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La presencia humana es imprescindible a la hora de dar una mala noticia

Artículo realizado por Lucía Delgado Fonseca, estudiante de periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, sobre un acto formativo para periodistas promovido por la Organización Médica Colegial (OMC)

Madrid, diciembre 2010 (medicosypacientes.com)

LA PRESENCIA HUMANA ES IMPRESCINDIBLE A LA HORA DE DAR UNA MALA NOTICIA

Por Lucía Delgado Fonseca

Los doctores Marcos Gómez Sancho y Javier Rocafort coincidieron en que conviene dar las noticias relacionadas con la salud en persona y en un lugar tranquilo

En cualquier ámbito y en concreto en medicina, la presencia humana, el apoyo, la delicadeza e incluso, el contacto físico son imprescindibles a la hora de dar una mala noticia a un paciente. Esta es la forma ideal de hacerlo, y para informar sobre ello el Dr. Juan José Rodríguez Sendín, presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, fue el encargado de inaugurar una conferencia en la Organización Médica Colegial (OMC). Este doctor recalcó que en el momento de dar una mala noticia hay que tener en cuenta la reacción que pueda tener el receptor.

?No se puede dar una mala noticia por teléfono?, apuntaba, refiriéndose a la campaña de la Dirección General de Tráfico en la que una serie de personas reciben una llamada en la que les comunican la muerte de un familiar en un accidente. Conviene buscar un lugar tranquilo donde el receptor, ya sea un paciente como un familiar, pueda desahogarse y preguntar sin miedo.

En el encuentro participaron también el Dr. Marcos Gómez Sancho, presidente de la Comisión Central de Deontología Médica de la OMC, el Dr.Javier Rocafort, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, y, como moderadora, Yolanda Martínez Solana, profesora de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, y que tuvo como objetivo mostrar cómo deben transmitirse las malas noticias.

En el caso de los periodistas, el Dr. Rocafort señaló que deben saber que una de cada cincuenta personas que escuchan los medios de comunicación son pacientes en fase terminal o familiares. Eso debe tenerse en cuenta para no utilizar a la ligera términos que, aunque para la mayoría de personas no tienen un significado literal, para otras, que siendo los afectados, sí lo tiene, y por lo tanto es un tema delicado.

Cabe destacar, según manifestó el Dr. Gómez Sancho que no ha existido en España ningún escrito sobre cómo dar malas noticias hasta 1992. Pero hoy en día, siguen sin existir asignaturas, en carreras como medicina, que enseñen cómo hacer esto, aunque los médicos tengan que ponerse en esa situación bastante más a menudo que en la de curar extrañas enfermedades que sí han estudiado.

Desde la promulgación de la Ley General de Sanidad en 1986, es obligatorio dar a conocer al paciente su enfermedad, excepto si el médico considera que esto agravaría su estado. Aún así, el decir a un enfermo que su afección lo llevará a la muerte, debe ser sobre todo, un acto humano. Es importante no quitar la esperanza, pero siempre dentro de la situación del enfermo, es decir, tampoco habría que crear falsas expectativas. Los doctores también destacan el importante papel de las familias. En muchas ocasiones, estas realizan ?pactos de silencio? para que el enfermo no conozca su estado real. Esto es algo característico del paternalismo de las familias latinas. Se intenta sobreproteger a la persona querida, pero ella es consciente de su situación ya que conoce su propio cuerpo. Sin embargo, probablemente no tomará las decisiones correctas si no conoce el alcance de su enfermedad. Por ello es importante trabajar con las familias para hacerles entender la importancia de informar a los enfermos.

La información no se debe dar de golpe, como tampoco hay que mentir. Un médico debe saber darla en pequeñas dosis y nunca pronunciar un tiempo límite de vida. Dichos tiempos se basan en estadísticas y medias, y muchos casos las superan, y otros no llegan a ellas.

El Dr. Javier Rocafort, afirmó que la prudencia es esencial, así como la confianza con el paciente. Debe sentir el apoyo y la cercanía de su médico que se ha comprometido con su caso. Esto cobra mayor relevancia cuando se habla de cuidados paliativos, la atención médica que se ofrece cuando el enfermo no tiene cura. En este caso el médico es la persona que acompañará al paciente ? y también a su familia – hasta el final.

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