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Dr. Javier Rocafort en Diario Médico: «Los cuidados paliativos también ahorran»

El especialista en cuidados paliativos Javier Rocafort publicó, recientemente, un artículo de opinión en Diario Médico en el que ofrece su punto de vista sobre la eficiencia de este tipo de asistencia en pacientes en fases terminales, y defiende, al mismo tiempo, la necesidad de mantener una atención paliativa de alta calidad allí donde ya está instaurada así como la urgencia de ponerla en marcha donde todavía no está implantada

Madrid, 15 de octubre 2012 (medicosypacientes.com)

«Los cuidados paliativos también ahorran»
por el Dr. Javier Rocafort, en Diario Médico

El sistema sanitario busca medidas urgentes que puedan aliviar la carga que supone para el Estado mantener a sus ciudadanos con una salud aceptable. Carga inevitable por exigencias internas y externas comprensibles y que forman parte de los derechos más básicos. Las opciones disponibles son el aumento de los ingresos y la contención del gasto. Nuestra salud se financia básicamente de los impuestos, y no parece que haya por el camino recaudatorio mucho margen de mejora. La otra medida posible, el copago sanitario, aunque podría provocar cierto ahorro en el gasto, no supondría (y en esto está todo el mundo de acuerdo) una aportación considerable para las arcas del SNS. El debate está servido y en términos éticos el análisis es complejo en lo que se refiere a la equidad y a la justicia.

Las medidas de ahorro son también difíciles. En este caso, los capítulos importantes son las nóminas y el gasto farmacéutico. Disminuir el coste de los profesionales mediante la reducción de plantillas o los recortes salariales genera descontento social y puede provocar un éxodo masivo al extranjero de cantera sanitaria. Por último, las medidas de prescripción racional, totalmente necesarias, quizás estén llegando a su techo de eficiencia. Y ante este panorama, ¿qué podríamos hacer? ¿no supondría un gran avance la priorización y el desarrollo de las intervenciones sanitarias más eficientes?

Los cuidados paliativos persiguen, en palabras de la OMS, mantener la mejor calidad de vida posible en los ciudadanos con enfermedades avanzadas o en fase terminal. Esta situación afecta a más de 200.000 pacientes cada año en España, y a más de 1.000.000 de familiares, lo que le convierte en una prioridad en materia de salud pública. El modelo de responsabilidad compartida de los pacientes avanzados cuenta con gran aceptación en la profesión, y sus resultados clínicos son incontestables, según los últimos estudios serios (metaanálisis y ensayos clínicos), que demuestran alta eficacia en el control de síntomas, y la calidad de vida, e incluso en supervivencia.

Una intervención buena en su concepto y en sus resultados debe ser incorporada incluso si es costosa, pero en este caso hay que añadir imperativos económicos, dado que el coste de la puesta en marcha de programas de cuidados paliativos es negativo. Fue Eduardo Bruera en el año 2000 uno de los primeros que calculó el impacto económico provocado por un programa de paliativos. Lo hizo en Edmonton (Canadá), donde demostró un ahorro de un 16 por ciento en el coste medio de la atención a los enfermos oncológicos. Posteriormente, en 2007, Martha Twaddle publicó en los Estados Unidos que el ahorro era significativamente mayor cuando los equipos de cuidados paliativos prestaban la atención con alta calidad.

La diferencia en el presupuesto de cada paciente era en estos casos superior a 10.000 dólares, hasta un 30 por ciento más baratos. Un año después Hanson añadió el dato de que el ahorro era tanto mayor cuanto más cercano estaba el momento de la muerte, pudiendo ser la diferencia de hasta 1.150 euros diarios en el contexto hospitalario.

Costes
También se ha demostrado el impacto económico en nuestro país, tanto en el entorno domiciliario como en el hospitalario. En 2001 el grupo de Mateu Serra publicó datos de la comarca catalana del Maresme, en los que se apreciaba un ahorro por paciente del 40 por ciento (600 euros frente a 1.050 euros) cuando éste era atendido por un equipo de cuidados paliativos. Por último, un estudio FIS publicado en 2010 en Extremadura, con una muestra muy amplia de población fallecida por cáncer, demostró diferencias significativas en el número de ingresos hospitalarios, en la estancia media en el hospital y en el consumo de pruebas complementarias.  Es evidente, por tanto, la necesidad de mantener una atención paliativa de alta calidad allí donde ya está instaurada y la urgencia por ponerla en marcha allí donde los estándares no son los adecuados. Por humanidad, por eficacia en los resultados y por rendimiento económico.

En palabras de la OMC, los cuidados que un pueblo presta a sus ciudadanos más frágiles son un claro indicador de su progreso.

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