Un artículo publicado el 13 de marzo en el Bristish Medical Journal (BMJ 2015;350:h1438) denuncia los peligros para la salud que puede suponer la aprobación del “Transatlantic Trade and Inversión Partnership” (TTIP) o “Tratado de comercio e inversión transatlántico” que están discutiendo la UE y los EE.UU. La traducción de este texto la ha realizado D. Diego Reverte.
Londres, 23 de marzo de 2015 (medicosypacientes.com/BMJ)
Expertos en salud pública de toda Europa han lanzado una nueva alerta sobre la amenaza sobre la salud de las personas que el nuevo acuerdo entre la Unión Europea y los Estados Unido podría representar. En un manifiesto conjunto 71 organizaciones de salud pública de 41 países europeos han condenado Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (Transatlantic Trade and Investment Partnership o TTIP) que se propone. Dicen que socavaría los servicios públicos, introduciría de soslayo la desigualdad e introduciría medidas que podrían hacer que los estándares vitales sobre salud y seguridad de los consumidores bajaran a “niveles peligrosos”.
La Facultad de Salud Pública del Reino Unido y la Asociación Europea de Salud Pública han insistido a la Unión Europea en que deje que el asunto se haga viejo. Martin Mc. Kee, presidente de la asociación ha dicho: “Pedimos que la Unión Europea ponga la salud por delante del beneficio económico y rechace el TTIP. Para el crecimiento económico, necesitamos comunidades sanas”.
Las negociaciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea sobre lo que llegaría a ser, si éstas concluyen con éxito, el mayor espacio de negocios del mundo están en marcha. Quienes están a favor de este asunto, entre ellos el gobierno del Reino Unido, insisten en que mejoraría la cooperación en los reglamentos y reduciría las barreras comerciales, con lo cual la inversión y el crecimiento económico se potenciarían. Sin embargo, los críticos han dicho que amenaza a servicios públicos vitales, entre ellos el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico, al dar un acceso privilegiado a los inversores y empresas extranjeros a los mercados y dar lugar a un sistema de arbitrio no transparente, extrajudicial1.
La Facultad de Salud Pública del Reino Unido expresó su preocupación en un informe político titulado ¿Comercializando la Sanidad? que se publicó el pasado 13 de marzo2. La facultad afirma que los intentos de “armonizar” las diferencias en estándares importantes entre la Unión Europea y los Estados Unidos corren el riesgo de “rebajar” las mejoras que se lograron con gran dificultad en los estándares relativos a la salud, la protección del medio ambiente y el trabajo. Dice que los intentos de “hacer la liberalización máxima” del acceso la consecución y a los mercados de servicios representa un riesgo grave para el NHS y otros servicios públicos.
La facultad ha señalado que estaba “muy preocupada” de que el aspecto principal de la liberalización del comercio en el entorno del acuerdo que se propone esté en la desregulación financiera, la protección de las inversiones y la supresión de las barreras no tarifarias (principalmente regulatorias) al comercio. Ha afirmado que las futuras oportunidades económicas no deben surgir a expensas de la salud. De hecho, han dicho que el crecimiento económico tiene que ver con la salud y la defensa del derecho de los ciudadanos a la salud física y mental y al bienestar debe ser la primera prioridad de los gobiernos.
El informe decía: “Priorizando el producto interior bruto y el beneficio de las compañías privadas extranjeras y sus accionistas por delate de la salud, el TTIP amenaza con perpetuar y exacerbar las desigualdades en salud para las generaciones venideras y comprometer los esfuerzos para enfrentarse a las enfermedades prevenibles no comunicables y al cambio climático y la salvaguarda del futuro del NHS”. La facultad señaló que se han aportado pocas pruebas que sugieran que el tema ofrezca algún beneficio frente a esos “retos muy serios”. La facultad indicó también que el asunto tal como se propone, sin una revisión urgente, aumentará los daños relacionados con el tabaco, especialmente entre los jóvenes, y los transtornos relativos al alcohol, empeorará la salud mental y restringirá la capacidad de los gobiernos para reducir el consumo de alimentos no saludables. El coste de medicamentos vitales, entre ellos los tratamientos oncológicos también subirá en toda Europa.
La facultad afirmó que consideraba como “por completo inadecuados” los mensajes tranquilizadores que presentó el gobierno del Reino Unido, diciendo que el TTIP no provocaría la obligación para que el NHS y los servicios clínicos a someterse a una situación más competitiva y al abastecimiento por el sector privado.
John Ashton, presidente de la facultad dijo: “La Unión Europea nos dice que las empresas no podrán forzar al gobierno del Reino Unido a que cambie sus leyes. Sin embargo, podrían obligarle a pagar grandes sumas de dinero de los contribuyentes para compensar las leyes que no convengan a los intereses de los accionistas. Esto podría querer decir que las normas críticas que protegen la salud del público contra las mercancías inseguras, los lugares de trabajo peligrosos y los riesgos ambientales pueden reducirse a niveles peligrosos”.
Señaló que “el TTIP podría también significar que se podría llevar a los gobiernos a un tribunal internacional por parte de los inversores privados extranjeros por introducir leyes que podrían salvar vidas, como las normas de empaquetado del tabaco, el precio mínimo del alcohol1, o el etiquetado estable de los alimentos”.
“Leyes buenas y necesarias como éstas protegerían y mejorarían la salud de las personas y reducirían la presión sobre el ya sobrecargado NHS.