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¿Qué hemos aprendido del Ébola?

El Dr. Guillermo Vázquez, especialista en Medicina Interna y Medicina Intensiva, que ha compaginado su trabajo con la cooperación internacional desde hace 22 años, especialmente en África, donde ha participado activamente en la última epidemia de Ébola, cuenta en este artículo para médicosypacientes.com qué hemos aprendido de esta epidemia. 

Una experiencia que relató en uno de los talleres deI Congreso de Cooperación Internacional de la Organización Médica Colegial (OMC), organizado por la Fundación de los Colegios Médicos para la Cooperación Internacional (FCOMCI) y el Colegio de Médicos de Granada, y del que el Dr. Vázquez fue coordinador en su calidad de experto y como director de Cooperación del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos.  

La epidemia

La epidemia   afectó a Guinea,  Sierra Leona y Liberia,  países pequeños pero densamente poblados. Por primera vez, esta epidemia afectó  núcleos urbanos   con poblaciones de millones de habitantes  viviendo en  barrios degradados. Simultáneamente,   las conexiones internacionales  le dieron una perspectiva   global  hasta entonces desconocida.

La epidemia se inició en diciembre del año 2013, pero no fue hasta  agosto del año 2014 cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS)  reconoció  la epidemia y  declaró una emergencia internacional.   Los países afectados  se colapsaron, mientras que en los  países occidentales se extendió el miedo a que la epidemia los pudiera alcanzar.

Actualmente la epidemia  está  bajo control, con  casos esporádicos  que impiden tener la certeza de que la epidemia esté  superada definitivamente.  El número de  pacientes   se acerca a los  30.000 casos,  y  la cifra de    fallecimientos supera  los  12.000  muertos. Los  sanitarios sufrieron más   de 900  casos, de los cuales, alrededor de la mitad fallecieron.

Esta epidemia desveló numerosas carencias, tanto  en los países afectados, como en las instituciones internacionales y países desarrollados.  Pero estas mismas deficiencias sirvieron para  desencadenar una cadena de mejoras que  permiten creer que  nuevas emergencias sanitarias   internacionales  contaran con una capacidad de respuesta rápida y eficiente.

La Enfermedad

A pesar del gran número de afectados, la profundización  en su conocimiento  se ha realizado  en los  sanitarios  occidentales infectados que fueron evacuados a sus países de origen.  En relación al contagio de la enfermedad, se ha añadido un nuevo eslabón. Como se sabe,  el inicio se  sitúa en  la manipulación   de  murciélagos y monos para comerlos, y una vez contagiada una persona, esta infecta a sus allegados especialmente  aquellos que lo cuidan y  los encargados de los ritos funerarios. La contagiosidad es baja,  un paciente transmite la enfermedad a una media de 2.3  personas. El nuevo eslabón es la identificación de  que los varones sobrevivientes que una vez dados de alta por curación clínica,  pueden contagiar  vía sexual a sus parejas, y esto explicaría el goteo de casos aislados que en un momento  dado pueden desencadenar un nuevo brote, sin necesidad del primer eslabón ya comentado ( carne de selva).  Otra aportación es el conocimiento de que la causa más frecuente de fallecimiento es la   deshidratación  severa  causada   por las diarreas seudo-coléricas del Ébola.  Su corrección rebaja la mortalidad de más del  70%  al 23%. Finalmente, en los estadios más avanzados con fracaso multiorgánico, la ventilación mecánica y  la hemofiltración han demostrado también su eficacia,  rebajando aún más la mortalidad (aplicado en los enfermos evacuados a países occidentales).

Los equipos de autoprotección.

Han constituido una pieza clave para proteger a los profesionales   relacionados con los pacientes. Sin embargo han presentado varios inconvenientes  serios que la industria debe de  mejorar. En primer lugar su complejidad   hace que la retirada del mismo pueda conllevar la infección del sanitario que lo viste. En segundo lugar la temperatura que se alcanza al  llevarlos conlleva, no solo el riesgo de deshidratación, sino también  el de un golpe de  calor. Para obviar  estos inconvenientes el tiempo de uso se reduce a menos de una  hora, lo cual, a su vez,  disminuye  drásticamente el tiempo al lado de los pacientes. Mejorar estos trajes es una prioridad   de máximo nivel. 

Diagnóstico

Su diagnóstico basado hasta ahora en una técnica compleja de PCR (por sus siglas en inglés polymerase chain reaction) que limitaba su uso. Esto   puede  cambiar radicalmente, gracias a varios test  de diagnóstico rápido, sencillo y utilizable a pie de cama para   seleccionar los casos  que requieran una confirmación con PCR.  Su impacto clínico puede repercutir  positivamente en el control rápido del Ébola. 

Tratamientos.

Hemos visto que la rehidratación correcta reduce la mortalidad  en  más de  un 50% con respecto a la mortalidad reconocida por Ébola. Sin embargo esa corrección,  en los casos graves y avanzados requiere la vía endovenosa y una supervisión adecuada del paciente. Mejorar las guías de práctica clínica  y los equipos de autoprotección supone un reto insoslayable.

Al iniciarse   esta epidemia, el Ébola, era una enfermedad  huérfana de cualquier tratamiento. Sin embargo es, en este campo, donde se han hecho las mayores aportaciones con impacto  que supera ampliamente la epidemia actual.   Se han desarrollado, con  el beneplácito de la OMS, nuevas estrategias de investigación con todos los requisitos éticos. Esto ha permitido, por   primera vez,  una respuesta rápida, eficaz  y coordinada   en la realización de  ensayos clínicos.  Antivirales, suerotepia y  vacunas post-exposición,  (actualmente autorizadas como uso compasivo) están cambiando las perspectivas del Ébola.

La participación de la sociedad nativa.

Inicialmente se implantaron directrices tomadas a miles de kilómetros a distancia  de la epidemia, y por tanto desconectadas de la cultura y valores locales. Esto  provocó disfunciones graves que enlentecieron el control de la enfermedad y favorecieron su rápida expansión. Basta poner algunos ejemplos para entender  esta aseveración. Los entierros en estas culturas revisten una importancia capital; en ellos se deciden aspectos transcendentales para estas sociedad primitivas, como el acceso de la familia a  los viene comunales,   la responsabilidad de los huérfanos, nuevos matrimonios y alianzas entre familias. Privar a las familias de este escenario fue suficiente para que   estas  fueran esquivas a la hora de  llevar sus familiares a los hospitales.

La detección de enfermos sospechosos de Ébola llevaba inicialmente a la cuarentena y aislamiento de la familia y sus contactos y como consecuencia de ello, los enfermos se escondían.  Solo entendiendo estas necesidades,  reconociendo el papel de los líderes locales, dando salida a sus necesidades y   entrenando a trabajadores de salud locales, la  epidemia afloró en todas sus dimensiones y se  mejoró su control.

La estructura sanitaria.

El colapso de las estructuras  sanitarias de estos países, hizo que la población vulnerable como las mujeres embarazadas y los niños de menores de 5 años hayan tenido  una  mortalidad superior a la del  Ébola. Por todo esto es necesario que, en paralelo a las guías para controlar eficazmente la  epidemia del Ébola u otras epidemias  distintas en  un futuro, se generen guías clínicas  para atender a estas poblaciones vulnerables y se generen espacios donde hacerlo. El segundo aspecto a recalcar es que la epidemia alcanzó el nivel  de catástrofe, por varios factores pero  uno que  no se puede  seguir ignorando es que en países como Sierra Leona solo existían unos 60 médicos  nativos. Si estas cifras no se mejoran y constituyen  una prioridad  internacional, situaciones similares se seguirán repitiendo.

¿Qué ha representado para Occidente?

La epidemia ha tenido dos efectos: el  primero,   demostrar la vulnerabilidad de los países occidentales y, el segundo, la falta inicial de preparación para afrontar estos retos. Ambos aspectos han hecho tomar conciencia de que la salud en el siglo XXI es un fenómeno global e interconectado, y que la preparación debe mantenerse  al día permanentemente.  La última lección aprendida, es la necesidad de que a la población le llegue una información veraz y correcta, realizada por expertos sin presiones políticas.  

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