La intervención interdisciplinar, entendiéndose ésta como la actuación e interrelación entre todos los profesionales de los diferentes niveles asistenciales que intervienen durante todo el proceso de la enfermedad es clave para dar una continuidad en la asistencia. La I Jornada de Humanización en Cuidados Paliativos, organizada por la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (FFOMC) junto a la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OHSJD) en España, a través de la Fundación Juan Ciudad (FJC) analiza la importancia del trabajo multidisciplinar en cuidados paliativos y la coordinación entre niveles asistenciales
El Dr. Rafael Mota, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL) explica que uno de los objetivos prioritarios de la atención paliativa es poder ofrecer una atención integral a la persona enferma sufriente, “abordando no sólo las esferas físicas sino también las psíquicas, sociales y espirituales de la misma. Por este motivo decimos que no tratamos sólo biologías sino, sobre todo, biografías”.
Por esta razón, detalla que “a la persona hay que tratarla como un todo, tratar sus síntomas evidentemente pero interesándonos por sus preocupaciones, emociones, su entorno familiar y social”. En este contexto es donde cobra especial relevancia la intervención de equipos multidisciplinares integrados por médicos, enfermeras, psicólogos y trabajadores sociales, al menos, sin olvidar los voluntarios, auxiliares de enfermería, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y asesores espirituales, entre otros.
En la misma línea, el Dr. Javier Rocafort, director médico del Hospital Centro de Cuidados Laguna y coordinador científico de la Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud, comenta que “la persona enferma no es solo un conjunto de órganos afectados por una enfermedad. Cada ser humano (sano o enfermo) tiene además emociones, entorno social y sentido de la trascendencia. Todos estos componentes de la vida humana influyen en el curso de la enfermedad, en la adaptación a la misma y en la respuesta a las intervenciones sanitarias”.
Así, afirma que “en esta complejidad de elementos a valorar, la visión aislada de un médico, o de una enfermera, sería débil. Si somos capaces de observar globalmente el sufrimiento desde varios puntos de vista, seremos sin duda más eficaces. Esa visión combinada es la que ofrece el equipo multidisciplinar. Posiblemente sea esa la principal razón que justifica la multidisciplinariedad, pero hay otras”.
El Dr. Rocafort pone como ejemplo que en cuestiones pronósticas, tan importantes al final de la vida, los profesionales que más aciertan son los que están más cerca del paciente, en este caso las enfermeras. Los equipos psicosociales “son cada vez más necesarios y están demostrando claramente su eficiencia en cuidados paliativos, de forma que ya no se concibe un equipo completo sin su participación», asegura.
Sin embargo, el Dr. Rocafort argumenta que “en la práctica, encajar una adecuada atención multidisciplinar, especialmente en equipos grandes, es muy complicado. En mi opinión no hay que idealizar ni forzar el trabajo constantemente unido, sino el trabajo respetuoso con los demás y la colaboración dentro del equipo. Hoy en día, cada profesional tiene sus competencias y sus herramientas de trabajo. El secreto no está tanto en trabajar juntos sino en saber coordinar el trabajo de cada uno, y buscar momentos de puesta en común, especialmente para la planificación de objetivos y para la toma de decisiones importantes, y adaptar eso a la rutina del día a día”.
Para que exista una adecuada coordinación entre niveles asistenciales, el Dr. Mota destaca que “es importante que todos sumemos nuestra formación y experiencias para contribuir al bienestar del enfermo y su familia, aliviando su sufrimiento y mejorando la calidad de vida en la medida que se pueda. La formación en cuidados paliativos, al menos en un nivel básico, de todos los profesionales implicados en la atención es una de las piezas claves. Establecer protocolos de derivación y definir criterios de complejidad serían parte de las herramientas necesarias para establecer una adecuada coordinación entre niveles asistenciales. Y, una buena comunicación es la base principal de todo”.
Por su parte, el Dr. Rocafort subraya que “hay que ponerse en el lugar del paciente y de su familia. Un mismo paciente pasa por diferentes fases de la enfermedad y en cada una puede precisar distintos tipos de atención. En unas circunstancias precisará un equipo a domicilio, en otras un hospital de agudos y en otras un hospital de media o larga estancia muy especializado en atención al final de la vida. Estos dispositivos no pueden ser compartimentos estancos que no compartan información”.
El Dr. Rocafort hace hincapié en que “se trata de que los diferentes niveles asistenciales se comuniquen entre sí, compartan información clínica y establezcan medidas que faciliten el paso de un entorno a otro. En nuestro contexto, mantenemos comunicación mínima semanal con los equipos de otros niveles, utilizando para ello el encuentro presencial, la coordinación telefónica o la videoconferencia. Obviamente requiere tiempo y tecnología, pero el resultado es altamente eficiente”.