El próximo miércoles, 19 de octubre a las 11:30, se celebra la jornada ‘Seguridad del paciente’ en la sede del Consejo General de Médicos. En ella, José Joaquín Mira ofrecerá la conferencia ‘Cuidar a las segundas víctimas es imprescindible’
José Joaquín Mira es doctor en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, catedrático de la Universidad Miguel Hernández de Elche, especialista en Psicología Clínica y experto en el concepto de segunda víctima. En esta entrevista aborda las principales claves de la atención a la segunda víctima, así como las herramientas de prevención, y asegura que, aunque no siempre se incluyen contenidos de seguridad del paciente en los programas formativos, habría que hacerlo “de forma transversal al introducir diversas materias”.
¿Cuáles son las principales herramientas de prevención de riesgos y daños que puede sufrir el paciente? ¿Cuáles son los agentes o partes que deben formar parte de este proceso preventivo?
La gestión de los riesgos inherentes a la actividad sanitaria debe ser una prioridad en los servicios, unidades y centros. Analizar qué puede fallar, con qué frecuencia y consecuencias nos ayuda a identificar los principales riesgos para los pacientes y minimizarlos. El análisis modal de fallos y efectos nos permite, de una manera ordenada, realizar este análisis.
Otras técnicas, como la espina de pescado, también contribuyen a lograr una atención más segura. Esta técnica en concreto, por su facilidad de aplicación y su versatilidad, es una alternativa muy válida y que es fácil aprender cómo aplicarla. Hay fuentes de información, a mi modo de ver, también muy útiles que no siempre empleamos, como el sistema de reportes, las reclamaciones de pacientes y, desde luego, escuchar a los integrantes del servicio que con su experiencia tienen mucho que decir.
¿Qué se puede hacer desde las facultades para contribuir en minimizar los riesgos? ¿Y para estar preparados para afrontar una situación de este tipo?
En los programas formativos no siempre se incluyen contenidos relacionados con la seguridad de pacientes y no sería, en mi opinión, mala idea hacerlo, no solo de forma monográfica (mediante una asignatura o contenidos de una asignatura), también de forma transversal al introducir diversas materias, por ejemplo, en las quirúrgicas y en otras.
En el marco del Consorcio europeo ERNST hemos analizado una muestra aleatoria de programas formativos de facultades y escuelas de medicina en Europa y el resultado apunta a que es necesario un mayor esfuerzo de la academia por hacer realidad los consejos de OMS sobre competencias en seguridad del paciente que los profesionales sanitarios debieran poseer.
¿Qué aprendizajes se pueden y deben hacer de los efectos adversos?
Las causas remotas e inmediatas de los eventos adversos siempre nos están enseñando algo si escuchamos de forma activa y con la actitud humilde de encontrar la forma de mejorar nuestra práctica por muchos años que tengamos de experiencia.
Los eventos adversos que sufren los pacientes llegan a ser causa de cambios en la práctica clínica a causa de los sentimientos de culpa, miedo, vergüenza y una intensa preocupación y dudas sobre la propia capacidad para llevar a cabo el trabajo que tienen las segundas víctimas. Pero, también representan una oportunidad para hacer mejor las cosas, para ver reforzada la propia capacidad profesional y para tener mayor fuerza ante situaciones que requieren afrontar problemas. Los programas de apoyo a segundas víctimas buscan este efecto.
¿Cómo se puede ayudar a un profesional que se ha convertido en una segunda víctima?
Normalmente necesita sentirse escuchado y entender qué ha pasado. La escucha activa y acompañar en ese análisis de por qué y cómo ha podido ocurrir el evento adverso es clave. No se trata de darle respuestas sino de ayudarle a encontrarlas. Hacerle partícipe de la búsqueda de soluciones para que no pueda repetirse la misma causa de evento adverso suele ser un buen consejo
¿Cuál es la función de la administración en este sentido?
El problema de las segundas víctimas es un problema laboral, dado que se trata de riesgos en el curso de una actividad profesional; y de calidad, dado que incide en un mayor riesgo de cometer errores que conduzcan a nuevos eventos adversos. El rol de la Administración pasa por generar entornos seguros para profesionales y pacientes y fomentar los programas de segundas víctimas es responsabilidad de la Administración. Una apuesta de estrategia por la seguridad de los pacientes no creo que pueda entenderse sin contar con el factor humano, su impacto, y sin cuidar del bienestar laboral de los profesionales.
¿Cómo valora los programas de ayuda a la segunda víctima que tienen los Colegios de Médicos?
Los programas basados en el apoyo por pares sabemos que ofrecen buenos resultados. Los profesionales, segundas víctimas, requieren asesoramiento jurídico, sentirse escuchados y muchas veces ese apoyo tiene que ser por pares con los que no se comparta el día a día en el centro sanitario.
