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La incontinencia urinaria aumenta el aislamiento social de las personas mayores

La incontinencia urinaria genera inseguridad y pérdida de autoestima en las personas de edad avanzada, llegando incluso a favorecer su aislamiento social. Esta pérdida de relación con su entorno termina desembocando con frecuencia en la pérdida de capacidad funcional según los expertos

Madrid, 27 de junio de 2012 (medicosypacientes.com)

La incontinencia urinaria genera inseguridad y pérdida de autoestima en las personas de edad avanzada, llegando incluso a favorecer su aislamiento social. Esta pérdida de relación con su entorno termina desembocando con frecuencia en la pérdida de capacidad funcional según los expertos

Este perfil de paciente presenta rasgos distintivos diferentes a los pacientes con menor edad. Entre ellos, según apuntó Juan José Tirado Darder, presidente del Colegio de Enfermería de Valencia, durante una mesa redonda centrada en los cuidados sociosanitarios, cuando el paciente es una persona mayor “da como normal que a su edad debe padecer incontinencia y únicamente se limita a paliar las consecuencias, mientras que en la población más joven es más frecuente el intento de solucionar el problema”. Sin embargo, esta situación puede ser muy problemática debido a que el aislamiento social al que se someten debido a este trastorno termina desembocando en la pérdida de su capacidad funcional.

Según los expertos, la repercusión de la incontinencia urinaria sobre la vida y el bienestar físico y emocional de las personas mayores se agrava si no reciben un tratamiento adecuado a tiempo. Los especialistas recalcan la importancia de situar en el centro de los tratamientos al paciente y a raíz de ahí, en función de sus gustos y preferencias, estructurar los programas y actividades dirigidas a la prevención de los grandes síndromes geriátricos y el deterioro funcional y cognitivo, la promoción de la autonomía y la rehabilitación.

No obstante, la actuación del clínico no siempre llega a tiempo y el tratamiento se complica debido a que los pacientes tienden a ocultar los síntomas. Todo ello termina generando un alto grado de infradiagnóstico, debido al cual los expertos han asegurado que no se puede conocer con precisión la prevalencia de la incontinencia y que únicamente se dispone de datos aproximados que se han obtenido gracias al estudio de los costes directos e indirectos sociales y sanitarios.

El manejo de la patología precisa, según los expertos, un esfuerzo conjunto por parte de diferentes profesionales sanitarios y el establecimiento de sinergias de colaboración. En este sentido, el Dr. Francisco José Tarazona Santabalbina, presidente de la Sociedad Valenciana de Geriatría y Gerontología,  explicó que “el abordaje de la incontinencia es interdisciplinar porque requiere instruir al paciente sobre una correcta higiene y educación de la micción, con pautas no farmacológicas que pueden aportar y enseñar el personal de enfermería y el personal médico, la valoración por parte del farmacéutico y el facultativo de las interacciones farmacológicas para evitar que el problema se agrave y el tratamiento específico de la incontinencia por parte del médico”.

Por último, como medida para disminuir el impacto de la incontinencia urinaria en los pacientes, el Dr. Tarazona hizo alusión a la necesidad de formar correctamente a los profesionales implicados en cuanto al diagnóstico y tratamiento, así como a la importancia de su “educación sobre el drama personal que supone al anciano la incontinencia y su repercusión en la esfera física, psicológica y social”

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