El médico debe estar abierto a encontrar vías de comunicación “on line” sin que ello afecte negativamente a la relación médico-paciente, según defiende el secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC, el Dr. Mariano Casado, en este artículo dedicado a la ética en el uso de nuevas tecnologías de la información
Madrid, 13 de mayo 2015 (medicosypacientes.com)
“Ética y legalidad en el uso de tecnologías de la información”
Dr. Mariano Casado, secretario de la Comisión Central de Deontología de la OMC. Artículo publicado en Diario Médico
A raíz de algunas noticias aparecidas en los medios hace algunos días relacionadas con el uso de las tecnologías de la información, me planteé preguntarle a los alumnos de mi facultad de Medicina su parecer sobre su aplicación en el quehacer diario del médico (historia clínica informatizada, recetas electrónicas, recetas on line, consultas por internet, telemedicina…).
Sin tener experiencia práctica de la cuestión, los estudiantes exponían abiertamente algunos problemas y dilemas legales y éticos que se pueden plantear con el uso de estas tecnologías. Entre ellas señalaban cuestiones que se podrían ver afectadas: la relación del médico con su paciente, la calidad de la atención médica, el derecho a la confidencialidad, el consentimiento informado, responsabilidad médica, competencia del médico…
“El médico debe estar abierto a encontrar vías de comunicación tipo on line, pero sin que afecte negativamente a la relación personal médico-paciente”
Desde una óptica más práctica, los estudiantes, que por algo son de Medicina, tienen razón y captan perfectamente los problemas éticos y legales que pueden conllevar la aplicación sin límites de estas tecnologías, muy útiles, sin duda alguna, pero también algo resbaladizas en cuanto a lo que debe ser la esencia de la relación médico-paciente.
No podemos olvidar que los principios básicos de la ética médica y cómo se aplican a la práctica de la Medicina están bien definidos y hasta delimitados. Sin embargo, el contexto de su aplicación ha cambiado en los últimos tiempos con cierta rapidez, lo que conlleva que a la hora de aplicar las normas éticas y deontológicas se debiera ser más concreto e incluso formal.
“Solamente se deben utilizar este tipo de tecnologías cuando se pueda garantizar el secreto y la seguridad del paciente”
En este sentido la aplicación en la Medicina de las nuevas tecnologías ha generado nuevos dilemas. Por ello su desarrollo hace necesaria la aplicación de un determinado y diligente control de calidad, ya que, si bien los principios éticos básicos no se han modificado, los contextos en los que se aplican actualmente justifican un examen y valoración pormenorizada, pues los dilemas éticos son más probables que aparezcan cuando la práctica médica se basa en teorías o fundamentos insuficientemente probados o, aún peor, cuando son prácticamente imposibles de demostrar por su falta de claridad.
La mayoría de técnicas informáticas existentes están enfocadas principalmente a los aspectos tecnológicos, clínicos y económicos. Sin embargo, los aspectos éticos y legales aplicables a su práctica han sido insuficientemente desarrollados.
En ocasiones se defienden prácticas mediante la utilización de estos métodos, en las que no se tienen claros determinados aspectos acerca de cómo los médicos que se ven involucrados en el proceso diagnóstico y terapéutico, que pueden tener un concepto profesional, jurídica y éticamente, válido para tomar decisiones sin que medie la presencia física del paciente. De ahí que, a veces, se planteen cuestiones éticas donde los pacientes no quieren participar de estos medios, porque no existen reglas que regulen la transferencia, confidencialidad y el tratamiento a que se pueden someter sus datos de salud.
Pero también es cierto que, al igual que ocurre en la sociedad, el médico debe estar más abierto a encontrar vías de comunicación tipo on line, pero esto no puede afectar negativamente a la relación personal médico-paciente, que se basa en el respeto mutuo, la independencia del juicio del médico, la autonomía del paciente y el secreto profesional. Resulta esencial que el médico y el paciente se puedan identificar mutuamente con total garantías de seguridad cuando se hace uso de este tipo de tecnologías.
Por tanto, no vale la negativa ni el rechazo rotundo, pero sí es preciso tener presente una serie de consideraciones:
1.- Solamente se deben utilizar este tipo de tecnologías cuando se pueda garantizar el secreto y la seguridad del paciente.
2.- El secreto médico debe quedar garantizado con este tipo de prácticas y los datos solamente podrán facilitarse a otro médico a petición o con el consentimiento del paciente.
3.- Cuando un médico sopese la posibilidad de utilizar los medios informáticos para su práctica clínica, debe medir los beneficios y los riesgos. Se debe llegar a un acuerdo mutuo acerca de qué cuestiones se deben y se pueden tratar por estos medios. La información que se aporte al paciente, por parte del médico, para la aplicación de estas técnicas debe figurar por escrito.
4.- El servidor que se utilice para poner en funcionamiento estos métodos debe estar protegido en un lugar seguro y con el establecimiento de un control exhaustivo de las personas que pueden tener acceso a él.
5.- Para garantizar una correcta identificación, el médico debe tener certeza de que solamente el paciente pueda acceder a la indicada plataforma.
6.- El médico que utilice estos medios debe responsabilizarse tanto del tratamiento como de otras decisiones que se pudieran tomar sobre el paciente.
7.- La ética de la profesión médica debe respetarse en todo momento.
8.- Las normas de confidencialidad y seguridad son de aplicación general y específica para este tipo de métodos.
9.-El médico debe tener garantizada su responsabilidad civil, mediante el oportuno seguro de que cubra los daños que pudiera ocasionar al paciente, al igual que en otro tipo de práctica médica.