El número de personas que pasan hambre en el mundo alcanzó los 821 millones en 2017, según las conclusiones del informe bienal de Naciones Unidas sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Además de los conflictos y la violencia en muchas partes del mundo, otros condicionantes como la exposición a eventos climáticos cambiantes, frecuentes e intensos están mermando los logros alcanzados en la eliminación de esta carencia
Los datos de la ONU confirman la tendencia del crecimiento del hambre después de que en 2016 aumentara por primera vez en más de una década por el impacto de conflictos y desastres naturales.
Se trata del tercer año consecutivo que el número global de personas con desnutrición aumenta, advierte este estudio que elaboran de forma conjunta la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos (WFP), el Fondo Internacional de Emergencia para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). Del informe cabe destacar, además, que casi 151 millones de niños menores de cinco años de todo el mundo, o más del 22%, estaban afectados por retraso del crecimiento en 2017.
La inseguridad alimentaria detectada es, ligeramente, más alta entre las mujeres, además de contribuir a la desnutrición, también contribuye al sobrepeso y la obesidad, lo que explica en parte la coexistencia de estas formas de malnutrición en muchos países. Estos factores parecen estar aumentando en casi todas las subregiones de África, así como en América del Sur, mientras que la situación de la subalimentación se mantiene estable en la mayoría de las regiones de Asia, según los datos recogidos en más de 140 países de África, América Latina y Asia.