Más de 800 personas han muerto víctimas de la epidemia de ébola que afecta desde hace más de seis meses a la zona noreste de República Democrática del Congo, según los últimos balances del Gobierno
El Ministerio de Sanidad congoleño informó ayer de 1.251 casos, de los cuales 1.185 han sido confirmados y 803 han concluido con la muerte del paciente. Otras 371 personas habrían logrado curarse, según recoge un comunicado del ministerio en su cuenta de Twitter.
La mayoría de defunciones se han registrado en la provincia de Kivu Norte, donde también se han producido la mayoría de casos confirmados. Entre las zonas más afectadas se encuentran las localidades de Katwa, Beni, Butembo y Mabalako.
El riesgo sigue siendo muy alto, tanto a nivel nacional como regional. No en vano, las provincias congoleñas por las que se ha expandido el ébola están cerca de las fronteras con Uganda, Ruanda y Sudán del Sur, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a los países vecinos a extremar las medidas de vigilancia y prepararse ante un posible salto del virus.
Durante el último mes han sido atacados tres centros de tratamiento en el este del país, lo que ha forzado a la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) a suspender recientemente sus operaciones.
MSF advirtió de que, pasados siete meses desde el inicio del brote de ébola en el este de RDC, la respuesta no está logrando poner bajo control la situación, lo que ha provocado una creciente desconfianza entre la población local.
A los ataques contra los centros de tratamiento se suma que el personal sanitario ha hecho frente a distintos niveles de resistencia y desconfianza por parte de las comunidades locales cuando han intentado localizar y atender a enfermos de ébola o posibles contactos.
Hasta ahora se ha conseguido controlar el brote en diversas zonas y se ha impedido la transmisión a los países vecinos, lo que demuestra que el éxito es posible a pesar del contexto difícil. Sin embargo, la transmisión en curso en Butembo y Katwa, con el potencial para que el brote alcance áreas aún más volátiles y peligrosas, donde casi ningún socio podría operar. Es por eso que se necesita apoyo ahora. Solo si las acciones actuales son sostenidas e intensificadas, podremos poner fin a este brote en los próximos meses.