jueves, mayo 2, 2024

Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España

InicioOpiniónDr. José Manuel Silva: "La Ordem dos Médicos y el glifosato"

Dr. José Manuel Silva: «La Ordem dos Médicos y el glifosato»

Una de las muchas novedades del Estatuto de la Ordem dos Médicos de Portugal es la creación del Consejo Consultivo Nacional de Ecología y Promoción de la Salud, según explica su presidente, el Dr. José Manuel Silva en este editorial publicado en la publicación oficial de la Ordem. Y es que el futuro de la vida en la Tierra, está en juego como advierte  el Dr. Silva en su escrito en el que alerta sobre el riesgo del glifosato, un herbicida usado de forma sistemática y generalizada en la agricultura y en las ciudades, y el más utilizado en Portugal

No se trata de un juego…, ya que  «Hasta el Papa Francisco ha otorgado un énfasis especial a las cuestiones ecológicas y a la gravedad del calentamiento global».

 
Sabiendo que la Tierra perdió 30% de su vida salvaje en los últimos 100 años y otro 50% puede extinguirse antes del final del siglo, sabiendo que el año 2015 fue uno de los más calientes desde que se tienen registros, y que con la tasa actual de consumo del Planeta serán necesarios 1,5 planetas Tierra para sustentarlo (pero harán falta 4 planetas para sustentar el consumo norteamericano y 2,5 para el consumo británico), la Orden de los Médicos no podría seguir ignorando y no interferir en las cuestiones del medio ambiente y en sus múltiples y serias repercusiones sobre la Salud y la Vida. Son nuevos caminos que se abren para la intervención de los médicos en la sociedad, dentro de un concepto de ciudadanía que reforzará el prestigio de la Orden y la capacidad de defensa de los médicos, de los enfermos y de la salud.
 
Efectivamente, la sostenibilidad del planeta Tierra y las enfermedades relacionadas con el medio ambiente son el gran desafío vital y ético de la humanidad y de la medicina. Podríamos enumerar muchos ejemplos. Uno de los tantos posibles es el glifosato, conocido como Roundup – uno de sus nombres comerciales. Un herbicida usado de forma sistemática y generalizada en la agricultura y en las ciudades, y el más utilizado en Portugal.
 
Al contrario de lo que prometían los defensores de los cereales transgénicos (GMO), el uso del glifosato aumentó 250 veces en los Estados Unidos y 10 veces a nivel global. En la última década, la aplicación de glifosato en Portugal aumentó aproximadamente un 50%, con 1.400 toneladas utilizadas solamente en 2010. En total, en el mundo, se consumen más de 130 millones de toneladas al año. El resultado es que ya es posible detectar el glifosato en análisis de rutina en los alimentos, el aire, el agua de lluvia y de los ríos, la orina, la sangre e inclusive la leche materna y en las toallas higiénicas de las mujeres. 
 
Un estudio reciente, promovido por una asociación ambientalista, mostró que la concentración del glifosato en la orina de los portugueses se encuentra entre las más elevadas del mundo. En una forma sorprendente (¿corrupta?), de anteriores Ministerios de Agricultura del Gobierno portugués, violando la ley y la protección de los portugueses, excluyeron el glifosato de los análisis de control en Portugal.
 
¿Cómo es posible un nivel tan elevado de un herbicida tóxico en nuestro cuerpo? ¿Será el agua que bebemos? ¿Las raciones animales, con cereales transgénicos, y la carne que comemos? ¿Los alimentos? ¿Y cuáles? ¿El contacto directo y la inhalación en los jardines y los parques? Es urgente y obligatorio que el Gobierno lleve a cabo análisis sistemáticos. ¡No hay excusas!
 
La presencia del glifosato está tan generalizada que los límites legales han sido artificialmente «aliviados», sin evidencia de que fuesen seguros, simplemente para permitir que el glifosato pudiese continuar a ser usado en dosis crecientes, con serios riesgos potenciales y acumulativos para la salud humana. 
 
En la Unión Europea, en 1999, el límite máximo admisible para el glifosato en la soja aumentó doscientas veces (de 0,1 a 20 mg/kg) y, en 2013, el gobierno americano también extendió la tolerancia a decenas de alimentos. Otros países, e inclusive el Codex Alimentarius, han hecho lo mismo. No debemos olvidar que los productos y las semillas de plantas transgénicas desarrolladas para resistir al glifosato pueden transportar mayores concentraciones de este tóxico, que es usado más libremente en estas circunstancias para matar las plantas ‘dañinas’, que mientras tanto van desarrollando resistencias, obligando al uso de dosis más elevadas y mezclas más tóxicas de herbicidas…
 
Artículos recientes demuestran la asociación epidemiológica y la plausibilidad biológica de la molécula glifosato como factor potencialmente en la génesis del aumento de la incidencia de la enfermedad celíaca, infertilidad, malformaciones congénitas, enfermedades renales, autismo y otras patologías (Interdiscip Toxicol, 2013; 6 (4): 159-84 // Int J Environ Res Public Health, 2014; 11: 2125-147  // Surg Neurol Int, 2015; 6: 45). La mortalidad por intoxicación aguda varía entre 3,2 y 29,3%, esencialmente por enfermedad pulmonar y/o renal. Los diferentes mecanismos patológicos de acción del glifosato son bien conocidos, y van de las alteraciones de la flora intestinal a la disrupción del citocromo P450, deficiencias vitamínicas, quelación de metales, deficiencia en molibdeno y selenio, etc..
 
La deficiencia humana de vitamina D alcanza proporciones epidémicas en el mundo (Surg Neurol Int. 2015; 6: 45), hecho que puede estar asociado a osteoporosis, fracturas y otras enfermedades. Siendo la exposición solar la mayor fuente de transmisión de la vitamina D, se sospecha que el efecto inhibitorio del glifosato sobre las enzimas del citocromo P450 pueda ser corresponsable por esta deficiencia epidémica de vitamina D, al reducir su activación en el hígado en 25-OH vitamina D.
 
A pesar de ser un país soleado, la deficiencia de vitamina D en Portugal parece ser elevada (Acta Med Port, 2015; 28: 726). ¿Este herbicida estará contribuyendo significativamente en la deficiencia de vitamina D en los portugueses?
 
Una preocupación adicional y principal es que la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha anunciado, en marzo de este año, su nueva clasificación para el glifosato, que pasó a ser un » probable carcinógeno». Cabe destacar que este efecto cancerígeno se debe al glifosato, como molécula pura, y no sólo a la tiamina o a otros componentes. 
 
La IARC es la mayor autoridad mundial en lo que se refiere al cáncer, y esta decisión ha sido tomada por unanimidad entre los 17 especialistas del panel liderado por el Dr Aaron Blair, un genetista que durante 30 años dirigió la unidad de neoplasias profesionales del Instituto Nacional del Cáncer americano. La IARC respaldó toda la investigación científica publicada hasta la fecha en esta área, principalmente en términos epidemiológicos. La razón por la cual no le fue atribuida la clasificación de ‘carcinógeno demostrado en humanos’ fue la evidencia limitada de los pocos estudios epidemiológicos, particularmente complejos. 
 
Tres de esos estudios muestran una relación entre exposición de agricultores al glifosato y Linfoma no Hodgkin (LNH), cuya incidencia aumentó notoriamente en los últimos treinta años, mientras un cuarto estudio apunta al mieloma múltiple pero no encuentra relación con el LNH.
 
Aunque los tests realizados en humanos no sean, según la IARC, claramente incriminadores (como sucedió en una fase inicial con tantos tóxicos), estos tests son muy preocupantes. La demonstración de esa asociación no es simple porque existe un hiato de años – a veces, decenas de años – entre la exposición a un agente carcinogénico y el aparecimiento del ‘respectivo’ cáncer.
 
Como si todo esto no bastase, dos aspectos adicionales llevan a creer que el parecer de la IARC podrá pecar por defecto. El primero se refiere al hecho de que los tests se han concentrado esencialmente en el principio activo – el glifosato propiamente dicho – a pesar de que la formulación comercial contenga otros compuestos químicos. Una investigación consistente apunta a que una porción significativa de la toxicidad total de los pesticidas pueda atribuirse a esos adyuvantes (BioMed Research International. Vol 2014, Article ID 179691). A pesar de su reputación benigna, el Roundup está entre los herbicidas más tóxicos actualmente en uso en la Unión Europea.
 
Por otro lado, el ser humano está expuesto simultáneamente a compuestos químicos de múltiples orígenes y que pueden interactuar de modo sinérgico. Algunos ejemplos son muy conocidos en toxicología: el tetracloruro de carbono y el etanol, en conjunto, tienen un impacto mucho más devastador en el hígado que el impacto de su suma, medida en momentos separados. Pero aunque el efecto sea sólo aditivo, sin sinergia, nada de eso es considerado en el momento de la evaluación del riesgo, de las aprobaciones de los compuestos y de la definición de clasificaciones o límites. Recuérdese que quien vive en el mundo occidental transporta en su organismo centenas de contaminantes sintéticos que ni siquiera existían doscientos años atrás.
 
En realidad, los desarrollos más recientes sugieren que los alimentos transgénicos y los herbicidas que se aplican provocan más problemas para la salud humana de lo que se pensaba, que no fueron considerados y examinados en tests anteriores (NEJM, 2015; 373: 693-5).
 
Todos estos datos, y la (deliberada) falta de otros, deben conducir a una reflexión cuidada sobre el futuro del glifosato, en particular, y de la gestión del riesgo químico en el dominio alimentario, en general. El mundialmente reconocido principio de la precaución establece que, frente a evidencias nítidas de impacto negativo en la salud (o en el ambiente), la ausencia de pruebas científicas definitivas no debe impedir la implementación de medidas minimizadoras. Para el glifosato la conclusión es clara: este herbicida debería ser suspendido en todo el mundo.
 
¿Quién debe actuar en Portugal? Sin duda, la iniciativa corresponde al Gobierno y a la Dirección General de la Salud. Los intereses económicos no pueden ni deben imponerse al imperativo moral de la protección de la salud de la población. La morosidad de los procedimientos legales tampoco disculpa la inercia. La legislación europea permite la activación rápida de cláusulas de salvaguarda temporáneas, mientras la ciencia no ofrece respuestas finales. 
 
Abundan los cánceres de origen indeterminado, y parte deriva seguramente de la sociedad altamente industrializada y química en que vivimos. En el futuro deberá ser posible mejorar este cuadro. Mientras tanto, para los cánceres que ya pueden ser evitados en el presente, la inacción gobernativa es inaceptable.
 
En lo que se refiere a los médicos, no pueden continuar ignorando estas cuestiones ambientales, a riesgo de fallar en la prevención de la salud, lo esencial de su misión, y en muchos diagnósticos. El glifosato es sólo un ejemplo entre muchos…
 
Relacionados

TE PUEDE INTERESAR

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más populares