El Dr. José María Nieto, vocal de medicina privada por cuenta ajena de la OMC, aborda en este artículo para médicos y pacientes la importancia de consumir únicamente los medicamentos que hayan sido prescritos por el médico en beneficio de la propia salud del paciente.
Madrid, 17 de abril de 2015 (medicosypacientes.com)
Los medicamentos son uno o más fármacos, simples o compuestos destinados para su utilización en las personas o en los animales, dotados de propiedades que permitan el mejor efecto de sus componentes con el fin de prevenir, aliviar o mejorar el estado de salud del enfermo, o para modificar estados fisiológicos.
Los medicamentos se administran con el fin de conseguir un objetivo terapéutico evitando los efectos secundarios de los mismos y el tratamiento eficaz requiere conocer las necesidades del paciente y planificar la administración a dosis requeridas para alcanzar el objetivo según el estado clínico del pacinete, la gravedad de la patología y la existencia de otros fármacos y de enfermedades intercurrentes.
Cualquier medicamento puede tener graves efectos secundarios pues si bien se prescriben en razón de sus beneficios, es preciso conocer la historia clínica del paciente de forma muy completa antes de recomendar cualquier medicación.
La propaganda de los beneficios de cualquier medicamento debe llevar anexa la comunicación clara y precisa de las complicaciones a que su empleo puede dar lugar.
Estamos asistiendo estos días a las informaciones sobre el grupo de los Ibuprofenos, cuya dispensación es libre, a petición del usuario, pero que no está informado de los efectos secundarios que hoy dia están llegando al publico a través de los medios informativos.
Recordemos a modo de ejemplo las hemorragias producidas por el uso de acido acetil salicilico ? ASPIRINA- ó las alteraciones vasculares cardiacas producidas por el uso de vasoconstrictores nasales. Y no olvidemos los problemas hepáticos producidos por el uso indebido de Paracetamol, que hoy dia se dispensa alegremente en las oficinas de farmacia y parafarmacias.
Y no quiero continuar exponiendo mas ejemplos porque con los narrados, ya es al menos suficiente para preocuparse cuando se entrega una medicación a petición de un paciente.
Considero casi un atentado a la salud del paciente el suministrarles un medicamento sin preguntarle en que condiciones y como va a usarlo y manifestarle los problemas que pueden aparecer con su uso.
En estos casos, ¿quien es el responsable? Digamos que ¿el paciente por solicitarlo? ¿el profesional sanitario por recetarlo, indicarlo o dispensarlo? O bien no hay responsable ante estos hechos. Bueno sí, podríamos buscar como responsable la empresa que lo fabrica. ¿No parece grotesco?
Y si se producen efectos secundarios ante la prescripción, indicación o dispensación de medicamentos ¿quien o quienes responde de los mismos?
Logicamente ante un efecto secundario, ó no deseado, ante la administración de una medicación, el profesional debe tener conocimientos necesarios para tratar dichos efectos secundarios y para evitarlos debe conocer perfectamente a quien se le prescribe o entrega una medicación.
Solo deben prescribir honradamente quienes conociendo las indicaciones ante el paciente conocen las posibles complicaciones de la prescripción y tienen capacidad para tratarlas
Pensemos en los momentos actuales lo que la prensa diaria expone cada dia con mas fuerza: Solo se puede pilotar un avión quien esta preparado y capacitado para corregir los diversos problemas e incidentes que pueden presentarse durante el vuelo.
Y el tratamiento con medicación de las personas es algo mas; la complejidad del cuerpo humano y la fisiopatología del paciente requiere unos conocimientos que el profesional debe conocer antes del uso de cualquier medicación. Los medicamentos no son herramientas, alimentos, ni juguetes para ponerlos sin mas en manos de quienes no tienen conocimientos sobre estos, ni sobre la patología y fisiopatología de la persona que ha de emplearlos.
El uso adecuado de los medicamentos dirigido por profesionales respetando las normas éticas, deontológicas y profesionales precisas y en el ámbito de un profesionalismo competente, no solo mejora la salud de los pacientes sino de la comunidad en que viven y secundariamente producirá un ahorro tan necesario hoy dia en nuestro sistema sanitario y en la economía de nuestro país.