Personas afectadas con VIH se encuentra en situación de exclusión cuando solicitan ingreso a residencias y centros de mayores, según denuncia la Coordinadora Estatal de VIH y Sida (CESIDA). Su presidente ha lamentado, asimismo, el desconocimiento entre el propio personal laboral de estos centros respecto a las vías de transmisión del VIH, “entre las que está descartada la convivencia”, según indicó
Madrid, 2 de octubre 2014 (medicosypacientes.com)
En España se incrementa el número de personas mayores las personas de esta franja de edad que viven con VIH. Las estimaciones de la Coordinadora estatal de VIH y sida (CESIDA) apuntan a que continuará esta tendencia, ya que según el Informe de vigilancia epidemiológica del VIH/sida del Ministerio de Sanidad de 2013, el 41,9 % de los nuevos casos de VIH pertenecen a personas entre 35 y 49 años y el 12,3 a personas mayores de 50 años.
Este grupo de población con VIH se encuentra en situación de exclusión cuando solicitan ingreso a residencias y centros de mayores, “al ser considerado el VIH como una enfermedad infecto contagiosa, y no de transmisión que sería lo correcto”, apunta Juan Ramón Barrios, presidente de CESIDA y lamenta que “el propio personal laboral de estos centros suele desconocer las vías de transmisión del VIH, y no conocen que la convivencia no es una de ellas”.
Para paliar esta desinformación, desde CESIDA proponen fomentar a los servicios públicos el acercamiento de los mayores a las asociaciones de respuesta al VIH y el sida, para reducir el auto estigma y, en casos necesarios, les puedan ofrecer servicios de acompañamiento y apoyo que necesiten. Ya que los mayores que viven con VIH tienen más problemas emocionales, como la depresión, que el resto de la población.
“Es necesario eliminar tabúes y reconocer que los mayores tambien tienen sexo”, añade Barrios. Por lo que se solicita desde CESIDA hacer talleres de sexo seguro y realizar la prueba del VIH, ya que en el caso esta población, los clínicos no barajan la posibilidad de infección por VIH en personas mayores. Y los afectados atribuyen frecuentemente sus síntomas a enfermedades más propias de la edad.
Un retraso en el diagnóstico del VIH puede conllevar un aumento de la morbilidad y mortalidad, al producirse mayor incidencia de enfermedades definitorias de sida. Además de representar un fallo en la prevención con un aumento en la transmisión del VIH.