El Dr. José Manuel Silva es el presidente da Ordem dos Médicos de Portugal, organización anfitriona del Foro Internacional de Entidades Médicas (FIEM). En esta entrevista revela su visión sobre la medicalización de la vida, la industria farmacéutica y los problemas de salud fruto del cambio climático
El Foro Iberoamericano de Entidades Médicas celebra en Coímbra su Reunión anual. ¿Cuáles son los objetivos que se han marcado la Ordem dos Médicos de Portugal como anfitrión de este IX encuentro?
Esta reunión se ha hecho en Coímbra porque es mi último año como presidente de la Ordem dos Médicos, tras 6 años de mandato. Por eso, habíamos acordado recibir a nuestros compañeros aquí en Coímbra.
La importancia de esta reunión son los temas: Existen muchas afinidades entre los distintos países de las organizaciones médicas latinoamericanas y nuestra práctica médica: tenemos problemas comunes y, por tanto, entendemos que sería beneficioso para nuestra práctica y nuestros pacientes discutir y consensuar declaraciones y principios comunes para el ejercicio de la medicina. También para la relación de los médicos con la sociedad, con la industria farmacéutica, con los gobiernos… Siempre teniendo como objetivo prestar los mejores cuidados a los pacientes.
¿Qué han avanzado las entidades médicas del Foro Iberoamericano desde el último encuentro celebrado en Galicia?
En cada una de estas reuniones siempre sale a flote nuestra dedicación y empeño en las buenas prácticas médicas. Hemos elaborado un Código de Ética común a los países latinoamericanos. Es muy importante porque no hay buena práctica médica sin ética.
La medicalización de la vida y los Tratados de Libre Comercio son algunos de los temas que más importantes nos parecen, porque pueden condicionar la independencia de la práctica médica, la libertad del ejercicio de la medicina y la accesibilidad de la innovación terapéutica. Sin embargo, y a pesar de su importancia, la población, por lo general, no tiene conciencia sobre estos aspectos. No conoce qué se está discutiendo.
Estamos convencidos que una posición común de las organizaciones médicas tiene una fuerza considerable y podría llegar a tener impacto político, influenciando las decisiones y defendiendo a los pacientes.
En este encuentro hay temas que se repiten. Uno de ellos, la medicalización de la vida y la política del medicamento que abre este año el FIEM con usted como ponente. ¿Qué se puede hacer y que están haciendo las órdenes médicas para conseguir que exista una política de uso racional del medicamento?
Como dice el Dr. Juan José Rodríguez Sendín, Presidente de la OMC de España, nuestro poder radica en la palabra. Es el poder de la influencia, de hablar con las personas, de incidir en la opinión pública, y de ese modo condicionar las decisiones políticas.
El acceso a los nuevos medicamentos, como por ejemplo de los fármacos contra la Hepatitis C ha evidenciado, en el último año, el problema de acceso a los nuevos medicamentos. ¿Cuál es la situación en Portugal?
Al igual que España, el Gobierno de Portugal ha negociado con la industria farmacéutica y ha conseguido reducir los precios, pero la medicación sigue siendo muy cara. Esto se debe a que la industria farmacéutica quiere incorporar en el precio todos los beneficios que aporta, la cura de la Hepatitis C, a salud: no solo por el hecho de salvar vidas, sino porque reducen costes al Sistema Nacional de Salud porque dejan de ser pacientes crónicos.
Esto supone un ahorro importante ya que los pacientes crónicos están continuamente consumiendo recursos, muchos de ellos necesitarán un trasplante de hígado que tiene un coste elevado. A continuación, requerirán una terapia inmunodepresora. A pesar de eso, la industria farmacéutica no debe incorporar estos beneficios en el precio del medicamento. Sería insostenible para los sistemas de salud de los países. Por eso, nosotros defendemos una política común multinacional para hacer frente a la industria farmacéutica, con el fin de intentar equilibrar los precios.
Lo mismo sucede con la Oncología: las terapias son cada vez más eficaces, más dirigidas y cada vez más caras. A veces se presentan innovaciones terapéuticas que no añaden esperanza de vida.
Todo esto tiene que ser discutido de una forma transparente, que involucre a los pacientes, médicos, entidades reguladoras, gobiernos, institutos de los medicamentos, industria farmacéutica… todos tienen que llegar a un acuerdo que sea sostenible.
Se identifica cada envase de un producto alimenticio o de ropa, pero no se aplica la misma filosofía a los medicamentos. ¿Qué intereses impiden la trazabilidad de cada envase?
El poder de la industria farmacéutica. Cuando surge un nuevo fármaco, los pacientes que están preocupados por sus dolencias y su vida, están dispuestos a todo para conseguir la cura a su patología. La diferencia es la vida o la muerte. Esta situación privilegia a la industria farmacéutica que, en ocasiones, exagera el beneficio creando dificultades y desigualdades terapéuticas. Y no será posible tratar a todos los pacientes de la misma manera, si la medicación o la intervención es demasiado cara.
Los médicos llevan dos años dando la voz de alarma sobre las consecuencias en la atención sanitaria de los tratados de libre comercio entre EEUU y Europa. ¿Por qué es un tema que no está en la agenda pública?
Este tipo de temas no se discuten en la comunicación social ni en la opinión pública. Hay medidas secretas que son extraordinariamente negativas y perjudiciales para Europa. De hecho, este tratado afectaría gravemente la salud europea, aplicando a Europa las mismas reglas que en EEUU, donde tienen el sistema de salud más caro del mundo. Es profundamente desigual. Una persona puede morir sin asistencia si no tiene recursos para tratar sus patologías. Esto es impensable en un continente como Europa, con un pasado democrático y de solidaridad social.
Verdaderamente el poder del dinero está sobre la capacidad de decisión de los gobiernos democráticamente electos. Es insostenible. Por eso las negociaciones del Tratado de Libre Comercio son tan secretas: si la opinión publica fuera consciente de lo que está siendo preparado, serían imposibles de aceptar.
De esta manera, las organizaciones de la sociedad tienen un papel muy importante trasladando el conocimiento de estos problemas a la opinión pública. Así, lograrían ejercer presión sobre el Parlamento y la Comisión Europea para evitar que se acepte este tratado: El capitalismo lograría un poder más efectivo y jurídico que los gobiernos, democráticamente electos, de nuestros países.
Hemos vivido un año de pérdida de derechos humanos en Europa. El problema de los refugiados, aún pendiente de resolver, es una evidencia clara. ¿Cuál es su opinión?
La situación de los refugiados me parece muy perturbadora, como ciudadano y como médico. No hay una actitud solidaria en Europa, un continente que ha tenido muchos problemas en su historia: guerras, migraciones, hambre, muerte… Por eso, deberíamos de tener la capacidad de comprender las situaciones que están viviendo personas inocentes que se ven en medio de una guerra que no les dice nada. Una guerra fruto de la política internacional de Europa y EEUU, que ha desestabilizado por completo la región del medio oriente.
Nosotros tenemos responsabilidades en las migraciones actuales y la obligación humana de acoger y prestar la asistencia mínima a los refugiados. Europa debe empeñarse en ayudarlos. La Ordem dos Médicos de Portugal ha habilitado uno de sus apartamentos para recibir una familia de refugiados, asumiendo todos los gastos de la integración de la familia. Lamentablemente, hasta ahora no hemos recibido a nadie. No entendemos qué está sucediendo. Queremos dar ejemplo a la sociedad.
Con los recortes de estos años de crisis, ¿pueden mantenerse los sistemas nacionales de salud universales, solidarios y sostenibles tal y como han venido funcionando en Europa?
Los recortes en la salud han tenido consecuencias muy graves: Como porcentaje del PIB, el gasto sanitario en Portugal es solo del 6%, un dato que está por debajo de la media de los países europeos de la OCDE (6,5%). Es claramente insuficiente para mantener una buena calidad y accesibilidad a los cuidados de salud.
Así, los portugueses están pagando, de su propio bolsillo, cada vez más servicios de salud porque no hay dinero para contratar médicos, enfermeros y otros técnicos de salud. Tampoco para renovar las tecnologías y las instalaciones.
Después de varios años trabajando en una Carta de Ética Médica del FIEM, ¿Cuándo estará terminada?
Está aprobada, pero nunca va a estar verdaderamente terminada porque estamos continuamente ampliándola. La ética también evoluciona con las tecnologías, el conocimiento científico, la propia sociedad… por eso, siempre hay que adaptar la Carta de Ética Médica a la realidad actual. Está siempre abierta y nos une a todos. Está viva.
Respecto a la violencia de género, en la pasada edición del FIEM, las órdenes médicas se comprometieron en la formación de los médicos para mejorar las competencias necesarias para la toma de medidas preventivas y correctoras, así como al establecimiento de un Observatorio de Violencia de Género para su denuncia y registro. ¿En qué punto está este compromiso?
Todos estamos tomando conciencia de los problemas de la violencia de género. De hecho, nosotros, en Portugal, hemos adaptado nuestro código deontológico para que el facultativo pueda denunciar una situación de violencia de género sin romper la cláusula del secreto médico.
Defendemos que la vida es un bien mayor que el secreto médico en sí mismo. Es una contribución importante, por nuestra parte, para combatir la violencia de género y para prevenir que las situaciones empeoren.
Además, desde hace un tiempo, en Portugal la violencia de género es un crimen público. Cualquier persona que tenga conocimiento de un caso de violencia de género puede denunciarlo a la policía que intervengan.
¿Cuál es el mensaje que trasladaría a los médicos jóvenes ante la realidad laboral de desempleo y precariedad?
Existe precariedad porque estamos formando más médicos que los que demanda el país. Esta situación está creando inestabilidad: los salarios han sufrido recortes, muchos de nuestros médicos han emigrado, incluso para hacer la especialidad en países de Europa como Suiza, Alemania O Reino Unido porque hay más candidatos que plazas en Portugal para hacer la residencia. Por tanto, el desempleo de la clase médico en Portugal va a ser una realidad, excepto que sea compensado con la emigración.
¿Se han cumplido sus expectativas con el FEIM?
Si. Fueron conseguidos todos los objetivos del FIEM. Además, en todas las mesas hemos hecho y aprobado una declaración. Me gusta especialmente la correspondiente al cambio climático porque los médicos ya estamos siendo conscientes de los problemas de salud causados por las alteraciones climáticas. Hay una realidad ecológica y tenemos que transmitir a la opinión pública nuestra visión sobre estas cuestiones.
