Personas con enfermedad renal podrían estar siendo discriminadas a la hora de viajar en avión, según advirtieron desde Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha Contra Las Enfermedades del Riñón (ALCER) junto al Grupo de Apoyo al Desarrollo de la Diálisis Peritoneal (GADDPE), que consideran que estos pacientes ven afectado su derecho a circular libremente por España y por el resto de países de la Unión Europea
Mantener un estilo de vida plenamente activo, realizar el tratamiento de diálisis en casa o viajar, son algunas de las ventajas que las terapias de diálisis domiciliaria ofrecen a las personas con enfermedad renal. Sin embargo, éstas se ven discriminadas a la hora de viajar en avión ya que determinadas aerolíneas les ponen impedimentos para acceder a bordo con sus cicladoras, dispositivos necesarios para el correcto desarrollo de su tratamiento.
El principal problema viene dado porque la aerolínea considera a estos aparatos como objetos no aptos para llevar en cabina y son derivados a bodega dónde podrían sufrir daños. También se da la situación de que a estas personas se les exige el pago de un billete extra por el espacio que ocupa este dispositivo, que en ningún caso supera el de un equipaje de mano tradicional. El desconocimiento por parte de la tripulación a bordo sobre cómo actuar en estos casos es una variable que se da en todas las situaciones de este tipo sufridas por estas personas.
Rafael Gutiérrez tiene 57 años y está en tratamiento de diálisis peritoneal desde hace tres. Se mantiene laboralmente activo y es un apasionado de los viajes. “Antes de comprar los billetes siempre me aseguro con la aerolínea de que no haya problemas”, explica Rafael. Así hizo en su último viaje y le confirmaron que no debería haber problema alguno por lo que se decidió a comprar los billetes. “Mi problema llegó a la hora de embarcar, la compañía me denegó el acceso al avión por motivos de espacio, alegando que mi cicladora no cabía en cabina y que tampoco podían meterla en bodega por motivos de seguridad”. Finalmente, la compañía le hizo perder el vuelo, sin entregarle ninguna solución. “Tuve que bajarme del avión y perdí las vacaciones que tenía planificadas con mi familia”, lamenta. Rafael decidió ir a juicio, pero el juez no le dio la razón alegando que “no quedó demostrado que llamara previamente a la compañía para asegurarse de que podría viajar con su cicladora”.
Una experiencia similar sufrió Ramón Rodríguez, de 73 años y en tratamiento de diálisis peritoneal desde el 2015. Ramón está jubilado y todos los años realiza como mínimo un viaje en avión para conocer nuevos destinos. “Existe una gran falta de información de nuestra situación por parte de la tripulación, tenemos todo el derecho de viajar con nuestras cicladoras pero, en la práctica, son muchas las compañías que ponen impedimentos para que podamos hacerlo. Recuerdo que la última vez que sufrí una situación de este tipo fue en un viaje a Roma, la tripulante de cabina insistía en que no podía subir con la máquina por problemas de espacio. Yo insistí en que era esencial para mi tratamiento y, finalmente, tuvo que intervenir el comandante para resolver el problema. En cualquier caso, siempre nos enfrentemos a esta incertidumbre a la hora de viajar en avión, un auténtico quebradero de cabeza que no tiene justificación real”.
No son estos los únicos casos, son muchas más las situaciones de discriminación a las que se enfrentan las personas con diálisis peritoneal a la hora de viajar, todas ellas con argumentos muy similares planteados por las aerolíneas, los cuales carecen de sustento legal, tal y como se explica desde la Clínica Legal de la Universidad de Alcalá, que ofrece un servicio de información legal gratuita a personas con una discapacidad o con una enfermedad crónica sobre los derechos de los que son titulares y sobre cómo pueden ejercerlos.
“El transporte de este tipo de cicladoras no debería suponer un problema mayor que el que podría conllevar el transporte de cualquier otro aparato electrónico permitido como equipaje de mano en la cabina del avión. Se trata de un equipo de movilidad que es indispensable para poder disfrutar del derecho a la libertad de circulación y movimiento reconocido en el articulo 19 de la Constitución Española y en el artículo 3.2 del Tratado de la Unión Europea, y las aerolíneas, dadas las condiciones de accesibilidad universal en el transporte aéreo y el mandato de hacer ajustes razonables, están obligadas por la legislación nacional y comunitaria a permitir su acceso, sostiene Miguel Ángel Ramiro Avilés, Coordinador de la Clínica Legal de la Universidad de Alcalá.
La supuesta peligrosidad de la batería de litio de estas cicladoras es la principal razón que aportan las compañías aéreas para limitar el acceso de la cicladora a la cabina, sin embargo, tampoco se ajusta a la realidad y a la normativa vigente. “Esta batería no debería presentar ningún tipo de problema para el transporte. Entre las Instrucciones Técnicas para el Transporte Seguro de Mercancías Peligrosas por Vía Aérea, aprobadas por la Dirección General de Aviación Civil, no encontramos ninguna restricción de seguridad pues, atendiendo a las especificaciones técnicas dadas por los fabricantes, las cicladoras tienen baterías que están protegidas contra los cortocircuitos, sujetas por medio de tornillos al equipo, no contienen más de un gramo de litio, y están herméticamente selladas en un contenedor de acero inoxidable con una válvula de seguridad. Además, en esas Instrucciones se prefiere que estos aparatos se transporten como equipaje de mano”, precisa un informe jurídico realizado por la Clínica Legal en relación a estos casos.
Los pacientes ven vulnerado su derecho a viajar libremente
Ante esta situación, ALCER, la mayor asociación de pacientes renales en España, y también el GADDPE (Grupo de Apoyo al Desarrollo de la Diálisis Peritoneal en España), quieren visibilizar la discriminación a la que se enfrentan estas personas en diálisis peritoneal, quienes ven afectado a su derecho a circular libremente por España y el resto de países de la Unión Europea.
“Una de las grandes ventajas de las terapias domiciliarias es que permite a los pacientes salir del hospital y poder realizar su tratamiento en casa, de viaje o donde mejor le parezca. Sin embargo, las compañías aéreas están vulnerando el derecho fundamental de los pacientes a realizar correctamente su tratamiento y, además, el principio de igualdad y no discriminación”, asegura el presidente de ALCER, Daniel Gallego.
“Exigimos a las compañías aéreas que revisen sus protocolos de actuación en estos casos para asegurar a los pacientes poder viajar con sus cicladoras en cabina sin que, en ningún caso, implique la obligación de pagar un extra o, ni mucho, menos, se le deniegue el acceso a bordo”, puntualiza Gallego.
Por su parte, el Dr. Mario Prieto, nefrólogo y coordinador del GADDPE, aclara que estas máquinas cicladoras, “que operan en la práctica como un riñón artificial, deben ir bien resguardadas y protegidas de cualquier tipo de golpe dado que son esenciales para el correcto tratamiento de diálisis del paciente”.
Desde el GADDPE se remitió una carta a la Asociación de Líneas Aéreas para conocer su perspectiva respecto de este problema, pero no ha habido contestación alguna.