La mejor forma de demostrar que un médico tiene actualizados sus conocimientos y habilidades y que ha desarrollado sus aptitudes dentro de un marco ético adecuado, pasa, sin duda, por la validación periódica de la colegiación (VPC) y la recertificación, arropadas por los Colegios de Médicos y Sociedades Científicas, y con la colaboración de la Administración sanitaria como garante de todo ese proceso. Así se expuso en la mesa “recertificación mitos y realidades”, celebrada en el marco del XXIII Congreso de la SEMG, celebrado en Granada. El vicepresidente de la OMC, Dr. Romero, como participante destacó, además, el valor de la VPC como mecanismo para hacer frente al intrusismo profesional
Vicpte. OMC: “Validarse es luchar contra el intrusismo”
El vicepresidente de la OMC, Dr. Serafín Romero, se centró en la Validación Periódica de la Colegiación (VPC), para despejar y aclarar los conceptos en torno a este proceso relativos a su obligatoriedad, su periodicidad, su proceso, y sus gestores, entre otros. La mayoría de estos aspectos quedan englobados en la definición de VPC: “Proceso periódico (cada seis años) por el que los colegios de médicos españoles renuevan a sus colegiados la credencial de la colegiación tras evaluar la buena praxis médica, el buen estado psicofísico para el ejercicio de su actividad profesional y el buen desempeño profesional”.
Para el Dr. Romero, el reto de este proceso radica en que tanto los médicos como las instituciones, colegios, las Administraciones junto con la sociedad “lo consideren necesario y lo defiendan con energía”, dado que su último fin es garantizar a la sociedad y al paciente que los médicos que disponen de la VPC reúnen los estándares para ejercer como médicos, además de tener en consideración su capacidad para hacer frente al intrusismo profesional.
La VPC también garantiza a los médicos que sus actos profesionales están avalados por las estructuras profesionales y que los organismos co-reguladores de la profesión médica, Colegios y Administraciones, pueden rendir cuentas a la sociedad de la calidad de los actos médicos, según expuso.
En otro momento de su intervención, el Dr. Romero explicó el porqué los Colegios de Médicos se han involucrado en este proceso, partiendo del hecho de que para ejercer es obligatorio estar colegiado. Además, la participación de las corporaciones, como recordó, tiene que ver con razones legislativas relacionadas con el deber de formación de los profesionales, y también deontológicas atendiendo al deber, derecho y responsabilidad por parte del médico. También se refirió a las garantías que ofrecen a la ciudadanía, desde 2003, mediante un registro público en el que queda reflejado que el médico que atiende al paciente tiene su correspondiente especialidad certificada y que no posee ningún expediente por mala praxis. El Dr. Romero remarcó la importancia de que el ciudadano esté informado sobre estas cuestiones y que sea asumido por las Administraciones.
Es el Desarrollo Profesional Continuo (DPC) el nexo entre VPC y Recertificación, como recordó. En este sentido, y según la Directiva de Cualificaciones Profesionales 2013/55/UE Los Estados miembros deben promover el desarrollo profesional continuo de los médicos y comunicar a la Comisión las medidas que adopten en este ámbito. El DPC debe abarcar la evolución técnica, científica, normativa y ética, así como motivar a los profesionales para que participen en formaciones de aprendizaje permanente relacionadas con su profesión.
De ahí, los acuerdos firmados con Sociedades Científicas, para llevar a cabo, la segunda parte del proceso, relativa a la recertificación. Así, hasta el momento, se han firmado convenios VPC-R, con: Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), con las tres Sociedades de Atención Primaria –Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SEMFYC), la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), y los firmado con la Sociedad Española de Urgencias y Emergencias (SEMES), la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), la Asociación Española de Biopatología Médica-Medicina de Laboratorio (AEBM-ML), y el más reciente, con la Sociedad Española de Cirugía Pediátrica (SECP).
Además del Dr. Romero, se contó con la participación del vicepresidente de la Federación de Asociaciones Médico-Científicas Españolas (FACME); Dr. Fernando Carballo, Dr. Antonio Fernández-Pro, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG); y Dr. Benjamín Abarca, ex presidente de SEMG, que actuó de moderador.
Dr. Fernando Carballo se centró en el tema de las Sociedades Científicas y la Formación Continuada, y recordó que la misión de estas entidades no es otro que contribuir a los objetivos de excelencia no solo en práctica clínica sino también en lo relacionado con parámetros de calidad y seguridad. También repasó las principales obligaciones de estas entidades: con los pacientes y con la sociedad, y también con el sistema nacional de salud, Ministerio de Sanidad y CC.AA.
Abogó por trabajar por la alianza entre Colegios y Sociedades Científicas para temas de gran importancia, como es el de la gestión clínica, recuperar la credibilidad frente a las instituciones, potenciar la independencia crítica así como buscar proyectos de valor estratégico, trabajar abiertos a la sociedad civil, algo que el vicepte. de FACME considera fundamental.También apostó por contribuir al Desarrollo Profesional Continuo con especial foco en el conocimiento científico y celebró el proceso puesto en marcha por la OMC que va a permitir “poder sumar y contribuir con la recertificación”.
En otro momento de su intervención se refirió al desarrollo curricular que debe estar centrado no “en lo que el profesional quiere saber sino en lo que necesita saber, dada la necesidad de nuevos perfiles competenciales”. La labor de las Sociedades Científicas se relaciona en este terreno con el trabajo en mapas de conocimiento, catálogo de prestaciones y de técnicas y procedimientos, así como competencia y perfil profesional. Todo ello con el fin de impulsar desarrollos profesionales personales, como se está haciendo ya en otros países.
Concluyó recordando que “los profesionales estamos obligados éticamente a ser la avanzadilla contínua de la búsqueda del bienestar y felicidad de las personas y de la sociedad, ya que sin salud y sin proyectos vitales coherentes no puede existir una sociedad adecuada”.
“Necesidad de mucha pedagogía”
El presidente de la SEMG, Dr. Antonio Fernández-Pro, se mostró convencido de que para dar el impulso que requiere este proceso de validación-recertificación es necesario aplicar “una alta dosis de pedagogía” entre la clase médica y hacer un tremendo esfuerzo por contar la realidad, partiendo de que “el médico de base se muestra algo reticente a este tipo de cuestiones”.
Recordó que el proceso emana de una profesión como la médica que se autorregula a través de los Colegios de Médicos y dentro de ese marco necesitamos un procedimiento que acredite nuestros conocimientos, entre otras razones, por seguridad para el propio ciudadano, sin olvidar, por otra parte, el requerimiento normativo procedente de la transposición de la Directiva de Cualificaciones Profesionales, además de considerarlo como una “excelente oportunidad de adaptación a la realidad social y de acrecentar el prestigio profesional”.
Para el Dr. Fernández-Pro, el procedimiento debe estar englobado en el coste total de la asistencia sanitaria, entre otros motivos, “porque no se trata de un capricho, sino una necesidad de formación relacionada con el tiempo y los medios”.”El sistema tiene que poner a disposición del médico, como empleador público y casi único, los medios necesarios y suficientes para sacarlo adelante”, remarcó.
Desde su punto de vista, las Sociedades Científicas son “actores necesarios e imprescindibles para que este proceso llegue a buen fin, a través de la definición de áreas competenciales”. En este sentido, recordó que en Atención Primaria, sus Sociedades están haciendo “un considerable esfuerzo para definir el referido mapa competencial”.
Como requisitos fundamentales del proceso de recertificación el presidente de SEMG se refirió a la transparencia como garante de su credibilidad, que sea sostenible económicamente, de implementación progresiva, de fácil accesibilidad, y amparado en un marco legal concreto y homogéneo, y trascendente para el desarrollo profesional, sin olvidar la involucración de los profesionales. Concluyó instando a un enorme esfuerzo por parte de todos los actores implicados en el proceso, sobre todo, “para informar profundamente sobre el tema que nos ocupa”.
En conclusión
El Dr. Benjamín Abarca, que actuó de moderador, hizo al final de la mesa, una síntesis del contenido de la misma, destacando la importancia de la validación periódica de la colegiación como sello de calidad. Recordó la obligatoriedad que impone la Directiva de Cualificaciones Profesionales respecto a este tipo de procesos, estando bien definidas las competencias que corresponden a los dos principales agentes en este proceso como son Colegios y Sociedades Científicas, además de los propios profesionales.
Destacó también como importante que el regulador y el empleador no sean el mismo agente así como la excelente oportunidad para adaptarse a las demandas de la sociedad y un compromiso ético por ello no debe confundirse como si fuera un objetivo o, simplemente, un fin.