanitario. Hasta 2012 se mantiene el consenso político en materia sanitaria pero, a partir de esa fecha, se produce una ruptura del mismo con la aparición del R.D.16/2012, que quiebra uno de los principios fundamentales del modelo sanitario como es la universalidad o ciudadanía sanitaria. Con ello se retrocede, de nuevo, hacia un modelo de Seguridad Social en el que no se contempla la universalidad de la asistencia.

La situación en Europa no es muy diferente, según indicó el doctor Gutiérrez, «donde también se asiste a una transformación del modelo del Estado del Bienestar, con una clara reducción de los presupuestos dedicados a Sanidad, independientemente del modelo establecido en cada Estado Miembro».

En opinión del vicepresidente de la OMC, las autoridades sanitarias «deberían ser capaces de priorizar en aquellos aspectos que afectan más a los ciudadanos, como es la Sanidad, la Educación, las pensiones y demás Servicios Sociales».

Desde su punto de vista, uno de los principales problemas que adolece la Sanidad española ha sido la infrafinanciación presupuestaria crónica, a lo largo de todos estos años. Recordó que hasta 2001, los presupuestos eran finalistas, algo a lo que, a su juicio, hay que volver: «a la financiación finalista y realista para conseguir que el sistema vuelva a ser viable y sostenible, que se pueda dejar, más o menos igual para las próximas generaciones».

«Las esperanzas están ahora depositadas -tal como señaló- en un acuerdo histórico firmado el pasado mes de julio entre la profesión médica y el Ministerio de Sanidad y se espera que a partir del mismo se puedan hallar vías de solución en un futuro próximo».

Como remarcó, en otro momento de su intervención, la gran finalidad del sector sanitario público es «cohesionar a la sociedad española. Ofrece protección psicológica a la ciudadanía frente al riesgo de enfermar, al mismo tiempo que redistribuye la renta».

Si bien, según indicó, «la calidad del acto médico ha conseguido mantenerse hasta ahora, sin embargo, ha pasado factura al profesional, traducido en estrés desgaste, incertidumbre, impotencia, etc.  De ahí que las expectativas de los profesionales en estos momentos es la de poder seguir manteniendo la calidad asistencial, de su acto médico, además de no tener que perder más poder adquisitivo y que no tengan que marcharse al extranjero».

Finalizó con la insistencia, en su nombre y en el de la Organización que representa que el pacto por la Sanidad entre las principales fuerzas políticas «se lleve a cabo por el bien del SNS y su mantenimiento, y sobre todo de las futuras generaciones».

Dr. Mingote: «los riesgos psicosociales inherentes a la práctica clínica condicionan la salud y enfermedad del médico»

El psiquiatra y coordinador de la Unidad de Valoración y Orientación del Personal Sanitario Enfermo (UVOPSE) del Programa de Atención Integral al Sanitario Enfermo de la Comunidad Madrid (PAIPSE), el doctor José Carlos Mingote, se refirió a  los riesgos psicosociales inherentes a la práctica clínica (estrés, burn out, violencia, acoso,…) como condicionante junto con otras variables socio-culturales y organizacionales de la salud y la enfermedad del médico. «Los riesgos psicosociales no son invisibles, van con nosotros, se deben evaluar y prever del mismo modo que los físicos o los químicos», indicó el psiquiatra.

Como remarco el doctor Mingote «la bata no protege a los médicos de las enfermedades y mucho menos de las mentales». La actividad de la práctica clínica tiene unos riesgos inherentes a lo que se suman vulnerabilidades individuales como en cualquier otra persona. De hecho, -añadió- «son de los profesionales que padecen mayor riesgo de suicidio, siendo la depresión el principal desencadenante de este riesgo, en el que también pueden influir otros factores como las adicciones».

Sin embargo, como destacó, en base a diferentes estudios, «el médico es un mal enfermo, tiende a la autoprescripción, el estrés les supera en muchas ocasiones, no se suele recurrir a los servicios de prevención, y el autocuidado suele ser pobre. Todo ello eleva el riesgo de suicidio entre la profesión médica», e hizo un especial llamamiento al caso de la mujer médico cuyo riesgo también es significativo.

Y es que, según remarcó el doctor Mingote, «al médico le cuesta mucho pedir ayuda, entre otros motivos, por las consecuencias: pérdida del puesto de trabajo, estigmatización social, resistencia a aceptar el rol de enfermo. Ello conduce a una serie de actuaciones de riesgo como la automedicación, a demorar la petición de ayuda hasta que es demasiado tarde para actuar ante una depresión grave con riesgo de suicidio.

Este problema se ha convertido, a su juicio, en un reto actual muy importante. En este sentido, destacó la labor de la Alianza contra la Depresión en Europa, «una organización de gran ayuda, también en España, no sólo para el diagnóstico precoz y tratamiento no sólo para los ciudadanos sino también para los propios profesionales».

Por su parte, la doctora Leticia García Villaluenga, directora del Instituto Universitario  de Investigación en Mediación y Gestión de conflictos de la Universidad Complutense de Madrid, habló sobre los tipos de conflictos institucionales y de la mediación en las organizaciones sanitarias.

Partió del concepto de conflicto, en el sentido de «situaciones habituales de la convivencia en las que las partes perciben que sus intereses son divergentes, o creen que sus aspiraciones actuales no pueden ser alcanzadas de forma simultánea».

Los conflictos en el ámbito sanitario presentan sus propias especificidades: alto nivel de tensión y de responsabilidad por los valores en juego; interdependencia de servicios (necesidad de trabajar en equipo); estrecha y prolongada relación diaria de personas y grupos con distintas funciones y roles; a lo que se suma la limitación de recursos. Muchas de estas características, comunes con otras  organizaciones

Sin duda, estos conflictos, si son bien gestionados y resueltos, como indicó García Villaluenga «pueden  influir positivamente en el trabajo diario y generar cambios personales y sociales positivos».

Esta experta abordó además las ventajas de  la Mediación como sistema cooperativo de gestión y resolución de conflictos entre los miembros de una organización a través de un proceso no jurisdiccional, voluntario y confidencial.

La mediación, como indicó, posibilita la comunicación entre las partes para que puedan plasmar los intereses comunes en un acuerdo viable y estable que resulte satisfactorio para ambas y atienda  también las necesidades del grupo. Dicho proceso es facilitado por un mediador, que es un tercero imparcial, neutral, capacitado idóneamente y sin ningún poder de decisión

Con respecto a la aplicación de la Medicación en organizaciones como los Centros hospitalarios destacó las similitudes importantes con los de Educación Superior como las Universidades. Por  ello, como explicó, «se pretende extrapolar la metodología de la mediación y la resolución cooperativa de  conflictos implementada en la Universidad Complutense de Madrid, como experiencia pionera  desde el 2004, que viene presentando importantes resultados, al Hospital Universitario Clínico San Carlos, con el que existen analogías notables (Institución pública, Centro en el que  trabajan profesores y alumnos que investigan, personal de administración, destinatarios del  servicio altamente sensibilizados con el ejercicio de sus derechos…)».

La moderadora del simposio, la doctora Dolores Crespo, coordinadora del PAIME del Colegio de Medicos de Madrid y miembro del Comité Técnico Nacional del PAIME, incidió en «la poca atención que los médicos dan a los riesgos psicosociales inherentes a la profesión».

No obstante, los Colegios de Médicos, recordó, están muy comprometidos con la salud mental de los profesionales, «sobre lo que llevan trabajando desde hace más de 15 años con la puesta en marcha del Programa de Atención Integral del Médico Enfermo (PAIME), con dos objetivos fundamentalmente: procurar el bienestar del médico, y por otra parte evitar riesgos para la población».

El reto está ahora, según remarcó, «en cómo actuar en aquellos riesgos de tipo psicosocial que han ido influyendo e incidiendo en la salud mental del médico».

 

 


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