martes, julio 15, 2025

Portal informativo de la Organización Médica Colegial de España

InicioOMCDr. Jacinto Bátiz: "Algunas reflexiones sobre el anciano al final de su...

Dr. Jacinto Bátiz: «Algunas reflexiones sobre el anciano al final de su vida»  

 

Acoger al anciano como una persona que necesita de los profesionales, mostrarle que no está solo y escuchar con aceptación y empatía, demostrando cercanía y respeto, son algunas de las claves que propone el Dr. Bátiz a la hora de asistir al anciano al final de su vida

Bilbao, 11 de septiembre 2014 (medicosypacientes.com)

«Algunas reflexiones sobre el anciano al final de su vida»

Dr. Jacinto Bátiz. Jefe del Área de Cuidados. Hospital San Juan de Dios (Santurce-Vizcaya)

Todos pretendemos vivir más años, pero, en ocasiones, nos preguntamos ¿para qué? Esta pregunta la hacemos ahora, en nuestros días, porque en épocas anteriores nuestros ancianos eran venerados, cuidados, respetados y admirados. Sus consejos tenían gran valor para nuestro futuro, queríamos hablar con ellos para que nos aconsejaran. Pero ahora, comprobamos con bastante frecuencia a través de los medios de comunicación que no sólo no son respetados, sino que, en muchas ocasiones, son maltratados.

Esta sociedad, que es la nuestra, que ejercita el culto a la juventud, arrincona a los ancianos, considerándolos clase pasiva, incluso por las instituciones, y se les regatea la cantidad de unas pensiones ganadas a pulso, y empezando a quebrar el contrato familiar que garantizaba el cuidado de una generación por sus descendientes. Las personas de edad pierden derechos cada día y ganan vulnerabilidad y abandono.

La doctora Elisabeth Kübler Ross escribía en uno de sus libros: «Las personas mayores, al final de sus vidas, necesitan un contacto físico, que les toquemos, alimentemos, que les mimemos, limpiemos, les visitemos…con dulzura». No pocas veces, el anciano se encuentra solo, incomunicado. Es marginado laboralmente ya que le jubilan. Familiarmente también es marginado, le abandonan, no cuentan con él; antes decíamos: abuelo, ¿dónde quiere ir de vacaciones con nosotros? Ahora, decimos sin contar con él: ¿dónde dejamos al abuelo cuando vayamos de vacaciones? Socialmente les llamamos «tercera edad». Biológicamente también es marginado ya que tiene más posibilidades de enfermar. Y si por si fuera poco, al final de su vida, decidimos por él. Muchas veces viven su «destitución familiar» al dejar de ser considerados miembros activos de la familia, a menudo ignorados y tratados como «trastos viejos» por el desarraigo provocado al abandonar el hogar rumbo a una residencia o a las casas de los hijos.

Si además de esta sensación de estorbo y de carga que la sociedad ha establecido en función de su vejez,  se encuentra en la fase terminal de una enfermedad que intenta poner punto final a su vida, necesita que le arropemos con toda nuestra generosidad. Por todo esto, desearía que pudiéramos reflexionar sobre lo que necesita el anciano al final de su vida.

Los profesionales sanitarios hemos de tener en cuenta que cuando están enfermos, no desean ser eliminado, sino ser cuidados y aliviados hasta que llegue su muerte. Tal vez hemos llegado a pensar que el anciano, en el final de su vida, no entiende, muchas veces no oye y, además, tiene dificultades para ver. Y en entonces cuando empleamos estas razones, creo que de manera equivocada, para justificar ¿para qué le vamos a explicar lo que le sucede?, si no va a entender. No hemos de caer en esta tentación siempre que tengamos que atender a un anciano. La comunicación y el trato deben resolver uno de los grandes problemas cuando se encuentra en fase terminal: se siente solo e incomunicado.

Necesita que se le conozca de una forma profunda en vez de volverle la cara hacia otro lado. Necesita que se le respete, que se le cuide en vez de apartarle de nuestro lado. El anciano suele perder el control sobre el proceso de su enfermedad, sobre las decisiones que se tomen sobre él, así como el control de sus cuidados médicos. Generalmente es menos consultado sobre las decisiones terapéuticas y sobre sus cuidados que se van a emplear con él. Necesita ser escuchado y que tengamos en cuenta sus ideas, tanto culturales como religiosas. Desea sentirse útil. No solo tiene necesidad, sino derecho a que le tengamos en cuenta. Tiene necesidad de que se le respete como ser libre que debe tomar sus propias decisiones por sí mismo, no tratándole como un menor, no es un niño. Necesita sentirse acompañado y poder expresar libremente sus emociones.

Y para todo esto que necesita, hemos de acoger al anciano como una persona que necesita de nosotros y mostrarle con nuestra compañía que no está solo. Hemos de escuchar con aceptación y empatía manteniendo cierto contacto físico para que pueda apreciar nuestra cercanía y nuestro respeto.

Aunque nuestra ciencia ya no pueda restaurar su salud, nuestros cuidados con nuestra compañía y nuestro afecto sí podrán dibujar en sus labios una sonrisa de agradecimiento porque hemos hecho que se sientan como una persona que le importamos.

 

 

 

Relacionados

TE PUEDE INTERESAR

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Más populares