Poner la televisión mientras come no es lo aconsejable y contribuye a una peor socialización del mayor con las personas que le rodean. Tampoco se recomienda estar de pie cuando haya que darles de comer. La doctora Ruiz Pérez hace un repaso a las normas básicas que se deben tener en cuenta para una mejor alimentación de los ancianos
Bilbao, 7 de marzo 2009 (medicosypacientes.com)
Según se ha puesto de manifiesto en un acto celebrado recientemente en Bilbao, dentro del Programa de formación para familiares de personas mayores dependientes puesto en marcha por el grupo sociosanitario Igurco, el confort y la ausencia de televisión mejoran la nutrición en el anciano.
Por ello es necesario que las personas que se ocupan del colectivo conozcan ?los condicionantes que adquieren estas personas durante el envejecimiento y las pautas para ayudarles a comer correctamente?, tal como ha señalado la doctora Arantza Pérez Rodrigo, geriatra de la residencia Igurco Unbe y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Médicos de Residencias, quien ha ofrecido una serie de indicaciones para realizar esta actividad de una forma más ajustada a las características del mayor.
?Lo primero que se debe tener en cuenta ?expone la doctora Pérez Rodrigo- es que la persona esté correctamente sentada y se encuentre a gusto. Para ello conviene buscar una silla que se adecue a su altura y le permita estar correctamente respaldado. Para facilitar esto, se puede echar mano de ayudas técnicas tales como cojines, sujeciones o petos, que mantienen la columna derecha y la cabeza ligeramente inclinada?.
Esta geriatra hace hincapié en que los familiares deben intentar que la persona mayor ?coma cuanto más por sí misma?, ya que de esa forma sigue ?desarrollando sus habilidades?.
No hay que estar de pie cuando se les de de comer
Otro aspecto sobre el que incide es la costumbre de muchos cuidadores de dar de comer a los mayores estando de pie. ?El cuidador debe estar a la misma altura que el paciente y es conveniente no darle la comida desde arriba, ya que en esta postura el riesgo de atragantamiento es mucho más alto?. Además, señala que esta forma de dar de comer ?de arriba a abajo? es algo que ?se percibe negativamente por el paciente mayor, dado que se siente tratado como si fuera un niño pequeño, minusvalorándole?.
También señala la necesidad de dar tiempo suficiente a los mayores para que coman a su ritmo. ?Si una persona adulta almuerza normalmente en unos 20 ó 30 minutos, para la persona mayor ese tiempo se puede alargar hasta los 40 ó 50. Hay que darles el tiempo que precisan y no hacerles comer con prisa?, indica. La existencia de unos horarios regulares en las comidas es otro aspecto que se debe tener en cuenta, según la experta.
Pérez Rodrigo aboga por presentar los diferentes platos que se van a tomar de forma paulatina, evitando así posibles distracciones y que el mayor ?deje de tomar alimentos que son necesarios porque ha visto otros que le apetecen más?. Igualmente, aconseja cuidar la presentación de las diferentes comidas, para hacerlas atractivas al comensal.
Ver o no ver la televisión en las comidas
Poner la televisión a la hora de la comida es una costumbre firmemente arraigada en la sociedad actual. Sin embargo, si se va a alimentar a un paciente mayor puede ser un elemento que añada dificultad a esta labor. ?La televisión distrae a los mayores, lo que hace que el proceso de la comida se alargue en demasía, y que se disipen y no se concentren en algo tan importante como es alimentarse?.
Asimismo saca a colación otro efecto no deseado del hecho de poner la televisión en las comidas: ?Es un elemento ajeno a la alimentación del mayor; cuando ésta aparece, el cuidador y la persona cuidada dejan de hablar entre sí para prestar atención a lo que dice la tele?. La consecuencia de este proceso es que ?se reduce la sociabilidad de las comidas?, un elemento fundamental para los pacientes de edad. ?Estos momentos son, en muchas ocasiones, una de las principales oportunidades que tiene el mayor para relacionarse con otras personas de su entorno, tales como familiares, cuidadores u otros residentes; por ello es fundamental mantenerlos y potenciarlos?.
Es importante que los diferentes elementos existentes en la mesa no supongan un riesgo para la integridad del mayor y, en este sentido, Pérez Rodrigo aconseja huir ?especialmente en los casos de demencia- de vasos de cristal que puedan romperse o de cuchillos con un filo o tamaño excesivo. Recalca que ?el espacio de la comida debe ser seguro. Hay que apartar todo lo que pueda suponer un riesgo y dejar sólo lo necesario para que coman?. Dentro de este ámbito, la experta apunta a la existencia de menaje de cocina adaptado a las características especiales del paciente mayor como una alternativa a los utensilios convencionales.
Las personas encargadas de dar de comer a una persona mayor, -ya sean familiares o personal sociosanitario profesional- deben tener muy en cuenta la existencia de varios tipos de factores que condicionan la nutrición en el paciente mayor. Los primeros, corresponden a los condicionantes fisiológicos, ?derivados de los propios cambios normales que experimentan en su cuerpo las personas durante el proceso de envejecimiento?. Otro tipo lo conforman los condicionantes psicológicos, estrechamente relacionados con los hábitos alimenticios que ha llevado la persona mayor a lo largo de su vida.
Dentro de los factores sociales destaca la función del momento de las comidas ?como un elemento socializador con el resto de personas del entorno? y en cuanto a los condicionantes económicos, alerta que ?se excluyen muchos alimentos importantes para la dieta de un paciente mayor de su cesta de la compra, simplemente porque no pueden permitirse comprarlos debido a su coste?.