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Dr. Landa García: «Osteopatía»

El Dr. José Ignacio Landa reflexiona en este artículo sobre la situación actual de la terapia denominada "osteopatía" que, desde su punto de vista, en España se ha convertido en un problema emergente, ante la proliferación de centros dedicados a esta técnica y a la inexistencia de titulación de osteópata reconocida oficialmente mientras fluye una variedad de títulos no contrastados y de diferentes procedencias

Dr. José Ignacio Landa García, cirujano general y del Aparato Digestivo y miembro del Consejo Asesor del CGCOM

 
La Osteopatía está de actualidad y se está introduciendo progresivamente en nuestro país. Esperable, ya que el “dolor de espalda” tiene una alta prevalencia en la población adulta, siendo el trastorno ocupacional más común a nivel mundial; alrededor de las dos terceras partes de las personas adultas sufren de dolor de espalda alguna vez, ocupando esta dolencia el segundo lugar por frecuencia en las consultas de los médicos de atención primaria (después de las enfermedades de las vías respiratorias). 
 
En el barómetro del CIS de febrero (CIS nº 3205), cuando se preguntó a los encuestados sobre sus problemas de salud en los últimos 12 meses, los tres problemas de salud más frecuentes fueron: en un el 33,5% el dolor de espalda o de cuello, en un 22,1% el dolor muscular o de articulaciones en manos o brazos y en 23% dolor muscular o de articulaciones en pies o piernas.
 
El Diccionario de la Lengua Española (DRAE) define el término “osteopatía” como “enfermedad ósea”, pero si se consulta el diccionario de Google (que es lo que suele hacer mucha  gente) se encuentra otra definición además de la del DRAE: “Método de tratamiento de las enfermedades que se basa en los masajes y la manipulación de las articulaciones; se fundamenta en la teoría de que el cuerpo es capaz de elaborar sus propios remedios contra las enfermedades y acepta el método terapéutico y de diagnóstico de la medicina científica”. Se considera al médico norteamericano Andrew Taylor Still, como el iniciador de la osteopatía en 1874, aunque hasta nuestros días sus teorías y enseñanzas han ido teniendo  modificaciones y diferentes interpretaciones, dependiendo de los países donde se ejerce y se enseña.
 
En EEUU, país pionero, la Osteopatía y los médicos que la practican son bien aceptados en la sociedad; hay más de 130.000 médicos osteópatas. Se accede a esta especialidad médica por el sistema de residencia, después de haber cursado los preceptivos cuatro años de medicina. Así, son médicos titulados los que ejercen esta práctica y se denominan DO (Doctor of Osteopathic Medicine) a diferencia de los MD (Medical Doctor), por lo que pueden diagnosticar y prescribir medicamentos, además de utilizar todos los medios de diagnóstico y tratamientos que existen en la medicina actual. Su diferencia con los MD es el entrenamiento especifico en la manipulación y manejo del sistema musculo esquelético (Medicina manipulativa osteopática). 
 
Los principios de la Osteopatía, tal como se enseña en EEUU son de forma muy general cuatro: una persona es una unidad de cuerpo, mente y espíritu; el cuerpo es capaz de autorregulación, autocuración y mantenimiento de la salud; la estructura y la función están recíprocamente interrelacionadas; el tratamiento racional se basa en la comprensión de estos tres principios. Nada que objetar. 
 
El problema y la confusión surgen fuera de EEUU con la práctica de la Osteopatía. De entrada,  no suele exigirse una formación médica para acceder a un título de osteópata (si algunos conocimientos de medicina) y sus practicantes no son médicos habitualmente. Existen múltiples y diferentes programas de formación con titulaciones y capacitaciones también diferentes. Quizás Francia, donde su práctica también es frecuente, es el país más representativo de esa diferente formación. Desde el año 2015 se han unificado sus estudios que son privados (8.000-9.000 euros por año) en más de 70 escuelas existentes (aprobadas por el Ministerio de la Salud). Cinco años y 4.860 horas para obtener un diploma de capacitación (no universitario). Para acceder a una de estas escuelas, basta con el Título de Bachiller, si bien los graduados en enfermería, los podólogos, los fisioterapeutas y los médicos tienen algunas exenciones en las asignaturas teóricas de medicina en los primeros años de formación.
 
En España también se suele estudiar en escuelas y centros privados (pagando alrededor de 8.000 euros año), en cuatro o cinco cursos, habitualmente con más de cuatro mil horas lectivas. Pero a diferencia con Francia, estos centros no tienen el reconocimiento ministerial y sus enseñanzas no están unificadas y por tanto son muy variadas,  con años de formación que van desde dos (alguna universidad lo ofrece incluso como máster) a cinco años. Algunas escuelas piden para su entrada el título de Fisioterapeuta, Título de Grado al que se accede mediante una formación universitaria oficialmente reconocida y estructurada, con cuatro cursos de formación teórica y práctica y un trabajo de fin de grado. (Real Decreto 1393/2007, de 29 de octubre, por el que se establece la ordenación de las enseñanzas universitarias oficiales y Orden CIN/2135/2008, de 3 de julio, por la que se establecen los requisitos para la verificación de los títulos universitarios oficiales que habiliten para el ejercicio de la profesión de Fisioterapeuta). Los fisioterapeutas son profesionales sanitarios reconocidos, que curiosamente estudian Osteopatía durante su formación. Actualmente se están planteando el desarrollo de especialidades vía MIR, como la Fisioterapia Cardiorespiratoria, la Neurológica, la del Aparato Locomotor y la Comunitaria. Debe quedar muy claro que un osteópata no es un fisioterapeuta (profesional sanitario). 
 
Hasta aquí podemos comprobar las importantes diferencias que existen en la formación de los osteópatas: En primer lugar,  pueden ser médicos como en EEUU, con todas las acciones que les corresponden por su formación médica (en España no existen prácticamente); en segundo lugar, pueden ser fisioterapeutas con su Título de Grado reconocido, con una formación adicional en Osteopatía (son más habituales en España), pero con  importantes diferencias de formación según el centro donde estudien; y en tercer lugar, pueden haberse formado en esta práctica directamente, sin requisitos previos, como en Francia. Algunos osteópatas, incluso exhiben una titulación obtenida fuera de nuestro país. 
 
Casi todas las escuelas dividen la Osteopatía en tres grandes grupos: la Osteopatía estructural, con técnicas de manipulación del aparato musculo esquelético; la Osteopatía craneal y terapia cráneo sacra, que utiliza técnicas manuales para liberar y facilitar la micro movilidad del cráneo y la relación cráneo sacra a través de las membranas meníngeas y el papel del liquido cefalorraquídeo; y la Osteopatía visceral, que actúa sobre los tejidos que participan en la funciones viscerales para conseguir la normal movilidad de las vísceras eliminando tracciones y adherencias miofasciales y mejorar la función de los órganos.  
 
Los programas docentes no solo incluyen el aparato locomotor, sino también el corazón, el hígado y otros órganos y sistemas importantes del cuerpo humano, con una parte teórica y otra práctica; las indicaciones que describen son numerosas, por lo que pueden tratar muy diferentes patologías que corresponderían en la medicina convencional a diferentes especialistas. Pero aquí  surge un primer problema muy importante que es, quién diagnostica y sienta la indicación de uno de estos tratamientos. ¿Pueden los pacientes acudir directamente a un centro de tratamiento osteópata y ser tratados de alguna patología? 
 
Hay poco que discutir sobre las diferentes patologías del sistema musculo esquelético que tratan los que practican la Osteopatía, aparte de las dudas planteadas en su formación y la ausencia de capacitación para diagnosticar y en consecuencia tratar. Sin lugar a duda, ninguna de esas patologías que describen en sus programas es desconocida y, todas pueden ser tratadas por los médicos especialistas en Medicina Física y Rehabilitación y por los Fisioterapeutas. La originalidad que me llama más la atención de sus programas, se refiere a lo que se conoce como terapia cráneo sacra y terapia visceral (de las escuela francesa principalmente) y sus indicaciones. Dos aspectos de la osteopatía que son discutibles y que se han ido incorporando años después de la original descripción de Taylor Still en el siglo XVIII.
 
La terapia cráneo sacra es relativamente reciente y fue desarrollada por John Upledger en los años setenta. Existen en la literatura médica pocos estudios controlados sobre su eficacia; hay publicadas algunas series con muy escasos pacientes o casos anecdóticos de pacientes que han sufrido traumatismos craneales con conmociones cerebrales (deportistas y militares) y sus resultados no pueden ser extrapolables, ni aceptados por la comunidad científica. En nuestro país, la terapia cráneo sacra, sorprendentemente, puede utilizarse para tratar desde una migraña a un estreñimiento, según los diferentes programas de formación.
 
La terapia visceral es todavía más reciente, fue desarrollada en los años ochenta en Francia por Jean-Pierre Barral y también se enseña en alguna escuela de nuestro país, como el tercer gran apartado de la osteopatía. Sin embargo, no puedo por menos que decir, que no existe ningún libro de texto de gastroenterología en nuestro país (ni de autores reconocidos, ni de sociedades científicas), ni referencia científica contrastada en los diferentes buscadores médicos, sobre las indicaciones y resultados de la terapia visceral. Terapia visceral que puede abordar la hinchazón abdominal, el estreñimiento, las náuseas, el reflujo gastroesofágico, las disfunciones por deglución, el dolor pélvico crónico, la endometriosis, fibromas y quistes, la dismenorrea, la incontinencia de vejiga, la disfunción de próstata, el dolor testicular, los efectos de la menopausia; en niños, el estreñimiento, la gastritis, los vómitos persistentes, el reflujo vesico-ureteral y el  cólico infantil.
 
Los gastroenterólogos conocen bien la dificultad del tratamiento de algunas de estas patologías del aparato digestivo, como la dispepsia (20-40% de la población) o el colon irritable que afirman tratar los osteópatas. No hay un tratamiento uniforme y bien definido para estas patologías funcionales, siendo los tratamientos médicos complejos y con insuficientes éxitos, teniendo incluso a veces que recurrir a tratamientos psicológicos. He aquí una fuente de pacientes para los que se dedican a la osteopatía visceral. El problema es que no conocemos sus resultados, aparte de alguno anecdótico.
 
Aunque no he podido encontrar estudios contrastados de tantas patologías que pueden ser abordables con terapia visceral (realmente de ninguna), creo que mayormente son ineficaces. “Las terapias ineficaces, pueden parecer inofensivas pero, a través de su ineficacia, pueden constituir una amenaza grave para nuestra salud” (Edzard Ernst). Solo deseo, puesto que no hay forma de impedirlo, que ningún enfermo acuda a un centro de Osteopatía a tratarse un problema digestivo, sin haber sido previamente descartado por sus médicos la existencia de una patología grave. 
 
Debe quedar muy claro que los que se anuncian como osteópatas y no son médicos, no pueden diagnosticar, por lo que no pueden ni deben tratar pacientes. En España, no existe ninguna titulación de osteópata reconocida oficialmente y si una variedad de títulos no contrastadas y de diferentes procedencias. También existen una variedad importante en los programas de formación (contenidos y tiempo) de diferentes escuelas, centros e incluso en alguna universidad como ya he comentado, con lo que su práctica y resultados podemos deducir que no serán uniformes. La administración debería ir tomando nota ya de este problema emergente. 
 
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