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Con la llegada de las altas temperaturas, los neumólogos recomiendan extremar la precaución ante el riesgo de Legionelosis

En España la proliferación de torres de refrigeración, las altas temperaturas típicas del verano y la humedad ambiental elevada convierten la legionelosis en una enfermedad emergente cuyas cifras se mantienen estables aunque en ligero crecimiento. En 2008, la Red de Vigilancia Epidemiológica registró 1.232 casos frente a los 1.178 de 2007

Madrid, 14 de julio 2009 (medicosypacientes.com)

Con la llegada del calor y la humedad propias del verano, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), alerta de la necesidad de extremar las precauciones y las medidas preventivas ante la posible aparición de brotes de legionelosis. Por su carácter infeccioso y contagioso, la legionelosis es una enfermedad de notificación obligatoria. En 2008 la Red Nacional de Vigilancia registro 1.232 casos, 54 más que en 2007.

Por comunidades autónomas, se mantienen en la cabeza de casos registrados Cataluña con 271 y la Comunidad Valenciana con 268, si bien las posiciones se han intercambiado respecto a 2007 (Comunidad Valencia 242 y Cataluña 232). En tercer lugar, Andalucía registra 131 casos, que representan un descenso respecto a 2007 en que se contabilizaron 159 enfermos.

En términos de tasa de incidencia, la media española es de 2,76 cada 100.000 habitantes, con un aumento de 0,1 respecto a 2007. Por comunidades autónomas, las tasas más elevadas se dan en Baleares (7,24), Cantabria (6,56), Aragón (6,23) y Valencia (5,56) y aumenta respecto al año anterior.. En 2007 las comunidades más afectadas fueron Baleares (5,32), Aragón (5,24) y Valencia (5,11). Destaca el caso de Cantabria con un aumento de la tasa de incidencia muy destacado en 2008 mientras el año anterior se situaba en 3,39. En este sentido, cabe tener en cuenta que esta enfermedad va ligada a brotes de contagio colectivo.

Los pacientes con legionelosis tienen normalmente fiebre, cefalea, astenia, dolores musculares, y tos como paso previo a síntomas más concluyentes y graves como esputos de sangre o dolor torácico fuerte que definen mejor la infección. Los expertos consideran la legionelosis una enfermedad emergente, cuya evolución va ligada a las nuevas tecnologías y el desarrollo de las instalaciones de refrigeración colectivas, principalmente.

«La Legionella es una bacteria ambiental cuyo hábitat natural son las aguas superficiales de lagos, ríos y estanques, de donde pasa a colonizar los sistemas de abastecimiento de las ciudades», explica el coordinador de del área de infecciones respiratorias de SEPAR, el Dr. José Blanquer. La bacteria encuentra su hábitat ideal en los sistemas que requieren de agua para su funcionamiento y generan aerosoles como son las torres de agua para refrigeración de aire acondicionado, fuentes, condensadores, aspersores de riego, duchas, sistemas de agua sanitaria (fría y caliente) y en el ámbito hospitalario algunos equipos utilizados en terapia respiratoria (Arnow y cols 1982, Kaan y cols 1985, Moiraghi y cols 1987, Mastro y cols 1991). Estas instalaciones favorecen el estancamiento del agua y la acumulación de productos que sirven de nutrientes para la bacteria, como lodos, materia orgánica y material de corrosión. Así se multiplica la Legionella hasta alcanzar concentraciones suficientes para provocar infecciones en el hombre.

Los brotes de legionelosis aparecen cuando las personas inhalan aerosoles que contienen agua contaminada con la bacteria Legionella. Las personas se pueden exponer a estos aerosoles en casa, lugares de trabajo, hospitales y lugares públicos. La legionelosis no se transmite de persona a persona y no hay pruebas de infección de la enfermedad a través de los aires acondicionados de coche o en el aire acondicionado doméstico, puntualiza el Dr. Blanquer.

Los fundamentos de la prevención de legionelosis son el estricto cuidado y mantenimiento de las torres de refrigeración y los sistemas de conducción de agua, así como evitar la acumulación de la misma y las zonas de humedad. Desde el punto de vista médico la infección por Legionella adopta dos formas clínicas perfectamente diferenciadas: la infección pulmonar o «Enfermedad del Legionario» que se caracteriza por una neumonía con fiebre alta, y la forma más leve conocida como «Fiebre de Pontiac» que se manifiesta como un síndrome febril agudo y autolimitado.

La neumonía producida por Legionella es indistinguible de otras neumonías atípicas y con frecuencia los pacientes requieren hospitalización. ?El periodo de incubación es normalmente de 2 a 10 días. Si la patología se trata a tiempo, el índice de mortalidad no supera el 6% pero si se inicia pasadas 48 horas del comienzo del cuadro, el porcentaje puede aumentar al 25%, de allí la importancia de la detección precoz? explica el Dr. Blanquer. Según la OMS cualquier persona adulta expuesta a la bacteria puede contraer la enfermedad, que afecta de 2 a 3 veces más a varones que a mujeres y es rara en niños (Memorandum de la OMS 1990). También influye el estado de salud previo del sujeto susceptible, aumentando en inmunocomprometidos, diabéticos, pacientes con enfermedad pulmonar crónica, así como en fumadores o alcohólicos.

En España la proliferación de torres de refrigeración, las altas temperaturas típicas del verano y la humedad ambiental elevada convierten la legionelosis en una enfermedad emergente cuyas cifras se mantienen estables aunque en ligero crecimiento. En 2008, la Red de Vigilancia Epidemiológica registró 1.232 casos frente a los 1.178 de 2007, aumento que no alcanza la cifra record de 2002 con 1.451 casos.

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