Madrid, 19 de abril 2013 (medicosypacientes.com)
Libertad de prescripción ¿para qué?
Galo Sánchez. Farmacéutico de A.P.
La libertad de prescripción se ha convertido en una metáfora cargada de ambigüedad. Y para no sucumbir acríticamente en una cómoda irresponsabilidad, precisemos que hace falta añadir el “para qué”.
Precisemos que la frase debe completarse aproximadamente así: “Libertad de prescripción para el bien último del enfermo”, que es equivalente a “libertad de prescripción para cumplir con lamisión de los profesionales clínicos”.
Así entendida, la libertad de prescripción se constituye en un derecho del paciente y, como consecuencia, en una obligación del médico. Es el paciente el que exige al médico que esté libre de barreras internas y externas para conocer con precisión la mejor evidencia disponible en forma de BRIC (balance de Beneficios menos Riesgos añadidos que justifiquen los Inconvenientes y los Costes) y traducirla en acción.
Las barreras internas se refieren a las limitaciones de la cognición y posteriormente a los sesgos cognitivos de la mente humana.
Las barreras externas son las que, expresa o tácitamente, lo constriñen desde fuera quebrando la lealtad con el paciente: conformidad con el grupo, obediencia a la autoridad, conflictos de intereses económicos o de defensa de la imagen, colusión contra el paciente por una inadvertida lealtad a la industria farmacéutica u otro lobby de presión.
El paciente espera del médico que, en función de su competencia, le informe de ese balance BRIC, de modo que, tras una discusión tácita o expresa, éste otorgue o no su consentimiento en el marco de sus valores y preferencias.
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