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La formación de los profesionales, el abordaje integral y la familia, claves en el tratamiento de pacientes con patología dual

Estudios recientes demuestran que entre el 96 y el 100% de los pacientes con adicción al juego, así como el 30% de los diagnosticados de depresión, presentan también otro trastorno mental. Datos como estos son los que llevan a pensar que estas patologías no pueden tratarse por separado, y que su relación no es meramente casual. La patología dual (pacientes con una adicción y otro trastorno mental) es el tema principal del suplemento de Médicos y Pacientes de este sábado, para el que se presentan los testimonios de dos expertos en el ámbito, los doctores Nestor Szerman y José Luis Rabadán

El Dr. Nestor Szerman es especialista en Psiquiatría, presidente fundador de la Sociedad Española de Patología Dual y actual presidente de la World Association on Dual Disorders (WADD). El Dr. José Luis Rabadán es médico experto en adicciones y vocal de UNAD, la Red de Atención a las Adicciones.

Acerca del concepto de patología dual, el Dr. Szerman matiza que este nombre es un poco arbitrario y hoy en día no significa mucho, “pero estamos hablando de una adicción y otro trastorno mental”. La patología dual, insiste, “tiene un nombre arbitrario porque en realidad no se trata de dos patologías distintas, sino que estamos hablando de trastornos muy conectados a nivel del cerebro”. Por su parte, el Dr. Rabadán destaca que desde UNAD “preferimos hablar de comorbilidad o morbilidad asociada, ya que es un término utilizado para describir dos o más trastornos o enfermedades que ocurren en la misma persona, al mismo tiempo, o uno después de otro”.

Los expertos consideran de especial relevancia destacar que las adicciones son un trastorno mental. Szerman explica que “no hay lugar a dudas que la adicción es un trastorno mental, pero tenemos que reafirmarlo porque a pesar de que esto es así en todas las clasificaciones internacionales, la gente suele no tenerlo en cuenta”. En la misma línea, Rabadán destaca que “cuando nos referimos a adicciones hay que hacer hincapié en que son un trastorno, lo que implica, y esto es muy importante, que es reversible y que se puede superar”. Las personas afectadas deben convertirse en “un agente activo” frente al trastorno que padecen y deben estar de acuerdo con sus terapeutas, explica Rabadán: “debemos empoderar a la persona con adicción para que pueda superarla”.

El estigma asociado dificulta el diagnóstico

El vocal de la UNAD explica que el estigma asociado a las adicciones “es una de las barreras que más dificulta, en todos los sentidos, la recuperación de una persona con adicción”. Esto se debe a que disminuye el acceso a los tratamientos, “ya que la persona afectada no se atreve a dar el paso y acudir a un centro especializado (por si me ve alguien, por el qué dirán…)”, señala.

El doble estigma al que se enfrentan estos pacientes “es muy difícil de combatir”, afirma Szerman, que se complica porque los pacientes tienen dos puertas de entrada al sistema (salud mental y adicciones), y la falta de formación en patología dual dificulta el diagnóstico y el tratamiento. En este sentido, para hacer un diagnóstico adecuado “no debemos quedarnos solamente con que con la psicosis o con el consumo de cannabis, sino que hay que explorar cuál es la relación entre las dos cosas”, afirma.

“Además, me gustaría recalcar que, si nos referimos a mujeres con adicciones, el problema es mucho mayor ya que viven un doble estigma por el hecho de ser mujer y tener una adicción, algo que dificulta aún más el tratamiento”, enfatiza Rabadán.

El papel de la familia y el entorno cercano

“El papel de la familia es fundamental en todas las adicciones, y si existe comorbilidad, un trastorno mental y un trastorno por adicción, mucho más”, afirma José Luis Rabadán. Además, es necesario actuar bajo un paraguas de intervención “integral, biopsicosocial, además de integrado e integrador”, destaca.

El Dr. Nestor Szerman explica que la familia es la primera que detecta que algo no va bien, y señala la importancia de “tener actitudes más intervencionistas, detectar el problema y pedir ayuda a todos los niveles”.

En este sentido, para el doctor Szerman el momento de pedir ayuda es “cuando empieza a afectarse la funcionalidad de una persona en todas las áreas en las áreas que tienen que ver con relacionarse con el mundo exterior: cómo la persona siente, percibe, se relaciona, …,”. En ese momento, hay que investigar qué ocurre y pedir ayuda a profesionales. “La pérdida de control y la repetición de esa conducta a pesar de ser consciente de los problemas e inconveniente que conllevan a todos los niveles” son para Rabadán los dos principales síntomas que pueden definir las adicciones.

Formación de los profesionales

Para el Dr. José Luis Rabadán, “en un mundo tan cambiante como este y poniendo como ejemplo las adicciones sin sustancia (y en concreto el juego de apuestas por internet) es muy importante la formación continuada de los profesionales, la actualización, para dar respuesta a esas necesidades que van surgiendo”.

Además, ambos expertos coinciden en la necesidad de incluir formación en adicciones “con más profundidad y extensión que en la actualidad, tanto en los temarios de medicina como en la formación MIR”. “Un residente en Psiquiatría solamente tiene obligación de pasar tres meses por un programa de adicciones, así el conocimiento que se tiene es muy parcial y pequeño”, afirma el doctor Szerman.

El tratamiento de estos pacientes, según el doctor Rabadán, “requiere un abordaje integral (biopsicosocial) que abarque todas las esferas de la persona con adicción”.

Prevención

Para estos médicos, la prevención es fundamental, pero las campañas de generales como “di no a las drogas”, aunque son una parte importante de esta labor, no son suficientes. Así, para Rabadán hay “tres tipos de programas de prevención: universal (dirigida al conjunto poblacional), selectiva (dirigida a grupos de riesgo) e indicada en las adicciones (dirigida a individuos con factores específicos de vulnerabilidad)”.

“Es importante que la prevención se haga desde la adolescencia, porque los trastornos mentales empiezan muy pronto”, explica Nestor Szerman. Por ejemplo: “un niño empieza con trastorno déficit atención hiperactividad, a los 11 años tiene un trastorno de la conducta alimentaria, a los 16 puede tener un trastorno por consumo de cannabis, y a los 19 sufre un episodio de un trastorno afectivo depresivo maníaco”. Es por ello, que la intervención debe hacerse desde muy pronto en los colegios, en el seno de las familias, etc.

 

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