No tomar ensalada o verdura como plato principal cuando se come en un bar o restaurante incrementa un 43 por ciento el riesgo de obesidad, y comer siempre un dulce como postre aumenta esta probabilidad en un 20 por ciento, según un análisis estadístico basado en la última encuesta sobre hábitos de vida elaborada por la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO-SEO)
De acuerdo con este estudio, el 77 por ciento de la población española realiza ya diariamente alguna de las tres comidas habituales fuera de casa, un porcentaje que sube hasta el 90 por ciento en el caso del desayuno.
“Esto cambia la percepción, porque antes se pensaba que comer fuera era algo lúdico. La gente no va a un restaurante o a un bar a darse un capricho, sino de forma ordinaria. Así, comer fuera de casa ha dejado de ser algo excepcional, y los restauradores tienen corresponsabilidad en la salud de la población”, ha señalado en rueda de prensa el presidente de la SEEDO-SEO, Francisco Tinahones.
Para el dirigente, que cada vez más se coma fuera de casa es relevante porque, tal y como revela la encuesta, el 73,7 por ciento de la población no pide verdura o ensalada como plato principal de forma habitual, y el 63 por ciento tampoco como acompañamiento a un plato principal. “Existe un claro déficit, y esto se magnifica en el caso de obesos”, ha lamentado Tinahones.
De hecho, el estudio apunta que las personas con obesidad son las que piden menos verdura como plato principal o acompañamiento, y también las que optan habitualmente por un postre dulce en lugar de fruta. En concreto, un 60 por ciento de los obesos nunca o casi nunca pide verdura como plato principal, y un 35 por ciento nunca o casi nunca como acompañamiento.
En este punto, aparece otro problema: “Casi un 20 por ciento de las personas que no toma fruta de postre no lo hace porque no figura en el menú. La mayoría de los obesos encuestados ha indicado que sí la tomaría si estuviese contemplada en la carta”. Solo el 18 por ciento de los encuestados consume fruta como postre en restaurantes. En obesos, el 40 por ciento elige preferentemente dulce, frente al 22 por ciento de las personas con peso normal.
Francisco Tinahones ha reflexionado en torno a todos estos resultados: “Las tasas de obesidad que tenemos son bajas para lo mal que comemos”. “Es uno de los problemas sanitarios más importantes de los países desarrollados. La prevalencia se ha duplicado, llegando a más del 20 por ciento, prácticamente en todos los países de nuestro entorno”, ha alertado.
Para intentar atajar esta situación desde los restaurantes, SEEDO-SEO ha elaborado un decálogo para restauradores. Entre sus propuestas, que se utilice el aceite de oliva para cocina; que uno de cada cuatro primeros platos incluya verduras, hortalizas o legumbres como base; uno de cada dos segundos tenga como sustento pescado blanco o azul, o bien carne magra; priorizar verduras, hortalizas y legumbres como guarnición; o incluir siempre fruta o frutos secos en la oferta de postres. Además, apuestan por ofrecer agua como bebida habitual e informar de las calorías totales de sus platos.
Según la encuesta, hay diferentes variables relacionadas con el exceso de peso: el riesgo de obesidad se incrementa con la edad; desayunar fuera de casa lo aumenta un 17,8 por ciento; y tener algún familiar o amigo pasado de peso sube esta probabilidad en alrededor de un 13 por ciento. “La familia y los amigos tienen mucha importancia. La obesidad es una epidemia que se expande como una enfermedad infecciosa, se contagia a través de hábitos de comida insalubre y poco ejercicio. Donde hay una persona con obesidad, se van generando obesos alrededor”, ha detallado la secretaria de la SEEDO-SEO, Susana Monereo.
El 51 por ciento de la población encuestada tiene familiares con obesidad, y un 42,5 por ciento amigos obesos. “Hasta un 63 por ciento de las personas con obesidad tiene algún amigo obeso, frente al 26,2 por ciento de la población normopeso”, ha añadido Monereo, quien ha advertido igualmente que la obesidad es una enfermedad “crónica y progresiva” vinculada a “unas 30 enfermedades, como colesterol alto, hipertensión o patologías cardiovasculares”.
Además de los hábitos de vida, la encuesta también ha valorado la autopercepción de la obesidad, así como el entorno social y las creencias. Los datos confirman que la mayoría de los obesos no reconoce que lo son: el 54,6 por ciento de las personas con sobrepeso piensa que está en la media e incluso un 7,3 por ciento opina que está delgada. “No dicen ‘soy obeso, sino estoy gordo'”, refiere Monereo.
En cuanto a las creencias, casi la mitad de los encuestados está de acuerdo en que la obesidad se hereda genéticamente, especialmente en los obesos, lo que argumentan como factor de exculpabilidad de su situación. Sin embargo, tal y como han recordado los expertos de la SEEDO-SEO, la genética “tiene una influencia en torno al 10-15 por ciento”, frente al 43 por ciento de no comer verdura o ensalada como plato principal, por ejemplo.