Médicos de España, Portugal y 19 países de Iberoamérica han solicitado unánimemente que todo lo referente a los sistemas de salud y asistencia sanitaria quede excluido explícitamente de los Tratados de Libre Comercio (TTLC) que se están negociando entre EEUU, Canadá y Europa para evitar que el derecho a la salud sea “masacrado por asuntos de interés económico” y piden transparencia para que los conozcan los ciudadanos
Así se puso de manifiesto en una de los debates sobre las “Consecuencias para la atención sanitaria de los Tratados de Libre Comercio” que representantes de las corporaciones médicas de España, Portugal y 19 países de Iberoamérica, celebraron en el encuentro Foro Iberoamericano de Entidades Médicas, celebrado el pasado fin de semana en Coímbra, Portugal.
El Dr. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial (OMC) participó como ponente en este debate, moderado por el anfitrión del encuentro, Dr. José Manuel Silva, presidente de la Ordem dos Médicos de Portugal, en el que también intervino el Dr. Jeancarlo Fernandes Cavalcante, del Conselho Federal de Medicina de Brasil.
Dr. Fernandes: “El derecho a la salud no debe ser masacrado por intereses económicos”
El Dr. Fernandes Cavalcante puso de manifiesto el hecho de que muchos de estos tratados de libre comercio no son válidos por no estar homologados por los Parlamentos de los respectivos países y dijo que, en lo referente la incidencia que tenga en la asistencia sanitaria, es algo que está “intrínsecamente unido los derechos y a la dignidad humana”.
Recordó que en Latinoamérica existen dos estructuras de defensa de los derechos humanos: el Comité Internacional de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, que recogen todo lo referente en esta materia.
Sobre las patentes, a las que hacen referencia estos tratados, dijo que “respetando la inversión de la industria farmacéutica”, no hay que permitir que el derecho a la salud sea “masacrado por asuntos de interés económico” y puso como ejemplo de una adecuada y eficaz actuación la llevada a cabo por el Gobierno de Brasil para poner fin a la patente de un fármaco contra el virus SIDA en 2014, mientras que en otros países se sigue renovando.
Para el Dr. Fernandes Cavalcante, es “necesario protegerse del dominio” de las patentes y tener claro cuál es la “eficiencia y la efectividad de los fármacos”, es decir, resultados.
Respecto a los tratados de libre comercio, reiteró la necesidad de adecuarlos al derecho constitucional que rija en cada país y abogó para que, en lo referente a su incidencia en la salud, estén representados en los foros de discusión entidades como Confemel. También demandó un mayor “activismo” de los medios de comunicación para informar a los ciudadanos de lo que realmente representan estos tratados de libre comercio.
Dr. Rodríguez Sendín: “Si no se excluye la sanidad de los TTLC, podemos echarnos a temblar”
Por su parte, el Dr. Rodríguez Sendín, se refirió principalmente a las consecuencias para la salud de estos tratados y se preguntó que “si el presidente de EEUU no ha sido capaz de introducir elementos de justicia en relación con la salud de su país, qué podemos esperar de estos tratados como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre EEUU y Europa.
Para él, este acuerdo lo que trata es de “dinero, de mercado, de distribución, de agrupar más los capitales y de concretar más el poder”. Convencido de que el libre comercio es el valor predominante y no el cuidado de la salud, defendió que “los intereses comerciales y económicos nunca deberían anteponerse al interés sanitario y al cuidado de la salud”.
Por ello, considera imposible que los tratados de liberalización comercial, no afecten a la salud, especialmente de los más necesitados y advirtió de los posibles riesgos para la salud de ellos, “queden como queden”.
En su crítica a lo que denominó “ciencia al servicio del interés comercial” hizo referencia a los “precios abusivos de las moléculas”, a la “falta de independencia de las agencias europeas, financiadas por las farmacéuticas” y al “control de la industria farmacéutica de los ensayos clínicos”.
Aseguró que, en lo referente a las patentes, lo que vienen a hacer estos tratados, “en vez de liberalizar es todos lo contrario: perennizarlas más todavía”. Es decir, que, en su opinión, los Gobiernos vinculados se verán obligados a conceder patentes adicionales a las compañías farmacéuticas por cambios que introduzcan en los medicamentos existentes, incluso cuando estos cambios no proveen beneficio terapéutico alguno para los pacientes.
Alertó de que una de las amenazas de las patentes está en que cuando los precios son injustificadamente altos y se refieren a medicamentos de alto poder de curación, los sistemas públicos de salud pueden no estar en disposición de hacer frente a la misión que tienen encomendada, lo que, en su opinión, hay que evitar a toda costa para no alterar el necesario equilibrio de intereses.
En este sentido puso como ejemplo el coste de los nuevos fármacos contra la Hepatitis C que, hasta el Senado norteamericano, ha puesto de manifiesto que se ha multiplicado por 280 su valor.
Por ello, desde la corporación médica que representa, se ha defendido que se liberalicen las patentes cuando existan motivos de interés público, como “cuando un medicamento no esté disponible para la población a precios razonablemente asequible, de manera que se altere el normal funcionamiento del servicio público sanitario y siempre que la invención sea determinante para la prestación del mejor tratamiento curativo existente en el caso de situaciones de riesgo grave”.
Para el Dr. Sendín, otro de los riesgos de estos tratados es que van a “anular la capacidad regulatoria de los Estados” y habrá una protección comercial por “inhibición y miedo”. Es decir, que la regulación de los controles en todos los productos que tienen relación con la salud van a impedir a los países más débiles que quieran hacer algo para proteger a sus gentes que lo realicen, por miedo a las indemnizaciones, especialmente de los órganos de arbitraje.
Por todo ello, defendió que se deben excluir explícitamente de los TTLC todo lo que afecte a los sistemas de salud pública y asistencia sanitaria, los seguros sanitarios –públicos y privados-, la distribución farmacéutica, las patentes de medicamentos y los sistemas de financiación selectiva. “Si esto no ocurre –dijo- podemos echarnos a temblar”.
Finalmente, ante el “oscurantismo” de estos TTLC, reclamó a los Gobiernos que exijan la difusión de todos los documentos, en especial, de todos aquellos que explícita o implícitamente puedan afectar a la salud o los servicios sanitarios. Y, como su homónimo brasileño, resaltó la necesidad de trasladar a los ciudadanos y a los médicos esta información con mensajes sencillos.