El Dr. Manuel de la Torre, profesional de reconocido prestigio internacional en el campo de la Neurocirugía, que ha realizado técnicas y aplicado tecnología para lesiones encefálicas y de columna pioneras en el mundo, asegura que “la medicina española tanto pública como privada, deberían ser Marca España”
Madrid, 10 de julio 2015 (medicosypacientes.com/T.A)
El Dr. de la Torre, quien actualmente dirige la Unidad Multidisciplinar de Neurocirugía del Hospital Quirón San Camilo, en una entrevista para MédicosyPacientes, habla de la situación de la sanidad en general y de la Neurocirugía en particular, especialidad en la que asegura que “España está en primera línea en el mundo”.
Sexto miembro de una generación de profesionales sanitarios, hijo de veterinario militar, siguió la estipe como neurocirujano y médico militar del Ejército de Tierra en el Hospital Gómez Ulla y también en la Casa De S.M. el Rey Don Juan Carlos I, a quien intervino de columna lumbar hace dos años. Habla de nuestros Reyes con pasión por la “labor que hacen por España” y de su salud asegura que la tienen de “roble”.
Con triple título de la especialidad en Neurocirugía, civil, militar y europea, y experiencia profesional en EE.UU, país en el que es uno de los pocos cirujanos españoles miembro de número de la Sociedad Americana de Neurocirugía, es un claro ejemplo de español que ha preferido por “amor a tu Patria”, trabajar en España donde dirige uno de los servicios más avanzados del mundo en su especialidad y lamenta que “vayamos perdiendo el capital humano de tan altísima calidad”, de jóvenes médicos que se van fuera de España, por una “falta de planificación” técnica y científica.
Aboga porque en Sanidad exista una política de Estado por encima del interés de los partidos y porque los responsables sanitarios consensuen con las organizaciones de profesionales de la salud, como la OMC y las SS.CC., las medidas para mantener y mejorar la calidad de la sanidad, como ocurre en EE.UU y países de nuestro entorno, mientras que aquí “se ningunea” a las distintas organizaciones.
También habla, desde una perspectiva humanística, de la incidencia de la tecnología en el trato y la relación con el paciente y expresa su convicción de que la tecnología es una ayuda pero “la humanidad está en la persona, no en los medios que tengas”.
-Como experto en Neurocirugía a nivel internacional, ¿qué lugar ocupa España en esta especialidad?
-Desde hace años España está en la primera línea de la Neurocirugía en el mundo. La gran tradición de Medicina en España, la excelente formación de las universidades y de los centros hospitalarios y las enseñanzas de maestros como D. Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel por sus avances científicos en el tejido cerebral, muy relacionados con mi especialidad, han sido importantes y decisivos para llegar hasta aquí.
Hemos tenido un déficit en tecnología por cuestiones puramente económicas que, en los últimos años, se ha visto compensado con el incremento de la inversión tanto pública como fundamentalmente privada, con la creación de nuevos centros y con la adquisición de tecnología puntera, que, en algunos casos, está por muy por encima del estándar medio de la medicina y de la Neurocirugía en el resto del mundo.
-¿Quién o quienes han sido sus maestros?
-Tengo una formación bastante heterogénea, con una doble titulación en la especialidad de Neurocirugía española y europea, y también tengo una titulación en Neurocirugía militar. En España, me he formado en el hospital Universitario de la Paz y en el Hospital Universitario Militar Gomez Ulla, y por mi titulación europea en Neurocirugía por la Asociación Europea de Sociedades de Neurocirugía, he trabajado en Israel, Bélgica, Turquía, Austria y Dinamarca. También he ejercido en EE.UU en diversas ocasiones. Como ve, una formación bastante variada, con muchos maestros de los que he aprendido las mejores y más avanzadas técnicas.
-¿Cómo ha sido la adaptación al cambio de operar a través de robots?
-La Neurocirugía es una de las especialidades que, tecnológicamente, siempre ha sido punta de lanza de los avances y de la integración de las innovaciones tecnológicas, algo que nos ha aportado mayor certeza, más exactitud y, por tanto, mejores resultados y más calidad. Ahora bien, a pesar de todos los robots, los medios de integración de imágenes, escáneres, resonancias, intraoperatorias que son de gran ayuda, las manos del cirujano, afortunadamente, siguen siendo imprescindibles para operar a nuestros pacientes.
-Usted ha realizado técnicas y aplicado tecnología para lesiones encefálicas y de columna que han sido pioneras en el mundo ¿Por qué en España cuesta poner esto en valor?
-Es cierto y creo que es por la idiosincrasia del español. En Gran Bretaña, están muy orgullosos de su sistema de salud y, sinceramente, creo que nosotros podemos estar más orgullosos aún que ellos de nuestro Sistema sanitario. Damos por hecho que eso tiene que ser así, y no es así. Es un esfuerzo tremendo; es un esfuerzo nacional muy importante; un esfuerzo del Estado, un esfuerzo de entidades privadas, un esfuerzo de los profesionales, que precisa de la conjunción de un montón de voluntades, desde los médicos hasta el personal auxiliar y eso, efectivamente, no se vende. Creo que la Sanidad española es algo que podemos difundir por el mundo, tanto la pública como la privada, como Marca España.
-Usted es un ejemplo de profesional de prestigio internacional que ha optado por quedarse en España ¿Porqué?
-En la época en la que en España, los medios tecnológicos eran claramente deficitarios en relación con otros países de primer nivel, te planteas muy seriamente irte fuera con el más sano objetivo de progresar en conocimiento para atender lo mejor posible a tus pacientes. Yo tuve ofertas muy tentadoras, pero también pesaron en mi decisión otra serie factores de índole personal y familiar, de arraigo al propio país. Tal vez parezca clásico, pero el amor a tu Patria y la firme determinación de por qué lo que tienen los otros no lo vamos a tener nosotros, si somos tan buenos o mejores que ellos, también lo consideré.
Y, ante la posibilidad de integrarnos en un centro con esos medios fuera de España, apostamos por traer esos medios aquí y de poder presumir de tener un servicio tan bueno o mejor que pueda haber en otros centros de elevado prestigio en el mundo. Escogimos este camino y parece que hemos acertado.
-Usted hizo el MIR en España. ¿Qué opina de los licenciados que actualmente no pueden optar a una plaza de residente porque no hay suficientes?
-En los últimos años, el sistema de formación en España que siempre ha sido un referente, lo están degradando por razones económicas, a veces, muy espurias, multifactoriales, y es un problema que, incluso, pone en riesgo la calidad asistencial. Es un contrasentido tener, por una parte, los mejores medios y, por otra, una peor calidad asistencial porque la formación se haya degradado.
Aquí, al contrario que ocurre en otros países, las distintas Administraciones sanitarias no escuchan a las diversas organizaciones médicas. En EE.UU, por ejemplo, las organizaciones colegiales, las organizaciones de especialidades como la Asociación de Sociedades Americanas de Neurocirugía (A.A.N.S.), son las que marcan las pautas a seguir sobre baremos, competencia, acreditación y formación a nivel nacional. A nivel mundial, todo está estandarizado a la hora de crear un servicio, dotarle de personal y fijar estándares de calidad en función de los pacientes que se operen al año y las investigaciones y publicaciones que realicen.
Pero, en España creamos 200 hospitales, 200 servicios y, por las razones que sean, los queremos dotar de especialistas de una especialidad tan sumamente restrictiva como la Neurocirugía de tal manera que centros que antes eran de referencia y trataban pacientes de determinadas áreas de España, ya no lo tienen, y bajan su calidad asistencial porque reciben menos patologías. Creamos, por ejemplo, un servicio de Neurocirugía para una población de 13.000 habitantes con tres profesionales, lo que distorsiona la calidad asistencial.
El objetivo no es que el político de turno se apunte el tanto de cumplir una promesa electoral de abrir un centro hospitalario en el pueblo más remoto de España y que tenga un servicio de Cirugía Vascular o Neurocirugía. El objetivo es tener una Sanidad de la mejor calidad posible. Las Administraciones sanitarias deberían escuchar a las distintas organizaciones médicas colegiales y a las sociedades de las distintas especialidades que pueden ayudar a hacer las cosas un poquito mejor.
-Qué consejo le daría a un MIR que tiene que marcharse a trabajar fuera por la falta de empleo en España?
-Con los medios que ahora mismo contamos y el capital humano que teníamos previamente de tan altísima calidad, no podemos dejar de cuidar la formación de nuestros médicos por no cuidar la formación de nuestros residentes y por no intentar que todo se ajuste a las necesidades.
El dinero público es el que hay y todos tenemos que cuidarlo y rentabilizar las inversiones de la mejor manera posible, tanto medios técnicos, como de infraestructuras y capital humano. La formación de un especialista es cara y hay que pensar para que después sea útil. A esto me refiero cuando hablo de que deberíamos tener una planificación más técnica y científica y menos política.
-Cómo ve el estado de la Sanidad en España, tanto la pública como la privada?
-La cobertura sanitaria en España es global y atiende a todo el mundo y así debe ser y creo que la calidad asistencial de la sanidad pública, a pesar de las dificultades económicas, se ha mantenido y sigue siendo muy buena.
En cuanto a la medicina privada, cuando se habla de ella, nos estamos refiriendo a aseguradoras, a entidades de seguro libre. Y el funcionamiento de la inmensa mayoría de los hospitales privados en España es con este tipo de entidades colaboradoras.
En cualquier caso y, como refería anteriormente, en los últimos años, los grupos hospitalarios privados han hecho un esfuerzo de inversión muy importante, tanto en infraestructura general, como en tecnología, como en formación también y en capital humano, integrando a grandes profesionales en sus centros.
-¿Qué le pediría a los nuevos responsables políticos para la sanidad?
-Yo entiendo que cuando uno escoge el camino de la política, a parte de la vocación de servicio a los demás que evidentemente se da por descontado, tiene también unas connotaciones de partido y es comprensible que tienen que granjearse los votos. Pero en temas tan sumamente importantes como es el de la Sanidad, creo que debería existir una política de Estado y que, por encima de interés de partido, los responsables políticos deberían ponerse de acuerdo y consensuar las necesidades con las distintas organizaciones de profesionales sanitarios que son los que están pegados al ras del suelo y son los que tratan a los pacientes
-Qué papel desempeñan las Sociedades Científicas y organizaciones como la Organización Médica Colegial?
-La OMC, los colegios y las distintas sociedades científicas saben perfectamente cuál es la situación de nuestro país y los representantes políticos deberían escucharlas y consensuar las medidas necesarias para que la calidad de nuestra sanidad sea la mejor, tanto en el sector público como en el sector privado. Eso precisa de estudio, consenso y de escuchar a la gente que sabe de ello.
-Como miembro de diversas sociedades e instituciones nacionales e internacionales, ¿Qué ha supuesto para usted el Colegio de Médicos de Madrid?
-Me hubiera gustado que hubiera aportado más pero probablemente no lo ha hecho porque no le hayan dejado. Como he comentado, en EE.UU, las sociedades de las distintas especialidades, englobadas en una superestructura, son las que marcan los cuadros formativos, los baremos, etc. y todo ello es porque se les ha dado esa capacidad para hacerlo de común acuerdo. Pero si aquí se ningunea a las organizaciones, a los colegios y las sociedades científicas y si no tienen capacidad de acción, es muy difícil poder exigir que hagan otro tipo de cosas.
Ojalá se consiga que los que saben aconsejen las medidas a tomar. Eso no es política sanitaria; eso es organización técnica de las distintas profesiones, en este caso, de la médica. Y, en relación con nuestra especialidad, nuestra Sociedad siempre ha tenido unos excelentes representantes de elevado prestigio.
-Usted pertenece al Cuerpo Militar de Sanidad ¿Porqué dejó la carrera militar?
-Por tradición familiar, hice las oposiciones a Sanidad Militar y posteriormente a la Especialidad de Neurocirugía, y después de muchos años de trabajo en el Servicio de Neurocirugía en el Hospital Militar Universitario Gómez Ulla, me integré en el servicio médico de la Casa de Su Majestad el Rey, lo cual supuso y supone un tremendo honor, orgullo y un prestigio personal del cual me siento tremendamente satisfecho.
Todo ello lo compatibilizaba con mi actividad privada hasta que, por la alta carga de trabajo y porque entonces era difícil que determinadas cosas se pudiesen realizar en centro público, decidí dedicarme exclusivamente al ejercicio libre de la profesión que es el que siempre me ha gustado.
-¿Qué opine sobre las plazas de médico militar que se quedan desiertas por falta de aspirantes?
-Durante años, la Sanidad Militar ha sido una de las sanidades dentro de España con mayor prestigio y con mayor valor. En mi familia ha habido siempre una gran tradición de sanitarios militares desde hace seis generaciones. Mi padre fue veterinario militar y mi hermano jefe del Servicio Digestivo del Hospital Militar Gómez Ulla, además de especialista en anestesiología. Cando yo me presenté a las oposiciones, había muy pocas plazas para miles de aspirantes. Hay que tener en cuenta que la población asistencial del Hospital Militar Gómez Ulla era la mayor que había porque el Ejército era muy grande y, además, atendía a los funcionarios civiles del Ministerio de Defensa, a la Guardia Civil y a la Policía Nacional y sus familias. Luego, progresivamente, se fue descapitalizando y se optó por mantener el mismo sistema. Determinadas especialidades como cirugía, anestesia e intensivos pasan la mayoría del tiempo en misiones y se ha perdido ese atractivo que antes tenía por diversas razones. Ojalá alguien revierta esta situación y el médico militar vuelva a tener la presencia en la sociedad española que tenía antes.
-Como médico que ha sido de la Casa De S.M. el Rey Don Juan Carlos y cirujano que lo operó ¿qué valoración hace de nuestros Reyes como pacientes?
-Cada uno tenemos una manera particular de ser y se puede ser estupendo de muchas maneras. Ambos son unos excelentes reyes. D. Juan Carlos lo ha demostrado a lo largo de toda su vida y lo sigue haciendo, trabajando y luchando por España de la mejor manera posible y, su Majestad D. Felipe VI, exactamente igual. Tiene una formación extraordinaria, es una persona de una gran calidad personal y de una cercanía tremenda. Tenemos una inmensa suerte de tenerlos y lo mismo que los españoles podemos presumir de nuestra Sanidad, podemos estar orgullosos de nuestros reyes.
Como pacientes, su Majestad D. Felipe VI es un roble y D. Juan Carlos exactamente igual; ha tenido los procesos que todo el mundo conoce, se ha enfrentado a ellos con la mejor disposición posible y ahí está, en primera línea de fuego.
-En la relación médico-paciente, prevalecen la tecnología frente al humanismo?
-Sinceramente, no. Contar con un súper aparato que hace que operemos con mucha más precisión, no incide para nada del trato humano, porque al paciente lo sigues viendo en la consulta, sigues haciendo el seguimiento y, al final, lo operas tú, con uno o diez aparatos, pero el trato sigue siendo directo.
Lo único que puede despersonalizar un poco, pero por otra parte también es una ayuda muy importante, son las consultas por vídeo conferencia, lo que denominamos telemedicina o las consultas on line. Eso, evidentemente no tiene su tacto, ni un contacto directo con el paciente, pero por otra parte, también hay que pensar lo que esto puede suponer de ayuda para alguien que esté a miles de kilómetros de distancia y no pueda trasladarse. Creo que la humanidad está en la persona, no en los medios que utilices para comunicarte.
-El modo de abordar los errores médicos, es una asignatura pendiente de los médicos españoles?
-Todo el mundo comete errores, pero lo que está claro es que los médicos siempre intentamos hacer lo mejor posible nuestro trabajo por el bien del paciente. Y, todos nosotros, en alguna ocasión, nos podemos equivocar, pero lo que tiene que saber el paciente es que lo que intentamos es que el número de equivocaciones sea el menor posible y que, si alguna vez sucede, la intención ha sido que todo fuera lo mejor posible.
-El año pasado creó usted una Fundación que lleva su nombre ¿Cuáles son sus principales proyectos?
-La pusimos en marcha hace un año en recuerdo a mi esposa. Se trata de un proyecto formativo, divulgativo y clínico asistencial, en el que colabora mi hija que es psicóloga. El verano pasado ya hubo una primera colaboración con el Rotary Club en un proyecto en Marruecos para atender a niños con distintos tipos de enfermedades. Hemos desarrollado alguna campaña informativa y formativa y estamos pendientes de desarrollar un proyecto de colaboración en distintos centros para la formación de médicos de nuestra especialidad, realizar cirugía en algunos países y traer a España a pacientes para intervenirlos aquí.
-Después de su ingente actividad como cirujano, conferenciante en foros internacionales y múltiples publicaciones, ¿Le queda tiempo libre? ¿A qué lo dedica?
-Tengo muy poco tiempo libre y el que tengo lo dedico a mis hijos y a mi madre que vive fuera de Madrid. También a leer, estudiar y, cuando puedo, a hacer un poco de ejercicio en gimnasio, aunque sea a unas horas intempestivas.