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Dr. Juan Martínez: «Los caminos»

Cuando se emprende un nuevo camino, como escribe el doctor Martínez en este artículo, todo debe tener un sentido. Es cierto que los cambios profesionales resultan a veces incomprensibles. Lo fácil sería ser como los viejos legionarios: alguien que decide cancelar vida y pasado, y vuelve a reiniciar. Pero nada de eso es posible. Todo es un continuo, se trata de ganar, de aprender, de mejorar. De volver a la raíz para completar el camino

Madrid, 9 de julio 2013 (medicosypacientes.com)

 

«Los caminos»
Dr. Juan Martínez

La ladera del Abantos, junto a la gran cruz que nunca debió ser, se ha cubierto de piornos amarillos, ajena a aquel pavoroso incendio y a la muerte de su lado que no cesa.

Mientras contemplo esa estampa, por el camino recto que lleva hasta el mar, tantas veces transitado, pienso en la rareza de todos los caminos: ninguno es igual a otro. Nada es igual a nada. Emprender un camino personal implica decisiones, encrucijadas, retornos y comienzos, todos ellos irrepetibles.

La atención sanitaria española tenía su camino, su dirección y sentido. Su modelo. Se trataba de un gran dispositivo nacional, más tarde transferido, de financiación pública y provisión pública, con un giro en las últimas décadas hacia la atención primaria y muy contenido en los costes, esencialmente por los sueldos bajos de los profesionales, mayoritariamente fijos, vinculados por un sistema equiparable al de los funcionarios (personal estatutario).

Con estas mimbres causamos la admiración de los EE UU en su incesante búsqueda de ser europeos en sanidad, redujimos a niveles excelentes la mortalidad infantil y prolongamos más que nadie la esperanza de vida. Ayudó nuestra afición a la dieta mediterránea, claro, y el nivel de prosperidad y riqueza de la sociedad española, hasta 2010, más o menos.

Emprender un camino personal es un derecho. Consiste, ni más ni menos, en buscar lo que te falta y encontrar lo inesperado. Una vez en un camino yo encontré un lago azul que comunica directo el cielo con la tierra y lo prolonga al infinito. Se me quedó en la retina como una mácula celeste y aunque no vuelva a verlo, formará siempre parte de mi. La aventura de vivir tiene esas cosas.

Las sociedades, en cambio, no pueden emprender recorridos sin un mínimo consenso, aquí no caben ni intuición, ni sueños. Para el cambio de modelo sanitario no hay acuerdo entre los profesionales, todo lo contrario un rechazo masivo. La población es recelosa, cuando no abiertamente contraria a experimentos de gestión que ya se han visto fracasados. Los expertos en economía de la salud han publicado pruebas de que la gestión externalizada, mixta o en régimen de concesión, constituye una perversión del sistema público que a la larga contribuye a la bancarrota general del sistema. En gran parte porque la codicia empresarial se lleva mal con el servicio público.

Cuando se emprende un nuevo camino todo debe tener un sentido. Es cierto que los cambios profesionales resultan a veces incomprensibles. ¿Qué necesidad tienes?, te dicen los cercanos. ¿De dónde sale éste?, dicen los nuevos compañeros de viaje. Lo fácil sería ser como los viejos legionarios: alguien que decide cancelar vida y pasado, y vuelve a reiniciar. Pero nada de eso es posible. Todo es un continuo, se trata de ganar, de aprender, de mejorar. De volver a la raíz para completar un camino.

En lo personal, todos deberíamos poder subirnos a una alfombra voladora y llegar hasta las nubes, junto al azul infinito.

La política no es sino medicina a gran escala (Virchow), y en ambas, la dosis y el sentido crítico son fundamentales. Yo digo no al político visionario, que no oye a los ciudadadanos, que no entiende a los técnicos. Yo digo no al que legisla sobre escuela sin escuchar al maestro. Digo no al que quiere hacer salud con la chequera. Digo no al que quita la beca al pobre.

El camino personal debería ser largo (Kavafis), mientras que el camino de las sociedades debería no tener retorno, siempre directo hacia el progreso (Passolini), sin peligrosos zig-zag que retrasen décadas a todo un país.

Razonablemente, la oposición, que sin duda algún día volverá a ser gobierno, ya ha anunciado el retorno al sistema público-público, que tanto bien ha hecho a España. El drama está servido.

 


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