El presidente del Colegio de Médicos de Vizcaya, el doctor Cosme Naveda, se muestra pleno defensor de la Sanidad pública en esta entrevista concedida al periódico «Deia». Expone su punto de vista de cómo la crisis está deteriorando la salud de los pacientes, hasta tal punto, como remarca, que «hay quien no le llega el dinero para comprar medicamentos»
Bilbao, 24 de octubre 2013 (medicosypacientes.com)
-¿Es verdad que la crisis está deteriorando la salud de los pacientes que acuden a las consultas?
-Es que ahora hay mucha gente que tiene sensación de desesperanza, porque está en paro, o tiene incertidumbre laboral, o directamente tiene miedo porque además tiene dos hijos en edad escolar y le cuesta llegar a fin de mes. Eso siempre ha producido un incremento de patologías físicas y, sobre todo, emocionales y psicológicas. Cuanta más gente haya en esa situación, y ahora hay mucha, es de sentido común que va a ver más personas que acuden así a las consultas. Por eso vemos cada vez más enfermedades de tipo psicosomático.
-¿Tienen datos concretos?
-No, no tenemos un estudio estadístico. Eso se ve todos los días y la evolución lógica y previsible es que vaya en aumento. Porque dentro de la salud debemos tener en cuenta el espacio socio sanitario. Muchas patologías tienen un origen social y todas las actuaciones deben ir por mejorar la alimentación, el estilo de vida o por mejorar el entorno porque si no se incrementarán las patologías, y la intervención y el gasto sanitario tendrán que ser mayores. No podemos desligar la salud de los factores sociales ni de los hábitos de vida.
-¿Les cuentan muchas miserias en las consultas?
-Eso ya viene de largo. Si tienes buen feeling con el paciente te cuenta todo y ahora, con más problemas, todavía más. En plan jocoso, yo ya le decía al cura de mi pueblo, de Berango, que me tenía que pagar la mitad del sueldo porque atendía yo antes a todos los que pasaban por el confesionario. Somos un detector social de primer orden.
-En Catalunya circularon preocupantes informes sobre desnutrición infantil. ¿Detectan los médicos vizcainos este problema?
-Yo no creo que ningún médico nuestro haya detectado casos de desnutrición. Desnutrición no, pero malnutrición sí. Un niño obeso puede ser un niño malnutrido que quizá está haciendo una alimentación demasiado monótona porque consume demasiadas grasas saturadas o hidratos de carbono. Entonces ése puede ser un niño gordito y, sin embargo, estar malnutrido. Y a largo plazo, eso puede repercutir negativamente en la salud y sufrir problemas de hipertensión, de diabetes… Veremos a ver cómo evoluciona esa curva.
-¿Es verdad que algunos pacientes a los que no les da el sueldo dejan de tomar los medicamentos prescritos por ese 40% que tienen que abonar actualmente?
-La adherencia del paciente a la toma de medicamentos es complicada. En general se hace relativamente mal, por olvidos, porque uno cree que ya está curado etc… pero sin duda hay gente a la que no le llega el dinero para comprar medicamentos ¿Cuántos? No lo sé, pero sin duda los hay. Quizá en tratamientos que no duelen o en tratamientos que no se notan en ese momento, se produzcan más tentaciones de no seguir. De todas maneras, el Gobierno vasco va a compensar a aquellos que no tienen recursos para que puedan seguir igualmente con sus terapias y para que la falta de adherencia no sea por motivos económicos.
-El decreto de Lakua contempla a los mayores con menos de 18.000 euros de ingresos, pero hay muchos otros que no pueden hacer frente a 40 o 50 euros al mes de copago farmacéutico.
-Claro, no es lo mismo alguien que gana, por ejemplo 900 euros y vive solo que alguien que tiene tres niños, tiene que pagar el alquiler o la hipoteca… lógicamente no es la misma disponibilidad económica pero en algún sitio habrá que poner la frontera. Nosotros ahí no entramos. Nosotros decimos que hay que hacer lo posible para que nadie se quede sin tomar la medicación porque no tiene recursos económicos.
-El consejero de Salud niega que haya mermado la calidad asistencial y dice que los recortes no afectan a la atención que se dispensa.
-Hay compañeros que se quejan de que ha disminuido la calidad asistencial, hay compañeros que se quejan de que hay sobrecarga de trabajo, de que hay recortes en personal, en coberturas de sustituciones etc… Pero realmente creo que la calidad asistencial que el paciente percibe directamente no ha bajado por el celo de los profesionales, médicos, enfermeras… La gente está echando el resto y poniendo muchísima dedicación.
-¿Qué cara se le queda a uno cuando pide una radiografía o un scanner y le dan cita para dentro de siete meses?
-La cara se nos queda igual ahora que antes. El problema que tiene la sanidad pública es que es lenta, es muy buena pero es lenta. La demora en pruebas diagnósticas es más prolongada de lo que nos gustaría. Sobre todo para el paciente, pero también para el médico.
-¿De qué se quejan sus colegas?
-La principal reivindicación es que los recortes en gasto de personal ya hayan tocado techo. Más ajustes de personal, más recortes, menos sustituciones ya supondrían un gran desasosiego y un gran malestar en los profesionales. Además debemos tener en cuenta que si no se trabaja a gusto se puede deteriorar la calidad asistencial al paciente. Y otra cuestión muy importante es que se nos tenga en cuenta. Ya que la sociedad nos reconoce el conocimiento, y dado nuestro contacto directo con las personas, como organización pedimos que se aproveche eso y que se cuente con nuestra opinión.
-¿Qué le parecen esas campañas de solidaridad para sufragar tratamientos médicos; los patitos de la ría, la recogida de tapones…?
-Yo creo que son acciones puntuales y derivadas de situaciones peculiares y mediáticas. Salen en la prensa y todo el mundo se vuelca. ¿Qué hay que hacer para potenciar la investigación en un tema concreto? Pues cualquier actividad que lo ponga sobre la mesa y haga que se hable de ello es bueno.
-Sin embargo con esas campañas se da la impresión de que la sanidad vasca no cubre el mejor tratamiento. ¿Usted cree que esas iniciativas dejan en buen lugar a la sanidad pública?
-Yo creo que la sanidad pública es excelente y que proporciona una buena cobertura. ¿Podría ser mejor? Seguro. Y podríamos llegar más arriba, pero ¿hasta dónde? Habrá que ver hasta dónde podemos llegar con los recursos que tenemos en este momento y cómo lo hacemos. Y sobre todo hacerlo de tal manera que no sea para arreglar esto ahora, sino que sea para arreglar nuestro sistema público de salud, magnífico, lento, pero magnífico, y darle continuidad. Lo cierto es que todos creemos en nuestro sistema, profesionales, políticos, pacientes y nos gusta… aunque a veces nos quejemos.
-¿Y cómo le damos continuidad con la que está cayendo?
-Pues habrá que definir estrategias imaginativas y habrá que ser valiente y si no llega para todo, habrá que priorizar. Poner el café para todos en primera línea y luego todo eso que consideramos secundario, dejarlo en un nivel más pequeño. Y ¿cómo hacemos eso? Pues utilizando criterios profesionales y científicos. Quizá no hay que hacer todas las pruebas diagnósticas para cualquier cosa. Hay que ser valiente y decir hay que hacerlo solo en estos casos.
-¿Y quién define eso?
-Necesitamos un ente, una agencia con criterio profesional, que haga la evaluación de todos esos tratamientos, de enfermedades prioritarias desde el punto de vista de salud pública o de generación de complicaciones posteriores. Debe ser una agencia independiente de la coyuntura política y del gobierno de turno. Independiente económicamente, que no esté al albur de intereses particulares ni de la industria. Todo ello basado en criterios científicos y en hechos constatados de eficiencia y eficacia.
-Para hacer un sistema sostenible ¿apoyan ustedes el copago?
-Habrá que ver qué copagos, de qué forma, para qué y a quién. Si hay que hacerlo, hágase. Nosotros lo que propugnamos es que se tiene que mojar todo el mundo, por ejemplo creando esta agencia. Pero también se deben mojar los profesionales y quizá ser más exigentes a la hora de prescribir ciertas pruebas o algunos tratamientos. A lo mejor debemos tender más a la desmedicalización, favoreciendo la prevención y la promoción de la salud antes de enfermar. O intentando curar de la forma más racional posible. Y el ciudadano debe ser consciente de lo que hay y de utilizarlo bien, no haciendo uso y abuso de determinados servicios o no acudiendo a Urgencias ante cualquier eventualidad.
-Desmedicalizar y prevenir es difícil con muchos enfermos crónicos y con una población cada vez más envejecida.
-Sí, claro pero quizá si a un mayor con hipertensión, diabetes y artrosis, que consume muchos recursos, le convencemos de que ande, de que adelgace y coma mejor, seguro que se mueve mejor, le mejora la diabetes y ahorra en antiinflamatorios… Toda esa promoción de hábitos saludables es la clave incluso para enfermedades crónicas.
-¿Osakidetza deriva demasiados servicios a la sanidad privada? ¿Hay una excesiva tentación de trasladar pruebas o intervenciones?
-Nosotros hemos dicho alto y claro que estamos en contra de la privatización y que los médicos vizcainos defendemos la sanidad pública por encima de todo. Incluso dimos un premio a los de la marea blanca famosa. Ahora bien, la sanidad pública también está ahí. En Bizkaia tenemos una buena sanidad pública, pero si el gestor entiende que una subrogación de ciertos tratamientos o de ciertas cirugías es interesante o rentable, no nos negamos, bienvenida sea. No necesariamente hay que decir lo hago todo en la sanidad pública, también se pueden usar los recursos de la privada. Está ahí y se puede aprovechar.
Entrevista concedida al periódico «Deia»