La Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC) ha informado de su adhesión al WONCA Working Group on Environment y al Planetary Heallth Alliance responsables de la “Declaration Calling for Family Doctors of the World to Act on Planetary Health". Se trata de un programa mundial para que los médicos de familia desarrollen acciones para mejorar la salud del planeta frente al cambio climático
La semFYC se ha adherido al WONCA Working Group on Environment y al Planetary Heallth Alliance responsables de la “Declaration Calling for Family Doctors of the World to Act on Planetary Health”.A partir de ahora, esta Sociedad Científica incorporará miembros activos en dicho grupo destinado a desarrollar y difundir documentos de análisis, datos, consejos prácticos para que los especialistas en medicina de familia puedan comprender y actuar conforme los principios de salud planetaria.
Los documentos base de esta acción se han desarrollado y consensuado globalmente por la Organización Mundial de Medicina de Familia (WONCA), la Alianza PHA (PlanetaryHealth Alliance) y el Grupo de Trabajo de Médicos para la Salud Planetaria. Actualmente, se hallan en la fase de difusión e implantación a nivel nacional.
Para Salvador Tranche, presidente de la semFYC, “los médicos de familia nos encontramosen primera línea en la protección de la salud, es importante que reconozcamos las conexiones existentes entre el cambio climático y sus previsibles consecuencias en la salud”. Por este motivo la guía incluye tanto un análisis de los riesgos como líneas de intervención comunitarias.
Riesgos del cambio climático para la salud
Entre los pormenores que analiza el documento se halla la identificación del impacto que el cambio climático puede implicar. Buena parte de estos riesgos se detectan y se siguen en las consultas de Medicina Familiar y Comunitaria. En la enumeración de los riesgos se señalan, entre otros:
Cerca del 70% de las 9 millones de muertes anuales atribuibles a la contaminación se deben a las enfermedades no transmisibles, incluyendo la enfermedad cardíaca, el ictus, la enfermedad pulmonar crónica obstructiva y el cáncer de pulmón. Solamente la contaminación del aire (tanto en espacios abiertos como en espacios cerrados) mata a 7 millones de personas cada año y ha sido llamada el “nuevo tabaco” por parte del Director General de la OMS.
Las altas temperaturas asociadas con el cambio climático pueden aumentar la generación del ozono troposférico, en función de las emisiones que producen los generadores de ozono. El ozono es uno de los mayores constituyentes de la niebla tóxica y contribuye enormemente a la enfermedad cardiorrespiratoria. Las altas temperaturas también intensifican las alergias respiratorias (como por ejemplo el asma) puesto que alargan los periodos de polen estacional e incrementan la cantidad de polen producido.
El deterioro del terreno – como por ejemplo, a causa de los incendios forestales o el drenaje para despejar los campos para la agricultura o la extracción – puede exponer a grandes cantidades de población al humo de estos fuegos e incrementar el riesgo a padecer efectos cardiorrespiratorios asociados a la salud.
El incremento de la salinidad del agua potable asociada con el crecimiento del nivel del mar puede tener un impacto negativo en la salud reproductiva, dejando a las mujeres embarazadas ante un alto riesgo de padecer preeclampsia e hipertensión gestacional.
La pérdida de colonias de insectos polinizadores hace que sea más difícil que crezcan frutas, verduras, frutos secos y semillas, y puede provocar un incremento exponencial de los costes de la comida con más nutrientes y contribuir, así, a las deficiencias en vitamina A, folato y otros nutrientes clave.
El sector de la pesca está colapsando como resultado de la sobreexplotación de los ecosistemas marinos, con graves consecuencias para micronutrientes clave, como son el hierro, el zinc, los ácidos grasos omega-3 y las vitaminas.
El cambio climático contribuye a que se produzcan más tormentas extremas y a que haya cada vez más cambios imprevisibles en el clima, que pueden crear condiciones particularmente propicias para la propagación de enfermedades infecciosas.
Los cambios en la biodiversidad provocados por la deforestación, la alteración de la tierra y la contaminación pueden transformar y expandir la distribución geográfica y los vectores estacionales y patógenos.
El crecimiento de las temperaturas asociado al cambio climático también puede provocar un repunte de la mortalidad relacionada con el calor.
En la lucha contra elementos como las temperaturas crecientes, eventos climáticos extremos o el acceso a escasos los recursos, junto con un menor contacto con la naturaleza, la población puede tener un riesgo elevado de padecer depresiones, desórdenes de estrés postraumático, ansiedad y suicidio.
Actuación comunitaria y asistencial frente al cambio climático
Frente a esta situación el documento de consenso impulsado por WONCA, la Alianza PHA (Planetary Health Alliance) y el Grupo de Trabajo de Médicos para la Salud Planetaria apoya acciones concretas orientadas tanto a salud comunitaria como a la atención en consulta fundamentadas en la idea de que “la salud, finalmente, depende del medio ambiente, tanto en su vecindad como a nivel global” con el enfoque de que el conjunto de profesionales especializados en Medicina Familiar y Comunitaria también deben “preparar su práctica clínica para aconsejar ante posibles desastres, asesorando y planificando estrategias para combatir amenazas como el calor extremo, inundaciones o tormentas”.
Entre las medidas concretas que desde la semFYC se recomienda transmitir a los pacientes desde las consultas pasan por:
-La transición hacia una dieta más sostenible – rica en frutas, verduras, frutos secos y legumbres – que pueda reducir la huella medioambiental de la agricultura.
-El fomento de formas de transporte en que interviene la actividad física, como ir en bicicleta o caminar, tienen el doble beneficio de que reducen las emisiones de gases y nos protegen contra múltiples enfermedades.
-El acceso a una tecnología y a combustibles para cocinar que sean más eficientes y limpios no solamente reduce la exposición al humo, sino que también disminuye el coste económico.
-Garantizar el acceso universal a la salud reproductiva puede mejorar tanto la salud maternal como infantil y limitar el crecimiento de la población reduciendo embarazos no deseados.
-Conectar con lanaturalezaencontrando maneras de pasar más tiempo en el exterior, en el medio natural – también en los espacios verdes de las ciudades – pues podría tener beneficios paralasaludmentalyfísicayaumentarunsentimientodegratitudanuestromedionatural.
El conjunto de medidas previstas persigue reducir el impacto sobre el medioambiente mediante el reciclaje, las auditorías energéticas, el uso de los abonos naturales, los programas de reducción del carbón que sean efectivos, conduciendo coches más pequeños y energéticamente más eficientes, y con la utilización del transporte público, entre otros.
En este sentido, Jose Miguel Bueno, responsable internacional de semFYC destaca que es preciso que, como figura en el documento, “entendamos el impacto de la huella ecológica para los servicios sanitarios, en la que se incluya tanto el análisis de consumos energéticos como los costes y las actividades destindas a la gestión de residuos, la producción de fármacos, el sobretratamiento y el sobrediagnóstico y la importancia de reducir su impacto negativo para la salud humana”. Y suscribe el llamamiento a los médicos de familia y comunitaria para que “lideremos con el ejemplo para mejorar la salud del planeta: debemos incorporar los cambios necesarios en nuestra vida diaria para que sirvan como modelo para el resto”.