La atención sanitaria en Europa enfrenta una encrucijada sin precedentes. La crisis del personal sanitario que azota al continente no es un problema reciente ni sencillo; es un fenómeno complejo que, de no abordarse de manera inmediata y coordinada, pondrá en jaque la sostenibilidad de los sistemas de salud y, con ello, el bienestar de millones de ciudadanos. Las principales organizaciones médicas europeas, que representan a millones de facultativos, han dado un paso al frente y han lanzado un llamamiento claro y contundente: es hora de actuar con firmeza, estrategia y responsabilidad para asegurar un futuro sostenible a la profesión médica y garantizar una atención de calidad a toda la población.
La crisis actual no puede simplificarse como una mera consecuencia del envejecimiento de los profesionales de la salud y la falta de nuevas contrataciones. El problema es mucho más profundo y multifactorial. Factores como el envejecimiento poblacional, que incrementa la demanda de servicios sanitarios; el impacto duradero de la pandemia de COVID-19; y las nuevas expectativas sociales respecto a la atención sanitaria, han contribuido a agravar una situación ya delicada. Frente a esta realidad, es evidente que los enfoques tradicionales centrados exclusivamente en la contratación no han sido suficientes. Es necesario un cambio de paradigma.
La propuesta de la profesión médica europea parte de un enfoque integral que aborde no solo la contratación de nuevos profesionales, sino también la mejora de las condiciones laborales y la implementación de medidas efectivas para retener el talento médico. No podemos obviar que, al igual que el resto de la población, los profesionales sanitarios también experimentan cambios en sus valores y expectativas. La atracción por la profesión médica está disminuyendo y, sin medidas concretas, corremos el riesgo de que esta tendencia continúe.
La mejora de las condiciones laborales es, sin lugar a dudas, una de las claves para revertir esta situación. Existen datos alarmantes que indican que hasta el 43% de los médicos en Europa presenta síntomas de agotamiento o burnout. Factores como las largas jornadas, la sobrecarga burocrática, los horarios impredecibles y la insuficiencia de personal son las principales causas de esta situación. Es imprescindible establecer y hacer cumplir condiciones laborales legales que protejan a los profesionales, promoviendo horarios razonables, descansos adecuados y el equilibrio entre la vida laboral y personal. En este sentido, respetar el límite de 48 horas semanales de trabajo y facilitar opciones de trabajo a tiempo parcial o con horarios flexibles no es solo una cuestión de derechos laborales, sino una necesidad para garantizar la seguridad de los pacientes y la sostenibilidad del sistema.
Otra propuesta fundamental es la necesidad de invertir de manera decidida en la formación de los profesionales sanitarios. La calidad de los programas de formación, tanto de grado como de posgrado, debe ser una prioridad para todos los países europeos. No basta con formar a nuevos médicos, sino que es esencial mantener altos estándares de calidad en la educación médica para garantizar que los futuros profesionales estén plenamente capacitados para enfrentar los desafíos del sistema sanitario. Además, es recomendable incorporar iniciativas de bienestar y alfabetización en salud mental en los planes de estudio, con el fin de preparar a los futuros médicos para manejar el estrés y las exigencias inherentes a su profesión.
No podemos dejar de lado la importancia de abordar la violencia contra los profesionales sanitarios. En los últimos años, hemos asistido a un aumento preocupante de las agresiones hacia el personal médico. Este fenómeno no solo pone en riesgo la integridad física y emocional de los profesionales, sino que también contribuye a su desmotivación y abandono de la profesión. Las estrategias de prevención de la violencia, así como la implementación de sistemas de apoyo y denuncia, deben formar parte de cualquier plan integral para abordar esta crisis.
Por último, pero no menos importante, es vital fomentar una cultura laboral centrada en las personas. La autonomía, el sentido de pertenencia y las relaciones interpersonales son factores que influyen directamente en el bienestar de los profesionales sanitarios. Promover un entorno de trabajo que valore y apoye a sus trabajadores es esencial para retener el talento y mantener la calidad de la atención sanitaria.
En definitiva, el futuro de la profesión médica en Europa está en juego. Las propuestas de las organizaciones médicas europeas, compartidas en su totalidad por la Organización Médica Colegial de España, no solo son razonables, sino urgentes. La inversión financiera sostenida en los sistemas sanitarios, la mejora de las condiciones laborales, la promoción de una cultura laboral saludable y el fortalecimiento de la formación de los profesionales son medidas que no pueden esperar. Si no actuamos ahora, corremos el riesgo de enfrentar una crisis aún mayor que comprometa la salud de millones de ciudadanos.
Este llamamiento no es solo una reivindicación de los profesionales sanitarios, sino un recordatorio de que una sociedad justa y equitativa se construye sobre la base de un sistema de salud fuerte y sostenible. La salud de Europa depende de ello.
Dr. Tomás Cobo Castro
Presidente de la Organización Médica Colegial de España
Vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas