El que fuera secretario general de la CESM, Dr. Patricio Martínez, se encuentra inmerso en un ambicioso proyecto que tiene como objetivo que la relación médico-paciente sea reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La idea, como cuenta en esta entrevista concedida a "MedicosyPacientes" se la inspiró el recordado Dr. Albert Jovell, y bajo el convencimiento de que hay que hacer algo para poner freno a lo que de forma sutil están haciendo políticos y gestores: "sustituir la relación médico-paciente, por la de médico-cliente"
Dr. Patricio Martínez: “De forma sutil, políticos y gestores han transformado la relación médico-paciente”
-Ha proyectado que la relación médico-paciente llegue a ser considerada por la UNESCO como ‘Bien Inmaterial de la Humanidad’, ¿cómo surge la idea?
-Hacia el año 2010, hablando del Contrato Social con el Dr. Albert Jovell, señalando la importancia del acto médico y como centro del mismo sobresale la relación médico-paciente.Al mismo tiempo, Beatriz Ogando y Enrique Gavilán se unen a la idea.Sin embargo, en un principio se borró de la agenda por las manifestaciones para defendernos del Plan Bolonia.
-¿Con qué definición de relación médico-paciente se queda?
-La relación médico-paciente es una relación interpersonal, con connotaciones éticas, profesionales, humanitarias, sociológicas, filosóficas y temporales.
– Una vez fuera reconocida por la UNESCO como “Bien Inmaterial de la Humanidad”, ¿qué cambios se producirían en dicha relación?
-Una vez aprobada, todos los Estados pertenecientes a la UNESCO tendrían la obligación de su defensa.
-¿Realmente, está en peligro, en la actualidad, la relación médico-paciente?
-A partir del último tercio del siglo XX y hasta nuestros días se están produciendo las innovaciones más importantes y trascendentales de esta relación. De forma sutil, políticos y gestores han ido modificando esta relación, intentando un cambio en la misma, modificando el leguaje, pasando del término “paciente” al “enfermo”, de “enfermo” a usuario, y de “usuario” a “cliente”. Así, la relación médico paciente se convierte en “relación médico cliente”. Es una relación simplemente comercial.
-¿Podría identificar sus principales riesgos?
-Escaso tiempo asistencial, la innovación tecnológica y nuevas tecnologías, la burocratización del consentimiento informado y el abuso de la revolución informática introduciendo la telemedicina, es, en definitiva, la consulta sin presencia del paciente.
-¿Qué pasos se están dando para que su propuesta sea realidad? Hay límite de tiempo para su demanda?
-LLevamos cerca de un año concienciando a las organizaciones médicas para que desde el Foro de la Profesión Médica se asuma la defensa y presentación a la UNESCO. No hay límite de tiempo pero es importante no dormirnos en los laureles.
¿Tiene el apoyo del conjunto de la profesión médica? ¿Y de las Administraciones?
-El apoyo de la profesión es total. En estos momentos, estamos procediendo a formar el primer círculo de trabajo, compuesto por un miembro nombrado por cada una de las instituciones que conforman el Foro de la Profesión Médica. Respecto a las Administraciones, ni se ha presentado ni se ha pedido ayuda. No ha llegado todavía el momento.
-¿Tiene previsto recurrir a organizaciones internacionales?
-Se han dado también algunos pasos en este sentido, pero nada más. El reconocimiento de que la relación médico-paciente es patrimonio de la humanidad no solo incumbe a los médicos europeos, sino también a la Confederación Médica Latinoamericana.
-Defiende que tanto la relación médico-paciente al igual que la calidad asistencial son “innegociables” ¿Lo saben los políticos-gestores?
-Sí saben que son innegociables por eso tan sibilinamente pretenden modificarla por una relación médico-cliente, con el deseo de comercializar esta relación y menoscabar la autoridad clínica que posee el médico.
-¿Considera mejorable la relación médico-paciente en el día a día de las consultas?
-Todos los días se puede y se debe mejorar esta relación médico-paciente, porque ella, en sí misma, aporta una riqueza terapéutica indiscutible. A veces la joya más preciada la tenemos tan guardada, tan escondida que se nos olvida como es, es la relación médico paciente, acto propio de nuestra profesión de médico.