La búsqueda de mejoras en la gestión dentro del sistema público que permitan mayor agilidad y autonomía bajo los signos de calidad y seguridad en la atención al paciente y de mejora de la costo-efectividad constituyó el principal objetivo de la II Jornada de Gestión Sanitaria, organizada por la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), celebrada el pasado sábado en la sede de la Organización Médica Colegial
Madrid, 28 de abril 2015 (medicosypacientes.com)
La búsqueda de mejoras en la gestión dentro del sistema público que permitan mayor agilidad y autonomía bajo los signos de calidad y seguridad en la atención al paciente y de mejora de la costo-efectividad constituyó el principal objetivo de la II Jornada de Gestión Sanitaria, organizada por la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (AFEM), celebrada el pasado sábado en la sede de la Organización Médica Colegial.
Durante el encuentro se ofreció información detallada a los asistentes sobre las experiencias que ya se han realizado en nuestro país tanto en Atención Hospitalaria como en Atención Primaria, de las que se analizaron “sus luces y sus sombras”, de la mano de expertos como Dr. José Ramón Repullo, profesor de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad (ENS); Dr. Javier García Alegría, director de Línea de Procesos Médicos. Hospital Costa del Sol. Marbella (Málaga); Dr. Sergio Minué, especialista en Medicina de Familia, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública; y Dr. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial.
Como explicó a “MedicosyPacientes”, la portavoz de AFEM, Dra. Almudena Coloma, “con esta jornada hemos pretendido realizar un análisis de la aplicación práctica de estos modelos, que suponen una clara ventaja en la autonomía de gestión, pero estudiando, a su vez, detalladamente los problemas que plantean en cuanto a perversión de objetivos e incentivos, fragmentación del sistema, selección de riesgos e introducción de criterios mercantilistas y de competencia en un ámbito especialmente sensible a estos riesgos como es el sanitario”.
Precisamente, sobre las luces y sombras de la gestión clínica en Hospitales, opinó el Dr. José Ramón Repullo, para quien si bien las Unidades de Gestión Clínica “son claramente el futuro de la cultura profesional médica y de la necesidad de organizar los servicios sanitarios”, sin embargo, para que esto ocurra se necesita, a su juicio, “reunir una serie de condiciones y que coincidan políticos, gestores y profesionales, de ahí la idea de plantear un contrato social renovado”.
Con respecto a las sombras que este experto indicó que tienen que ver, sobre todo, con la debilidad de este proceso “en el que hay oportunismo, donde experiencias pasadas no se completaron o se abandonaron, donde la crisis que se inició con fuerza en 2012 ha dejado mucha desconfianza entre todos los agentes”. Por tanto, a su juicio, “tenemos un medio-largo plazo claro, pero no así el futuro inmediato sobre el que planea mucha incertidumbre”.
En opinión de Javier García Alegría, director de Línea de Procesos Médicos, del Hospital Costa del Sol. Marbella (Málaga), si bien se han ido obteniendo experiencias a lo largo del tiempo respecto a la Gestión Clínica en Hospitales que, como dijo, “han demostrado que se pueden organizar los servicios de otra manera más orientados al paciente, a la eficiencia, y a la calidad de la evaluación de resultados”, en cambio el problema, desde su punto de vista, está “en que no se han desarrollado homogéneamente en todas las CC.AA., debido a la fragmentación del sistema sanitario y de responsabilidades políticas lo que hace que algunos profesionales perciban dicha gestión de una manera refractaria”.
Por tanto, como indicó, “la gestión clínica es inherente al trabajo de los clínicos, lo único que hace falta es conocer algunas herramientas que nos permitan la evaluación de la práctica y la incorporación de innovación”.
La segunda parte de la Jornada estuvo dedicada a la autonomía de gestión en Atención Primaria, moderada por el Dr. José Luis Quintana, médico de familia y vpte. de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria, quien expuso las líneas generales de un futuro documento sobre “la autonomía de gestión en la A.P. de la Comunidad de Madrid”. Planteamos un modelo flexible, voluntario, reversible, de subida y bajada, básicamente público que define claramente la titularidad de los centros de salud, basado en la figura del director, creada hace cuatro años, pero que todavía carece de una normativa clara, y con dos niveles, uno para los centros actuales y otro para los centros de futuro.
El Dr. Sergio Minué, por su parte, defendió la autonomía para la toma de decisiones, aunque lamentó que, 30 años después “los profesionales sigan sin disponer de esa autonomía”. En este sentido, planteó la duda de “si a los profesionales no les dejan o son ellos mismos los que no quieren dicha autonomía, siendo de la opinión que hasta que esta especie de encrucijada no se resuelva el sistema no va a funcionar como debería”.
El Dr. Rodríguez Sendín se mostró, por su parte, convencido de que ahora no estaríamos hablando de gestión clínica si no fuera por la crisis económica y financiera, ya que a su juicio, “hay quienes no quieren que exista esta manera de proceder al consistir en una redistribución del poder entre los profesionales y una oportunidad de generar cambios”.
Al referirse a dicho modelo puntualizó no es único ni exclusivo “sino que introduce elementos nuevos que permiten identificar, motivar y discriminar y saber lo que se hace con transparencia, en definitiva, “no encuentro ninguna otra opción mejor para comprometer a los profesionales, de ahí nuestra preocupación por darle garantías”.
El presidente de la OMC reconoció que “la idea no es fácil de presentar ante los profesionales sanitarios, tras tantos años de maltrato y abuso de los regidores del sistema sobre el gobierno de los médicos y del resto de los profesionales sanitarios, en especial sobre los de Atención Primaria. Pero es preciso iniciar un regeneracionismo moral que propicie la supervivencia del sistema”.
La crisis económica ?añadió- complica este proceso, pero lo hace más necesario que nunca y por lo cual el principio ético-deontológico de justicia, consagrado en el art. 6 del Código Deontológico debe ser tomado más en serio sin más dilación y aplicarlo en la ética práctica profesional del día a día. Introducir el sentido económico en las decisiones profesionales siempre ha tenido relevancia pero hoy especialmente por lo cual más que necesario es éticamente obligatorio.
Recordó, en otro momento de su intervención, que la Gestión Clínica, tal como ha sido definida por el Foro de la Profesión Médica (FPME), y en base a los Acuerdos con el Ministerio de Sanidad, firmados en Moncloa en julio de 2013, es un modelo asistencial integrador, colaborativo y multidisciplinario que busca la mejora de la eficiencia y la calidad de la práctica clínica mediante la responsabilización de los médicos en la gestión de los recursos utilizados en su ejercicio profesional, organizando y coordinando las actividades que se generan en torno a cada proceso asistencial”.
De esta forma, y según las consideraciones del FPME, el modelo de gestión clínica pretende: impulsar una forma de organización que oriente la actividad hacia el proceso asistencial y a la atención integral del paciente; motivar a los médicos mediante su implicación en la gestión de los recursos de la unidad o servicio al que pertenecen; y poner en valor nuevos valores y competencias esenciales para impulsar un renovado profesionalismo médico.
Finalmente, el Dr. Rodríguez Sendín identificó una serie de elementos necesarios para garantizar la calidad y eficiencia del servicio en el marco de mayor autonomía de gestión de los servicios y unidades clínicas: “no es un sistema de ahorro; no debe ser solo una propuesta de reorganización para garantizar la sostenibilidad del SNS, sino que es previa e independiente; no es pública, ni privada, ni es mejor o peor si se hace desde lo público que desde lo privado. “La gestión es gestión. No es privatización”, remarcó.
Concluyó, insistiendo en que la gestión clínica “debe considerarse como una estrategia proactiva de establecer un nuevo modelo organizativo para orientarse a la excelencia”.
Por su parte, AFEM, según su portavoz, Dra. Coloma, defiende lo positivo de la mayor implicación del profesional en la gestión clínica, el conocimiento de los indicadores de calidad, costo-efectividad y seguridad y la participación en la toma de decisiones dentro de un sistema de gestión público.
Sin embargo, expresó su oposición a la creación de unidades de carácter mercantilista (empresas o agrupaciones de profesionales) ajenas y externas al sistema sanitario público que se encarguen de gestionar de forma independiente, en este caso la Atención Primaria, de ahí su insistencia en “explorar nuevas formas de autonomía de gestión en A.P., en las cuales se puedan trasladar algunas de las decisiones de gestión a los profesionales, favoreciendo su implicación en el proceso”.