El cribado de cáncer de mama es una "muy buena oportunidad" para enseñar a las mujeres participantes hábitos de deshabituación tabáquica, lo que puede ayudar a disminuir la incidencia y la mortalidad del cáncer pulmonar en mujeres, según ha puesto de manifiesto un estudio publicado en 'Archivos de Bronconeumología', la revista científica de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
El artículo ha sido firmado por los investigadores Adrián González Marróna, Juan Carlos Martín Sánchez, Ferrán Garcia Alemany, Encarna Martínez Martín, Nuria Matilla Santander, Àurea Cartanyà Hueso, Carmen Vidal, Montse García y Jose M. Martínez Sánchez.
Y es que, entre un 20 por ciento y un 40 por ciento de las mujeres que han participado en un programa de cribado de cáncer de mama poblacional presentan alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Una cifra que, a juicio de los expertos, señala que el cribado de cáncer de mama podría ayudar a identificar una población diana que podría beneficiarse de un programa de cribado de cáncer de pulmón.
El objetivo del estudio ha sido estimar la proporción de mujeres que presentan alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón en un grupo de participantes de un cribado poblacional de cáncer de mama. Para ello, se ha diseñado un estudio transversal, de una muestra de 1.601 participantes en un cribado población de cáncer de mama en el Instituto Catalán de Oncología (ICO), en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) en el año 2016.
El riesgo elevado de estas mujeres de tener cáncer de pulmón se definió según los criterios de dos importantes ensayos clínicos, el ‘National Lung Screening Trial’ (‘NLST’), de Estados Unidos, consistentes en tener una edad entre 55 y 74 años, con un consumo acumulado de al menos 30 paquetes al año de cigarrillos y, en el caso de las exfumadoras, haberlo dejado al menos 15 años antes; y el ‘Dutch-Belgian randomised lung cancer screening trial’ (‘NELSON’), cuyos criterios son tener una edad entre 50 y 75 años, con un consumo acumulado de haber fumado 15 cigarrillos al día durante 25 años o 10 cigarrillos al día durante 30 años y, en el caso de las exfumadoras, haberlo dejado al menos 10 años antes.
En ambos ensayos se empleó la tomografía computarizada a bajas dosis (TCBD) como método de detección revelándose altamente eficaz frente a la radiografía de tórax, para detectar tumores pulmonares de forma más precoz. En el ensayo ‘NLST’ se logró una reducción de la mortalidad por cáncer de pulmón del 20 por ciento, mientras que en el europeo ‘NELSON’ se logró una reducción de la mortalidad del 26 por ciento en hombres y del 39 por ciento en mujeres. Los resultados han ayudado a la implementación del cribado de cáncer de pulmón en Estados Unidos y en algunos países de Europa.
En este sentido, y a falta de un programa de cribado de cáncer pulmonar en España, se ha estudiado la utilidad de un programa de cribado de cáncer de mama para detectar a las mujeres con alto riesgo de padecer cáncer de pulmón. Para ello, en el estudio de L’Hospitalet las participantes se sometieron a la realización de una mamografía y fueron invitadas, previo consentimiento, a responder un cuestionario sobre consumo y dependencia del tabaco, lo que permitió clasificarlas en tres grupos: no fumadoras, fumadoras y ex fumadoras.
Los resultados de este estudio son muy claros, alrededor de 2 de cada 10 y 4 de cada 10 fumadoras, lo que equivale a entre un 20 por cinto y un 40 por ciento de las fumadoras, que han participado en el cribado poblacional de cáncer mama presentan un alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón, según los criterios ‘NLST’ y ‘NELSON’, respectivamente. Además, en torno al 20 por ciento de las exfumadoras, según ambos criterios, presentan un alto riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Al mismo tiempo, se ha observado que las mujeres que tienen un alto riesgo de cáncer de pulmón en este estudio coinciden con aquellas que presentan una dependencia alta a la nicotina, medida con el ‘test de Fagerström’ breve. “Las mujeres que participan en un programa de cribado de cáncer de mama, por regla general con una elevada adherencia poblacional, y con alto riesgo de cáncer de pulmón, podrían definir una población diana ideal para someterse a un cribado de cáncer de pulmón”, ha dicho el cirujano torácico y coordinador del Área de Oncología Torácica de SEPAR, Juan Carlos Trujillo.
A su juicio, sería “muy importante poder” combinar ambas estrategias porque, de esta forma, los clínicos pueden ser capaces de detectar el cáncer de pulmón en estadios iniciales, cuando todas las opciones terapéuticas son posibles. “En Estados Unidos el cribado de cáncer de pulmón es ya una realidad, igual que en algunos países de Europa. Esto lleva a pensar que tras la última evidencia, en España debemos diseñar modelos facilitadores para su implementación ya que podría ser la clave de la reducción de la mortalidad del cáncer de pulmón en nuestro país”, ha añadido.
A raíz de los resultados del estudio, los investigadores del estudio concluyen que una alta proporción de participantes en este cribado de cáncer de mama presenta un riesgo elevado de desarrollar cáncer de pulmón y sería elegible para participar en un programa de cribado de cáncer de pulmón. “Los cribados poblacionales de cáncer de mama pueden ser útiles para implementar estrategias de prevención primaria de cáncer de pulmón”, han asegurado.
Las actividades de prevención primaria, como la deshabituación tabáquica y de prevención del tabaquismo, son muy importantes para reducir la incidencia y, con ello, las tasas de mortalidad del cáncer de pulmón. Además, se ha visto que las consecuencias positivas de abandonar el tabaco persisten más allá del momento del diagnóstico del cáncer de pulmón: después de un diagnóstico en fases tempranas el dejar de fumar puede rebajar el riesgo de muerte hasta la mitad y tiene beneficios complementarios, como disminuir el dolor y lograr que los pacientes se encuentren con mejores estados funcionales.
Actualmente, SEPAR, ha puesto en marcha un proyecto denominado ‘CASSANDRA’ con el objetivo de la implementación de un programa de cribado de cáncer de pulmón en España. Un programa de cribado que vaya de la mano de programas de deshabituación tabáquica y de prevención del tabaquismo, ya que el cribado debe ir unido a la prevención primaria.
“Los cribados poblacionales están considerados como un buen momento para implementar actividades de prevención primaria, es decir, un marco idóneo en el que se pueden enseñar y promover hábitos de vida saludables. En particular, el cribado de cáncer de mama tiene un adherencias muy elevada, lo que permitiría incorporar a un mayor número de mujeres a dichas actividades de prevención”, ha dicho el doctor Trujillo.
Finalmente, ha insistido en que a falta de tener implantado un programa de cribado en España, los cribados de cáncer de mama pueden ser un buen momento para emitir estas consignas preventivas respecto al cáncer de pulmón entre las mujeres. “A partir de la elevada participación observada, creemos que se debería promover la deshabituación tabáquica dentro del cribado de cáncer de mama aprovechando las condiciones que ofrece como ‘teachable moment’, aunque finalmente se implementara un programa de cribado de cáncer de pulmón en España”, han zanjado los investigadores.