El Dr. Alfonso Vidal publica en su blog “Diagnostrum”, un post dedicado a la ketamina, un medicamento muy empleado por los anestesiólogos. En la actualidad, como explica el Dr. Vidal, resulta difícil su uso dada su limitación y disponibilidad por causas que reconoce no saber, pidiendo, en definitiva, “una segunda oportunidad” para dicho fármaco
Madrid, 8 de abril 2015 (medicosypacientes.com)
“Ketamina”
Dr. Alfonso Vidal, Anestesiología y Terapia del Dolor. Hospital Sur. Alcorcón http://blog.diagnostrum.com/2015/04/06/ketamina/
La Ketamina, vieja compañera de fatigas en el trabajo del anestesiólogo, es un agente farmacológico relacionado con la fenciclidina.
Exactamente, es una arilciclohexidina sintetizada por Cheng y Weston para su uso como anestésico en 1960. Tanto la fenciclidina como la Ketamina se emplearon para anestesia, aunque la fenciclidina se desechó para este uso por las complicaciones de tipo neurológico relacionadas con su utilización sistemática.
La Ketamina tiene una acción anestésica, produciendo lo que se denomina anestesia disociativa. El paciente mantiene una cierta capacidad de respuesta y reflejos protectores, aunque permanece sumido en una especie de sueño vigil que, a dosis más altas, acaba por generar también depresión respiratoria.
Tiene acción directa sobre el corazón, disminuyendo la fuerza y frecuencia de contracción, aunque su acción liberadora de catecolaminas contrarresta este efecto, produciendo en suma una activación del corazón, de aquí su elección en situaciones de shock o riesgo del mismo. Si añadimos su estabilidad en solución, su efecto broncodilatador y analgésico, y la posibilidad de utilización por vía oral, nasal, intramuscular e intravenosa, encontramos que la Ketamina sería casi el anestésico ideal como sustancia única.
Tiene también algunos inconvenientes. Esa especie de sueño anestésico suele ser vivido como desagradable, relatado como auténtica pesadilla, con sensaciones incontroladas y aparición de todo tipo de visiones. Las náuseas y la lenta recuperación, relegaron su uso a complemento en sedación y anestesia regional; y siempre asociado a benzodiacepinas como el diacepam o midazolam para evitar esas experiencias. Es un fármaco, por supuesto, de uso hospitalario exclusivamente, sujeto a control tanto en su uso, como en su distribución.
De otro lado, la utilización fraudulenta como sustancia de abuso por ese poder alucinógeno y el comercio clandestino asociado al mismo, plantean un panorama controvertido pues, de ser un excelente aliado de la medicina y la anestesia, ha pasado casi a ser un peligro para la salud.
Sin embargo, la descripción de su acción sobre los receptores NMDA involucrados en la aparición y mantenimiento del dolor crónico, ha generado una nueva utilización por su capacidad de neuromodulación de la sensación, a dosis subanestésicas, prácticamente libres de los efectos secundarios referidos. Esta segunda juventud permite abrigar una vida útil de esta sustancia durante mucho tiempo.
Sin embargo, en los últimos tiempos, conseguir el medicamento se ha convertido en “misión imposible”. Primero dejó de fabricarse en nuestro país, pasando a la consideración de medicamento extranjero que supone una dificultad añadida para disponer de él (gracias a Inés, nuestra abnegada farmacéutica hospitalaria, hemos seguido pudiendo disponer de él en estos tiempos, consiguiéndolo de esta manera en otros países).
Sin embargo, últimamente se le ha limitado aún más su disponibilidad a escala nacional por causas desconocidas, rompiéndose la distribución y amenazando su disponibilidad sin causas claras aunque corrió el rumor de que quería ser considerado sustancia de abuso y por tanto incluirlo en una lista de sustancias potencialmente peligrosas o francamente tóxicas.
Siendo como hemos comentado un excelente medicamento y existiendo un mecanismo de control que permite su seguimiento y uso correcto, parece excesivo, máxime cuando muchos otros medicamentos, venenos y sustancias de abuso se pueden conseguir de forma fácil en nuestro entorno.
Creo que se puede dar una oportunidad a esta sustancia que, por otra parte, siendo como es una mezcla entre dos isómeros, uno de ellos mucho más favorable que el otro, podríamos depurar y emplear solo el isómero favorable, reduciendo considerablemente los efectos secundarios y por tanto minimizando el riesgo de su utilización.
Con la Ketamina, muchos aprendimos anestesia y sería una pena eliminar un recurso útil para el alivio del dolor crónico por una mal entendida posibilidad de abuso y falta de seguridad.