‘El Huffington Post’ publicó un artículo en el que recoge que la inversión del gobierno cubano en investigación científica hace que el país se sitúe a nivel de los países capitalistas en avances médicos, destacando especialmente el abordaje del cáncer y los tratamientos para úlceras del pie diabético y tumores en la cabeza y el cuello en fase avanzada.
Para analizar la situación y el futuro de estos tratamientos, esta publicación se puso en contacto con el Dr. Juan Martínez, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública y director de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (OMC), que no se muestra muy esperanzado en lo que al trasvase de conocimientos entre Estados Unidos y Cuba se refiere.
“La perspectiva histórica y las razones normativas apuntan a que estos medicamentos no llegarán ni tan rápido ni con tantas facilidades a Estados Unidos, porque esto ya sucedió con la Unión Soviética”. señaló el Dr. Martínez.
“Allí se habían desarrollado medicamentos de forma paralela y se creó mucha expectación, pero con la caída del telón de acero, nunca llegaron a trasponerse en el lado occidental”, explicó el Dr. Martínez.
Otro de los aspectos a tener en cuenta, según incidió el director de la Fundación para la Formación de la Organización Médica Colegial (OMC), es la “razón normativa”, debido a que las condiciones de seguridad y las exigencias técnicas que, en el caso de Estados Unidos son reguladas por la FDA, “imponen, como mínimo, entre cinco y diez años de demora para la entrada de medicamentos”.
Además, hay otro factor que puede resultar determinante como son los intereses de la industria farmacéutica, ya que “hay muchos millones de dólares en juego y si Estados Unidos ya cuenta con moléculas semejantes en desarrollo, lo lógico es que la industria prefiera no arriesgar ni entrar en conflicto”, argumentó el especialista, que añadió que no tiene que ver tanto con la procedencia —Cuba, en este caso— como con la rigurosidad de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA).
El escenario más optimista espera, según la estimación del Dr. Martínez, que estos fármacos podrían empezar a distribuirse en un mínimo de cinco años “sólo para uso compasivo, es decir, para cuidados paliativos o pacientes que no tienen ninguna otra posibilidad, como ocurrió con los primeros antivirales que entraron a España para tratar a personas con sida”.