Siete parámetros clave de la salud del corazón pueden ayudar desarrollar una estrategia para la prevención de enfermedades cardiovasculares y disminuir el riesgo de este tipo de patologías, según un equipo de investigadores norteamericanos
El equipo de investigadores, incluidos tres de la Universidad Pública de Pensilvania (‘Penn State’), en Estados Unidos, estudiaron cómo siete medidas de salud clave, entre ellas, la dieta, el ejercicio y la presión arterial, estaban relacionadas con la salud cardiovascular de las personas a lo largo del tiempo. Identificaron cinco patrones de cómo las personas siguieron o no las siete medidas de salud a lo largo del tiempo. Estos patrones fueron capaces de ayudar a predecir el riesgo futuro de ECV de los participantes.
Por ejemplo, las personas que obtuvieron puntajes consistentemente en las siete métricas tuvieron una menor probabilidad de ECV que las personas que no lo hicieron. Los investigadores también encontraron que la mejora de estas métricas a lo largo del tiempo estaba relacionada con un menor riesgo de ECV en el futuro.
El profesor asociado de Ciencias Nutricionales y director del Laboratorio de Epidemiología Nutricional en Penn State, Xiang Gao, dice que el estudio, publicado este viernes en ‘JAMA Network Open’, sugiere que las personas pueden ayudar a influir en su riesgo de ECV en el futuro.
“En nuestra población de estudio, y probablemente en todo el mundo, hay muchas personas que tienen una salud cardiaca pobre o deficiente -señala Gao-. Pero, aunque la mayoría de las personas no cumplen con los criterios ideales para las siete métricas, si podemos trabajar para mejorar esas medidas, el riesgo futuro de ECV aún puede disminuir”.
La Asociación Americana del Corazón identificó las siete métricas de salud como los predictores más importantes de la salud del corazón. Incluyen cuatro comportamientos sobre los cuales las personas tienen control y tres datos biométricos que deben mantenerse en niveles saludables.
Los comportamientos modificables incluyen no fumar, mantener un peso saludable, comer sano y estar físicamente activo. Los datos biométricos son la presión arterial, el colesterol y el azúcar en la sangre. Cada métrica ofrece una puntuación pobre, intermedia o ideal.
Por ejemplo, fumar regularmente se consideraría “malo”, fumar en los últimos 12 meses sería “intermedio”, y nunca fumar o dejar de fumar hace más de un año sería “ideal”. La combinación de la puntuación para las siete métricas: 0 para pobre, 1 para intermedio y 2 para ideal, da como resultado un “puntaje general de salud cardiovascular” o CHS, por sus siglas en inglés.
“Solo alrededor del 2 por ciento de las personas en Estados Unidos y otros países cumplen con todos los requisitos ideales para estos siete factores -dice Gao-. Esto plantea la cuestión de si la mejora de estas métricas está relacionada con un menor riesgo futuro de ECV. Debería, pero nadie tenía los datos para respaldar esta idea”.
Los investigadores utilizaron datos de 74.701 adultos chinos del estudio Kailuan. Al comienzo del estudio, los participantes completaron cuestionarios sobre su salud y se sometieron a exámenes clínicos y pruebas de laboratorio tres veces en los primeros cuatro años. A lo largo de los siguientes cinco años, los autores realizaron un seguimiento de los nuevos casos de ECV de inicio en los participantes.
Después de recopilar la información, los científicos analizaron los datos para ver cómo la CHS durante los primeros cuatro años se vinculó con si los participantes desarrollaron ECV posteriormente o no. Encontraron cinco patrones distintos, o trayectorias, que las personas siguieron durante los cuatro años.
Estas trayectorias incluyeron el mantenimiento de CHS alto, medio o bajo, así como el incremento y la disminución de CHS a lo largo del tiempo. Gao apunta que estas diferentes trayectorias estaban asociadas con distintos riesgos para el desarrollo de ECV en el futuro.
“Por ejemplo, alrededor del 19 por ciento de los participantes pudieron mantener una mejer puntuación de salud cardiovascular durante los cuatro años –señala Gao–. Encontramos que esas personas tenían un 79 por ciento menos de posibilidades de desarrollar enfermedades cardiacas en el futuro que las personas que mantenían un bajo puntaje de salud cardiovascular”.
Gao dice que encontraron resultados similares cuando analizaron el riesgo de accidente cerebrovascular e infarto de miocardio, lo que comúnmente se conoce como un ataque cardiaco. “También examinamos si la mejora en la puntuación de la salud cardiovascular con el tiempo afectaba el riesgo futuro de ECV –señala Gao–. Encontramos que la mejora de la salud cardiovascular general con el tiempo se relacionó con una ECV futura más baja en esta población, incluso para aquellos con un estado de salud cardiovascular deficiente al comienzo del estudio”.
Además, los investigadores tenían curiosidad acerca de si una medida de salud era más importante que las otras. Hicieron pruebas repetidas, eliminando una medida de salud única y diferente cada vez. Descubrieron que las puntuaciones aún predecían el riesgo de ECV en el futuro de manera similar. “Esto sugiere que la salud cardiovascular en general sigue siendo lo más importante y que un factor no es más importante que los otros -apuntó Gao-.