En los últimos años el examen de acceso a la formación médica postgraduada (MIR) ha sufrido numerosos cambios tanto en sus caracterísitcas como en los requisitos que se exigen a los estudiantes. En vísperas de la prueba de este año, el presidente del CEEM, Enrique Lázaro, hace una serie de reflexiones en torno a esta prueba fundamental para el futuro médico
Madrid, 31 de enero 2014 (medicosypacientes.com)
«La prueba MIR a examen»
Enrique Lázaro, presidente del Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina
El examen MIR es la prueba que permite a los egresados en Medicina acceder a la formación sanitaria especializada. Un paso indispensable para la formación de un médico que exige a los estudiantes meses de ardua preparación. No obstante, en los últimos años, el examen ha sufrido numerosos cambios tanto en sus características como en los requisitos que se exigen a los estudiantes.
Pero, si analizamos el examen MIR, ¿qué intención tiene éste actualmente: evaluar a los estudiantes en base a unos mínimos o simplemente ordenarlos en función de un criterio lo más objetivo posible?
Si bien es cierto que su intención inicial era ordenar a los opositores, la introducción de medidas como la nota de corte, es decir, de un mínimo de conocimientos, puede dar a entender un cambio de paradigma en el examen, convirtiéndolo en una prueba evaluadora. Es por ello que surgen ciertas cuestiones: ¿qué papel tiene entonces el título universitario cuando es la nota de corte de un examen la que avala continuar la formación en medicina? ¿En qué papel queda la evaluación durante 6 años de nuestras facultades de medicina?
Y si queremos considerar el examen como evaluador, ¿es suficiente una única prueba de tipo test para poder ejercer dicha evaluación? ¿un médico solamente necesita conocimiento teórico, sin evaluar competencias clínicas o comunicativas?
A primera vista, parece que la propia evolución del examen MIR ha hecho que la situación actual resulte algo incongruente: tenemos un examen con una incipiente intención evaluadora pero que no evalúa al completo las habilidades de un buen médico y que, a su vez, tiende a tener menos en cuenta el título universitario y el expediente académico que antes.
En toda esta situación, desde el CEEM creemos que es un buen momento para que hagamos una evaluación profunda del MIR y propongamos mejoras. Podemos cambiar los contenidos, añadiéndole un componente más práctico y con evaluación de competencias y habilidades, podemos añadir otros contenidos teóricos no evaluados, o simplemente, pero no por ello menos importante, hacer un contenido cerrado para el examen, ya que el MIR es una oposición con temario abierto. En cualquier caso, es un debate que requiere las opiniones de todos los entes implicados en el mismo e intentemos consensuar al máximo.
En cuanto al número de plazas de formación especializada que se ofrecen, éstas se regulan según las necesidades del Sistema Nacional de Salud, disminuyéndose en las últimas convocatorias. ¿Qué sucederá con los 7000 estudiantes de medicina que saldrán en pocos años de las facultades de medicina y se encontrarán con una oferta MIR decreciente? ¿Es congruente empeñarse en la apertura de más facultades de Medicina con la tesitura actual y sin datos demográficos que justifiquen dicho aumento?
Un mar de dudas y reflexiones que tiene en vilo a los estudiantes de Medicina y que desde el CEEM queremos y debemos darles respuesta. Desde la mejora del contenido del examen MIR, como de los requisitos exigidos a los aspirantes, un examen más justo, con un criterio definido y que discrimine mejor a los aspirantes.
En cualquier caso, el examen MIR nunca debe suponer una limitación para los estudiantes, sino una oportunidad para poder demostrar el trabajo realizado durante los 6 años de carrera, un paso adelante para continuar con nuestra formación y poder ejercer para la profesión que hemos elegido, la Medicina.