El presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Baleares, Dr. Pérez Artigues, reflexiona en este artículo sobre el conocimiento del Código Deontológico entre la profesión médica. Desde su punto de vista, resulta necesario llegar desde los órganos deontológicos a aquellos colegiados que están en el ecuador de su vida profesional, que se dedican a tratar a diario con los pacientes.
El presidente de la Comisión de Deontología del Colegio de Médicos de Baleares, Dr. Pérez Artigues, reflexiona en este artículo sobre el conocimiento del Código Deontológico entre la profesión médica. Desde su punto de vista, resulta necesario llegar desde los órganos deontológicos a aquellos colegiados que están en el ecuador de su vida profesional, que se dedican a tratar a diario con los pacientes.
«¿Conocemos los médicos nuestro Código Deontológico?»
Dr. Juan A. Pérez Artigues. Presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Baleares
La principal razón de ser de los colegios de médicos y de la Organización Médica Colegial (OMC) es la de velar por el cumplimiento de las normas éticas y deontológicas en el ejercicio de la profesión.
La deontología, que etimológicamente significa ciencia o tratado sobre los deberes, hace referencia al conjunto de principios y reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los profesionales en el desempeño de su actividad. Por dicho motivo, suele ser el propio colectivo profesional el que determina dichas normas, y a su vez se encarga de recogerlas por escrito en sus códigos deontológicos.
Los códigos deontológicos médicos nacieron con los colegios, no antes. En España se constituyen como tales los colegios de médicos a finales del siglo XIX (según Real Orden de 2 de abril de 1898) y los códigos de deontología surgen después por iniciativa de aquéllos1.
En palabras del profesor Gonzalo Herranz, las reacciones mostradas por los médicos ante el Código de Ética y Deontología Médica (CEDM) hasta el momento han sido muy variadas: desde la lectura interesada y atenta, las menos, hasta la ignorancia benigna de quien sólo se guía por su «olfato moral»; desde el notable escepticismo hacia la ética y la deontología en general, con tintes de subjetivismo moral, hasta el rechazo visceral por razones ideológicas o de libertad frente al corporativismo2.
En estos momentos los profesionales contamos con el CEDM (aprobado en julio de 2011 por la Asamblea General de la OMC) que da respuesta a las cuestiones bioéticas que los médicos nos planteamos con cada vez más frecuencia en nuestros actos médicos debido a los grandes avances tecnológicos sanitarios y a los profundos cambios sociales y culturales producidos en la población desde finales del pasado siglo. En dicho código, que ha sido fruto del consenso profesional, se han tenido en cuenta las diferentes sensibilidades de los médicos siempre que éstas fueran acordes al nivel de exigencia ético que se le debe pedir al profesional, nivel de exigencia que va más allá que el que la ley demanda.
Si disponemos del Código Deontológico más moderno de las profesiones sanitarias, desde las juntas de los colegios de médicos y comisiones deontológicas deberíamos preguntarnos: ¿qué conocimientos tienen los profesionales médicos sobre el código deontológico?
Desde la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Baleares (COMIB) nos lo preguntamos hace algo más de un año, así que decidimos pasar una encuesta validada con preguntas cerradas a los médicos de un sector sanitario público del Área de Mallorca. De los 542 médicos de dicha población contestaron la encuesta un 61%, lo cual nos permite señalar que obtuvimos un índice de respuesta muy elevado.
El optimismo inicial por el número elevado de compañeros que tuvieron a bien cumplimentar el cuestionario no se correspondió con el análisis posterior de las respuestas del cuestionario: de los que respondieron el cuestionario, ¡sólo un 18 % afirmaron conocer el Código Deontológico!,
Analizando con más profundidad los datos obtenidos, vimos que los residentes (MIR) manifestaban conocer el código en un 25% frente a un 16% de los no residentes. De hecho el ser residente resultó ser estadísticamente significativo con el conocimiento del código deontológico, como resultó que el tener un «cargo de responsabilidad» en la organización sanitaria también mostraba significación estadística con el conocimiento del CEDM. Habíamos definido como «cargo de responsabilidad»: jefe de servicio hospitalario, coordinador de centro de salud, tutor docente de MIR, pertenecer al Comité de ética de investigación (CEI) o pertenecer a un Comité de ética Asistencial (CEA).
Estos últimos hallazgos son más esperanzadores si pensamos que este grupo de profesionales jóvenes (residentes) incorporará los preceptos deontológicos del código a lo largo de su futura vida profesional. En los casos de los médicos con algún cargo de responsabilidad, también es importante tener en cuenta que probablemente hayan considerado que la dimensión ética profesional va más allá de la estricta relación médico-paciente y que el código abarca otras cuestiones como la relación de médicos entre sí, la calidad, la gestión, la docencia e investigación.
Sin embargo, creemos que nos falta llegar a aquellos colegiados que están en el ecuador de su vida profesional, que se dedican a ver pacientes diariamente (a veces muchos o demasiados pacientes cada día) y que no desempeñan ningún cargo de responsabilidad. A este grupo de profesionales deberían ir dirigidos nuestros esfuerzos de formación en ética médica. De hecho, desde la Comisión Deontológica del Colegio de Baleares hemos ido impartiendo en los últimos años algunas sesiones clínicas sobre dicha materia en centros de salud y hospitales de nuestra comunidad autónoma, al margen de las distintas actividades formativas que se han desarrollado en el COMIB.
No puedo terminar sin reconocer también los esfuerzos en esta materia de la propia OMC y de su Comisión Central Deontológica en los últimos años con la publicación y aprobación del CEDM de 2011, el libro «Manual de Ética y Deontología Médica» en 2012 (explicativo de los distintos artículos del código), «El buen quehacer del médico» y «El Manual de estilo para médicos y estudiantes de Medicina sobre el buen uso de Redes Sociales» en 2014. Documentos y textos que han venido acompañados de diferentes actividades formativas, como el curso que se ha iniciado recientemente de «Introducción a la ética y deontología médica» organizado por la Fundación para la Formación de la OMC y coordinador por miembros de la Comisión Central Deontológica.
Mi recomendación para todos los colegiados en general es empezar por la lectura pausada y reflexiva, si no lo han hecho ya, del CEDM vigente en la actualidad desde el año 2011 (Guía de ética médica). Para los compañeros que están en comisiones deontológicas y no tengan formación específica, además de conocer y leer los textos señalados, les recomiendo el mencionado curso de introducción a la ética médica, para luego seguir profundizando en la materia.
Siendo la deontología profesional uno de los pilares básicos de la asistencia sanitaria, entre todos debemos conseguir que sus preceptos sean tenidos en cuenta en todos los actos médicos que realizan los colegiados de nuestro país.
Referencias:
1. De los Reyes López M, Pérez Gómez JM, García Olmos P, Borrell Carrió F y Gracia Guillén D. Relaciones entre profesionales sanitarios. Med Clin (Barc) 2001; 117:339-350.
2. Herranz G. El Código de Ética y Deontología Médica. En: Plan de formación en responsabilidad legal profesional. Unidad didáctica nº 6. Madrid: Asociación Española de Derecho Sanitario, 2000
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