El ictus afecta cada año en España a 120.000 personas, de las cuales un 50% quedan con secuelas incapacitantes o fallecen, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Esta enfermedad cerebrovascular es la primera causa de muerte en mujeres en España y en el 90% de los casos se podría evitar con una adecuada prevención de los factores de riesgo y un estilo de vida saludable
Se trata de una enfermedad cerebrovascular que limita o impide que llegue sangre al cerebro provocando daños neuronales, a su vez se divide en dos tipos: isquemia, en el que un coágulo impide el paso de la sangre; y hemorrágico, es decir, la ruptura de un vaso cerebral. Por comunidades autónomas, Andalucía es la que más casos registra al año (21.000), seguida de Cataluña (12.000), Madrid (11.000), Comunidad Valenciana (10.500) y Galicia (7.000).
Conocer los síntomas del ictus podría ayudar a evitar el 90% de los casos, no obstante, según advierte la Asociación ‘Freno al Ictus’, pueden aparecer de forma brusca e inesperada y los más comunes son las dificultades para hablar o entender, la pérdida brusca de fuerza o sensibilidad en una parte del cuerpo y la alteración de la simetría facial, así como problemas de visión y dolor de cabeza muy intenso. La gran mayoría de pacientes suelen presentar una combinación de varios de estos síntomas y con solo experimentar uno de ellos, incluso si son reversibles o transitorios, ya es motivo de urgencia.
Hipertensión arterial, diabetes, niveles de colesterol altos, tabaquismo, obesidad, problemas de corazón, vida sedentaria y consumo de alcohol, entre otros, son los factores de riesgo más frecuentes a la hora de sufrir un ictus. La edad es otro factor de riesgo, ya que la incidencia del ictus aumenta a partir de los 60-65 años.
El daño cerebral que produce un ictus depende en gran medida del tiempo en el que dura este trastorno y de la zona que se haya visto afectada. Por lo tanto, saber identificar los síntomas para acudir cuanto antes al hospital, puede ayudar a mejorar significativamente el pronóstico de esta enfermedad., mientras que el control de los factores de riesgo es otro paso importante para su prevención.
Además, el modelo asistencial del ictus debe ser un continuo que se inicia con el reconocimiento por parte del paciente y familiares, y va seguida de la atención en unidades de ictus, la administración de tratamientos específicos y se continúa con el tratamiento de rehabilitación, prevención secundaria y atención sociosanitaria.