La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) aseguran que los riesgos para la salud que conllevan las olas de calor pueden reducirse con el desarrollo de sistemas globales de alerta temprana, que proporcionan información basada en predicciones meteorológicas y/o climáticas y que sirven para evaluar las posibles repercusiones para la salud que pueden tener episodios de calor
Madrid, 2 de julio de 2015 (medicosypacientes.com/Servimedia)
Las olas de calor, como la vivida en España entre el viernes de la semana pasada y este martes, constituyen un fenómeno natural al que conviene prestar más atención porque cada vez son más frecuentes e intensas debido al cambio climático, según aseguró Maxx Dilley, director de la Oficina de Predicción del Clima y de Adaptación al Cambio Climático de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), agencia perteneciente a la ONU.
Dilley señaló que “las olas de calor son un fenómeno natural peligroso que cada vez requiere más atención”, en tanto que María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), añadió que “no tienen el carácter espectacular ni la violencia repentina de otros peligros, como los ciclones tropicales o las crecidas repentinas, pero sus repercusiones son severas”.
Ambos hicieron estas afirmaciones en un comunicado ante la publicación de “Olas de calor y salud: orientaciones sobre el desarrollo de sistemas de aviso”, una guía elaborada de forma conjunta por la OMM y la OMS para poder hacer frente a los riesgos para la salud asociados a estos fenómenos.
Ambas agencias de Naciones Unidas señalaron que los días y las noches cálidas y las olas de calor se han vuelto cada vez más frecuentes en los últimos 50 años y destacaron que, según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en sus siglas en inglés), la duración, la frecuencia y la intensidad de las olas de calor probablemente aumenten en la mayoría de las zonas terrestres a lo largo de este siglo, con lo que ello conlleva de repercusiones no sólo para la salud, sino ante la presión añadida que ejercen sobre infraestructuras como las del sector de la electricidad, el agua o el transporte.
La OMM y la OMS indicaron que sólo en las últimas semanas tanto India como Pakistán se han visto afectadas por olas de calor que han ocasionado centenares de víctimas mortales, y que la que se produjo en Europa en el verano de 2003 causó la muerte de decenas de miles de personas, al igual que las olas de calor, los incendios forestales y la contaminación del aire asociada que asolaron Rusia en 2010.
Sistemas de alerta temprana
Asimismo, ambos organismos aseguraron que los riesgos para la salud que conllevan las olas de calor pueden reducirse con el desarrollo de sistemas globales de alerta temprana, que proporcionan información basada en predicciones meteorológicas y/o climáticas y que sirven para evaluar las posibles repercusiones para la salud que pueden tener episodios de calor.
Esta información permite alertar a las instancias decisorias, los servicios sanitarios y el público en general para que actúen oportunamente con objeto de mitigar los efectos de los fenómenos extremos de calor sobre la salud.
De hecho, diversos países del mundo han desarrollado con éxito este tipo de sistemas de alerta temprana, que requieren una estrecha coordinación entre los servicios meteorológicos y sanitarios. La finalidad de la publicación conjunta de la guía de la OMM y la OMS es fomentar el desarrollo y la aplicación de esos sistemas de aviso de una forma más generalizada.
Las dos agencias de la ONU esperan que esas orientaciones sirvan como catalizador para reunir a los actores principales de los ámbitos del clima, la salud y las respuestas de emergencia, las instancias decisorias y el público en general para establecer las medidas que se han de tomar con respecto a la gestión general del calor como un fenómeno peligroso.
“La creciente preocupación por el cambio climático ha hecho saltar a la palestra tres aspectos importantes: la adaptación, la reducción de los riesgos de desastre y la necesidad de disponer de información y de servicios climáticos de apoyo”, recalcan Dilley y Neira en un prólogo conjunto.
Dilley y Neira indican que “los sistemas de aviso de olas de calor y riesgos para la salud reúnen estas tres facetas y son un ejemplo de gestión eficaz de los riesgos climáticos en la práctica”. “Esperamos que, gracias a esta publicación, los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales y los organismos del sector sanitario puedan prestar servicios climáticos de calidad y salvar vidas en las comunidades vulnerables de todo el mundo”, concluyen.