miércoles, mayo 7, 2025

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Vocación y formación, elementos esenciales para alcanzar la excelencia en cuidados paliativos

Los doctores Javier Rocafort, Rogelio Altisent y Jacinto Bátiz, moderados por el Dr. Rafael Mota, director de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), analizaron la importancia del trabajo multidisciplinar, la bioética y el profesionalismo, y la formación en la I Jornada de Humanización en Cuidados Paliativos, organizada por la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) junto a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) en España, a través de la Fundación Juan Ciudad (FJC)

El Dr. Javier Rocafort, director médico del Hospital Centro de Cuidados Laguna y coordinador científico de la Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud, destacó que “el trabajo en equipo forma parte de nuestra esencia. Desde que se crearon los cuidados paliativos modernos hace 50 años, las banderas han sido la comunicación exquisita, el trabajo en equipo y el control de síntomas”. A su juicio, “estos tres elementos son aplicables a todo el sistema sanitario en general y a la relación entre las personas”.  

 
Durante su intervención, el Dr. Rocafort hizo referencia a los criterios de la SECPAL a la hora de catalogar un equipo o una unidad completa de cuidados paliativos, que implica que haya un médico y una enfermera dedicados al 100% con 140 horas de formación, además de un psicólogo y un trabajador social dedicados al 50%. Estos requisitos supusieron que de los 430 equipos que había recogidos en España en el anterior estudio, se pasó a los 193 que cumplieron las anteriores premisas citadas en 2015. 
 
El Dr. Rocafort explicó que la calidad importa “tanto a nivel de síntomas, como económico” e hizo hincapié en que “tener buenos equipos es lo que rebaja el coste de la atención a los pacientes oncológicos”. Sin embargo, si no son completos y no cumplen unos estándares mínimos de calidad el ahorro no es tan grande. “La Administración sabe el camino por el que hay que ir”, aseguró.
 
Lejos de idealizar ni forzar el trabajo constantemente unido, el director médico del Hospital Centro de Cuidados Laguna es partidario de apostar por “un trabajo respetuoso con los demás y la colaboración dentro del equipo. El secreto no está tanto en trabajar juntos sino en saber coordinar el trabajo de cada uno, y buscar momentos de puesta en común, especialmente para la planificación de objetivos y para la toma de decisiones importantes”. 
 
El Dr. Rocafort recordó que los profesionales que más aciertan son los que están más cerca del paciente. “Los equipos psicosociales son cada vez más necesarios y están demostrando claramente su eficiencia en cuidados paliativos, de forma que ya no se concibe un equipo completo sin su participación. Sin embargo, especialmente en el hospital, quienes realmente marcan la diferencia en que el paciente esté bien o mal son las técnicos auxiliares. Sin una buena base de cuidados, higiene y nutrición, sería inviable el resto de la intervención sanitaria, y la información obtenida de su contacto constante con el paciente es esencial para el resto del equipo”, matizó.
 
La actitud y la formación, imprescindibles en cuidados paliativos 
 
El Dr. Rogelio Altisent, director de proyectos de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, es partidario de “cultivar la ética de la primera persona, que es diferente a la ética de la tercera persona. Esto implica que es necesaria llevarla en la sangre, algo que se parece a lo que llamamos vocación profesional; y por supuesto, la formación en ética, que permite descubrir dimensiones que otras personas son incapaces de ver”. Es decir, “se necesita vocación y formación, siendo ambas imprescindibles, y que se retroalimentan”.
 
Explicó que en el nivel más básico de las relaciones humanas se encuentra la legislación, en la que el Derecho establece unos mínimos obligatorios; por encima se sitúa la Deontología, que es de obligado cumplimiento para los profesionales; más arriba se encuentra la ética profesional, que es el modo en el que cada uno considera cómo realizar su trabajo, y probablemente va más allá de lo que le exige el código; y en la cima de esta pirámide se encuentra la ética personal, con la que cada individuo rinde cuentas ante su propia conciencia. En este punto, el Dr. Altisent comentó que el profesionalismo se sitúa entre la Deontología y la ética profesional, por lo que tiene una parte de ética autónoma y otra de ética heterónoma. 
 
El director de proyectos de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza considera que la bioética tiene una relación transversal con el Derecho, la Deontología y la ética personal. El Dr. Altisent señaló que “una forma de explicar qué hay detrás de la ética de la primera persona es “el duende”, algo que se lleva dentro, que es lo que mejor se identifica con la vocación profesional”. Por último, reseñó que “la actitud (ética de la primera persona) más la formación es lo que hace la excelencia”. 
 
Dimensión emocional, social y espiritual del paciente
 
Por su parte, el Dr. Jacinto Bátiz, jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios de Santurce y miembro de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial (OMC), argumentó que, aunque está cambiando despacio, los cuidados paliativos tradicionalmente no han tenido un nivel alto dentro de la educación general y la formación de los profesionales sanitarios.
 
Esto puede explicar por qué los profesionales sanitarios a menudo reconocen que no se sienten bien formados en las áreas de dar las malas  noticias, evaluación de pronóstico, gestión de control síntomas o en la ayuda a los pacientes en la toma de decisiones difíciles.
 
El objetivo de la formación en cuidados paliativos es que los profesionales adquieran capacidad para tratar al enfermo como una persona y no como una enfermedad hasta el momento de su muerte “para lo que es imprescindible que no solo se le contemple como una estructura biológica, sino que además  se tenga en cuenta  su dimensión emocional, social y espiritual para poder satisfacer cada una de sus necesidades”, señaló.
 
El Dr. Bátiz recomendó a “quienes toman las decisiones en nuestro país”, que aseguren que los cuidados paliativos sean una parte esencial de la formación y la educación continua de los médicos, enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos y otros profesionales sanitarios.
 
Para ello, es necesario “un número suficiente de expertos en los cuidados paliativos, que tiene que ser formado y apoyado para facilitar esta educación”. Las organizaciones de la salud “tienen que invertir en apoyo de los profesionales sanitarios en mantenimiento de los modernos cuidados paliativos, especialmente en la gestión del dolor y otros síntomas, en desarrollo y mantenimiento de sus capacidades de asesoramiento y de comunicación, y en la utilización de los recursos disponibles”, expuso.
 
Y se mostró partidario de que “las organizaciones de la salud desarrollen culturas y prácticas del trabajo que permitan el mejor uso de capacidades de los profesionales sanitarios incluyendo el pasar suficiente tiempo con pacientes y familias”
 
Por último, destacó que la OMC y la SECPAL han solicitado a los distintos gobiernos la obligatoriedad de la formación en cuidados paliativos en los estudios universitarios, así como la creación del Área de Capacitación Específica en Cuidados Paliativos según lo previsto en la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias.
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