El consumo de tabaco es un factor de riesgo para el desarrollo de algunos tipos de demencia ya que, según datos recogidos en un documento, recientemente publicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede estar detrás de hasta el 14 por ciento de los casos de Alzheimer
Madrid, 11 de julio 2014 (medicosypacientes.com)
El consumo de tabaco es un factor de riesgo para el desarrollo de una demencia ya que, según datos recogidos en un documento, recientemente publicado de la Organización Mundial de la Salud (OMS), puede estar detrás de hasta el 14 por ciento de los casos de Alzheimer.
Este organismo de Naciones Unidas acaba de publicar el primero de una serie de documentos que alertan de los riesgos para la salud del tabaco, a fin de resumir la evidencia científica que hay actualmente sobre este tema.
Aunque los efectos perjudiciales más conocidos del consumo de tabaco son los de tipo cardiovascular, que lo relacionan con un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares o enfermedad coronaria, los autores de dicho informe han recordado que fumar aumenta los niveles de homocisteína plasmática, un factor de riesgo que también está relacionado con varios tipos de demencia.
Asimismo, inciden en cómo potencia la aparición de arterioesclerosis, un endurecimiento de los vasos sanguíneos del corazón y cerebro que puede privar a las neuronas del oxígeno que necesitan; y también puede causar estrés oxidativo, que conduce a la muerte neuronal y se asocia a una peor respuesta inflamatoria que también se da en pacientes con Alzheimer.
Pero la relación entre el tabaco y el Alzheimer no solo afecta a los fumadores, según la OMS, ya que la exposición al humo del tabaco de segunda mano, lo que se conoce como tabaquismo pasivo, puede aumentar hasta un 78 por ciento el riesgo de demencia, especialmente cuando la exposición se produce en el domicilio.
Y del mismo modo, también aumenta el riesgo el consumo de otras formas de tabaco como el snus o tabaco masticable, ya que se trata de una sustancia que contiene más de 2.000 sustancias químicas, incluida la nicotina.
“Como no hay tratamientos disponibles en la actualidad para curar o alterar el curso progresivo de la demencia, es esencial identificar los factores de riesgo modificables para la reducción de la aparición de la enfermedad, retrasar su aparición o reducir su carga”, defiende la OMS, que asegura que hay estudios que han demostrado que dejar de fumar reduce el riesgo de desarrollar Alzheimer.