El Dr. Antonio Ares Camerino, vicesecretario del Colegio de Médicos de la Provincia de Cádiz, hace un repaso, en este artículo de opinión, publicado en Médicos y Pacientes, sobre las epidemias actuales.
“Sólo hay dos frenos para el ser humano actual:
Los límites planetarios y los agentes infecciosos
(virus, bacterias, hongos y protozoos)”
FERNANDO VALLADARES
“La pesadilla era recurrente. Él siempre se veía solo en una ciudad extraña y vacía, sin vehículos en sus desiertas calles, con un viento helado que arrasaba a su paso con todo aquello que se podía mover. Si no fuera porque podía respirar, pensaría que estaba en un mundo inerte y cruel. Todas las luces permanecían encendidas día y noche. Los semáforos ostentaban su intermitencia sin reparo alguno. Deambulaba sin rumbo por calles inhóspitas, sólo deseaba encontrar a alguien al que preguntar qué sucedía… de pronto hubo un despertar y atento a la radio escuchó ¡Qué había habido una nueva pandemia! Pocos se acordaban de la anterior. Ya habían pasado más de 20 años”.
Solo han pasado cinco años y parece una eternidad. Nuestra capacidad de olvido de todo aquello que es siniestro llega a tal extremo qué somos capaces de borrar todo aquello que inoportuna nuestros recuerdos.
En marzo de 2020, y en pocos días, 3.000 millones de personas en el mundo nos pusimos en cuarentena. Según los datos de la Organización Mundial de la Salud, la COVID-19 provocó cerca de 800 millones de contagios y más de 15 millones de personas fallecidas. Pese a tanto dolor se volvió a demostrar nuestra capacidad de resiliencia. En sólo 9 meses se diseñaron vacunas efectivas para combatir el virus de la SARS-COV2, a través de un método revolucionario, el ARN Mensajero sintético.
La digitalización se hizo imprescindible y llegó a todos los rincones del planeta, el trabajo a distancia se convirtió en cercano y se implantó en corto espacio de tiempo. El mundo laboral sufrió una recesión de la que aún no se ha recuperado, pendiente de lo que toda la ciudadanía de a píe espera que sea una solución definitiva ante tanta precariedad. La salud mental de la población sufrió una involución nunca antes vista. La incertidumbre, la soledad, el miedo y la angustia se extendieron por el mundo al cansino ritmo que lo hacía la contagiosidad del virus. Nuestro Sistema sanitario sufrió la más dura prueba a la que nunca se había visto sometido. Pacientes que colapsaban los centros de Atención Primaria y los servicios de urgencias de los Hospitales. Profesionales que no daban abastos y que ponían en riesgo su vida y la de sus seres queridos por prestar un servicio más allá de la mera profesionalidad. Una Administración Sanitaria que a ciegas intentaba dar respuesta a un fantasma, en forma de virus, que rebasaba todas las posibles soluciones que se planteaban.
Después de cinco años, con un porcentaje muy elevado de la población vacunada y revacunada frente a la Covid-19, abe preguntarse ¿Qué hemos aprendido? En este tiempo nuestro Sistema de Salud no se ha recuperado hasta alcanzar los niveles prepandemia. La valoración que hace la ciudadanía del mismo ha caído hasta niveles preocupantes, y dudamos que se vaya a recuperar a corto plazo. Según el Barómetro Sanitario, desde hace dos años la calificación media de nuestro Sistema Sanitario no para de descender, siendo la Atención Primaria uno de los niveles asistenciales más criticado. Los apartados mejor valorados por los pacientes continúan siendo la confianza y la seguridad que transmite el personal sanitario. La población, en general, percibe que no se recibe la misma asistencia sanitaria según la Comunidad Autónoma donde se resida, apreciando un claro trato desigual.
La falacia de que saldríamos mejor después de la pandemia fue la gran mentira, y claramente las condiciones actuales de nuestros Servicios de Salud, dan buena cuenta de su deterioro. Largas listas de espera para consultas de especialistas, pruebas complementarias y cirugía. Retrasos diagnósticos de patologías graves y demoras incomprensibles en atención primaria, nos brinda un panorama nada halagüeño para lo que fue la joya de la corona de nuestro estado del bienestar.
A todo esto, hace unos días, en el Congreso de los Diputados, con una votación que demuestra a las claras el nulo interés de nuestra clase política por los problemas reales de los ciudadanos, se ha tumbado la creación de la Agencia Estatal de Salud Pública. El interés partidista está por delante del Bienestar y la Salud de la población. Vuelve a demostrase que la Salud Pública, esa que fue fundamental durante la pandemia, es la gran damnificada.
En más pronto que tarde nos enfrentaremos a otra pandemia, con efectos imprevisibles, pero que seguro volverá a cogernos con el paso cambiado. ¿Estaremos a la altura, o tendremos que improvisar de nuevo?
Seguro que tampoco de la próxima pandemia saldremos favorecidos.
¡Mientras tanto la Gripe Aviar dispara el precio de los huevos!
“Al Homo Sapiens del siglo XXI solo lo va a frenar
Las pandemias, el cambio climático y la degradación ambiental por él creada” FERNANDO VALLADARES
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