La excesiva asunción de responsabilidades del MIR y el peso de la carga asistencial que soporta, así como las consecuencias de los recortes sanitarios en el ejercicio diario de la profesión, centraron el debate que organizó Diario Médico en el preestreno de la película francesa Hipócrates, en el que se dieron cita más de 600 profesionales de la sanidad
Madrid, 5 de mayo 2015 (medicosypacientes.com)
La excesiva asunción de responsabilidades del MIR y el peso de la carga asistencial que soporta, así como las consecuencias de los recortes sanitarios en el ejercicio diario de la profesión, centraron el debate que organizó Diario Médico en el preestreno de la película francesa Hipócrates, en el que se dieron cita más de 600 profesionales de la sanidad.
La película Hipócrates, del director de cine y médico de Familia Thomas Lilti, cuyo preestreno tuvo lugar la semana pasada en Madrid, narra la llegada de un R1 al servicio de Medicina Interna de un hospital público donde ejerce su padre. Tras el preestreno, se celebró un debate en el que participaron los doctores Juan José Rodríguez Sendín presidente de la Organización Médica Colegial (OMC); Francisco Miralles, secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM); Mónica Terán, vocal de Médicos en Formación y/o Posgrado de la OMC, y Beatriz Ogando, médico de Familia y máster en Bioética. También participó Lourdes Martínez, directora de Enfermería en los hospitales La Paz, Carlos III y Cantoblanco, de Madrid.
Los profesionales invitados al coloquio, moderado por Francisco J. Fernández, director de Diario Médico, coincidieron en que el juramento hipocrático, en alusión al título de la película, goza de buena salud, aunque la práctica profesional está amenazada por factores ajenos a él.
Precisamente uno de los hilos conductores del debate fue el juramento hipocrático, fundamento ético de la profesión sanitaria, está más vivo que nunca en pleno siglo XXI, aunque el ejercicio de la profesión se vea hoy amenazado por factores ajenos a ese juramento, desde los recortes presupuestarios hasta el desconcierto de los profesionales, que se debaten entre lo que deberían hacer y lo que el sistema les permite.
Dos errores en los que se ve implicado el protagonista de la película (uno por la falta de un aparato de electro-cardiograma y otro originado al no leer el historial de una paciente) permitieron poner sobre la mesa de debate asuntos tan candentes como las consecuencias de los recortes sanitarios en el ejercicio diario, la excesiva asunción de responsabilidades del MIR y el peso de la carga asistencial que soporta, o la necesaria colaboración entre médicos y enfermeros en el día a día.
Para el Dr. Rodríguez Sendin, “Las palabras que Hipócrates dejó escritas 5 siglos antes de Cristo siguen hoy tan vigentes como entonces, porque se basan en algo que es la esencia de esta profesión: todos los seres humanos somos iguales ante el sufrimiento, y el objetivo del médico es aliviar ese sufrimiento”. “Ahora bien ?añadió- nunca ha sido fácil ser médico; antes, por la ausencia de unos medios que hoy tenemos y, ahora, muchas veces por la disyuntiva de que no podemos hacer lo que deberíamos hacer por la limitación de recursos”.
El Dr. Miralles coincidió con él en la “robustez y vigencia” de un juramento que se basa en “aplicar los conocimientos en beneficio del paciente y hacerlo lo mejor posible”, pero también en que “las circunstancias en las que hoy ejercemos nos ponen muchas veces en situación de conflicto, por la colisión entre criterios clínicos y gerenciales. En ocasiones, los gerentes quieren conducir u orientar las decisiones médicas, pero éstas sólo pueden tener en mente al paciente”. O, dicho en palabras del Dr. Rodríguez Sendín “¿Hasta dónde llega la lealtad del profesional con el sistema sanitario? Pues nuestro Código Deontológico responde claramente a esa pregunta: la lealtad del médico es exclusivamente con sus pacientes”.
Formación transversal
La Dra. Ogando coincidió en que Hipócrates “tiene buena salud”, pero quiso actualizar su juramento con la relectura que hizo de él en 1964 el médico norteamericano Louis Lasagna que “Introdujo conceptos como la compasión, la fragilidad y la emocionalidad, y planteó el conflicto que, a veces, afronta el médico con la atención al final de la vida”.
En este sentido, la Dra. Ogando abogó por desarrollar desde el grado de Medicina la formación “en las competencias transversales: comunicacionales, éticas, emocionales y narrativas” y afirmó que “La película que hemos visto no es real, pero es perfectamente verosímil. Muchos conflictos que plantea surgen de la imposibilidad del residente y de sus superiores de hablar del error que se ha producido, de verbalizarlo y saber afrontarlo ética y emocionalmente”.
La vocal nacional de Médicos en Formación y/o Postgrado, Dra. Mónica Terán sentenció que la buena salud que todos le atribuyeron a Hipócrates “depende hoy de los profesionales que, en el contexto actual, son los que sustentan en gran medida el Sistema”.
Abundando en la figura del MIR que refleja la película, la Dra. Terán llamó la atención sobre “la falta de supervisión docente de sus decisiones. Un recién llegado al hospital toma decisiones trascendentales solo, con el único asesoramiento de otro MIR con algo más de experiencia”. Y, aunque admitió que el guión plantea situaciones extremas, aprovechó para reivindicar la figura de docentes y tutores. “El MIR está adquiriendo competencias y eso se traduce en tensión e incertidumbre añadidas a las que, de por sí, ya afronta el médico. Es verdad que un residente asume más responsabilidad de la que, en teoría, puede afrontar, pero la asunción de esa responsabilidad no es una decisión individual, sino un acuerdo mutuo entre docente y discente que se toma en el seno de una tutoría”.
Si el guión de Lilti refleja algo con precisión, según la Dra. Mónica Terán, es precisamente “la ausencia de ese tutor que hable con el MIR de lo que ha pasado, qué ha sentido, qué hacer luego o cómo hablar con la familia del paciente”.
El presidente de la OMC, Dr. Juan José Rodriguez Sendín, calificó de “fracaso” el actual desarrollo de la figura del tutor y dijo que “no se ha reforzado lo suficiente, no se le da el apoyo que necesita, y su labor no se ha protocolizado bien. Eso no obsta para que, en general, la formación de residentes en España sea muy buena”.
La directora de Enfermería Lourdes Martínez coincidió con la Dra. Terán en que la película plantea un caso extremo, y apeló a sus 22 años de experiencia para afirmar que “nunca he visto a un MIR apoyándose sólo en otro MIR para tomar decisiones. Los residentes se apoyan, y mucho, en el personal de Enfermería, que son los que más información tienen sobre el estado del paciente y el funcionamiento diario del servicio”.
Lourdes Martínez aludió al desencuentro (más institucional que profesional) entre médicos y enfermeros, y apeló a la necesidad de “mejorar y reforzar” la relación entre ambos, “merced a un respeto y reconocimiento mutuos del papel de cada uno. Cada colectivo tiene su espacio profesional, pero estamos condenados a entendernos en beneficio de los pacientes”.
Estructura de gestión
En plena disyuntiva -que todos admitieron que existe- entre necesidades asistenciales y decisiones gerenciales, la pregunta sobre qué perfil debería tener el gerente ideal el Dr. Miralles dijo que, aunque puede provenir de otro sector ajeno a la sanidad [como el que aparece en la película], “debe profesionalizarse y empaparse de la realidad asistencial, y, sobre todo, rodearse de directores médicos, jefes de servicio y de sección, y escuchar su criterio clínico”. En definitiva, más que de un gerente individual, el Dr. Miralles defendió “una estructura de gestión sanitaria profesional”.