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El Colegio de Médicos de A Coruña rinde homenaje a la obra de Nóvoa Santos

Cien años han pasado desde que, en 1916, el profesor Roberto Nóvoa Santos publicara, recién entrado en la treintena, su Manual de Patología General. Para celebrar esta efeméride, el Colegio de Médicos de A Coruña organizó, el pasado 24 de enero, un acto conmemorativo en su sede de Santiago  en colaboración con la Academia Médico-Quirúrgica de Compostela

En el acto participaron el consejero de Sanidad de la Xunta, Jesús Vázquez Almuíña; el presidente del COMC, Luciano Vidán; el vicepresidente de la Academia Médico-Quirúrgica, Alfonso Varela; y los profesores Manuel Sánchez Salorio y José Castillo, ambos reconocidos con la medalla de oro y brillantes del Colegio, que pronunciaron sendas conferencias.

 
El primero en intervenir fue el presidente colegial, quien explicó que el acto obedecía “a la vocación del Colegio por traer a la memoria ejemplos de médicos que, a lo largo de la historia, han destacado en diferentes ámbitos”. Luciano Vidán también agradeció la participación de la Academia Médico-Quirúrgica de Santiago, “ya que llevábamos mucho tiempo tratando de hacer algo juntos, y esta es una oportunidad perfecta, porque Nóvoa Santos se adapta muy bien a nuestra estructura colegial: nació en A Coruña, ejerció en Ferrol y desarrolló su labor académica en Santiago”.
 
Con Nóvoa Santos: el libro, la mujer y el más allá, el profesor Manuel Sánchez Salorio abrió el turno de los conferenciantes. Y lo hizo afirmando que pese “al paso de los años, de las modas y de las ideas, la figura y la obra de Nóvoa Santos sigue dando que pensar”. 
 
En primer lugar, Salorio se refirió al Manual  como una publicación  “en la que nada está quieto, la enfermedad es una cosa que se mueve, y eso es algo que no era frecuente antes”. En la nosología tradicional, explicó, “la enfermedad es un conjunto de signos y de síntomas, pero entre los signos y la causa no hay nada”. Esto cambia en la década de 1910, “cuando aparece la concepción de que la enfermedad es la alteración de la función”. El fundamento de la medicina en ese momento “era la fisiopatología, y eso es lo que da movimiento al libro de Nóvoa, que está empapado de ella”.
 
Uno de los aspectos más originales del libro, señaló el profesor Salorio, “es que se abre a la psicopatología, y hay que pensar que la psiquiatría no entra en la universidad, como cátedra, hasta 1944”.
 
Manuel Sánchez Salorio también centró parte de su ponencia en el antifeminismo de Nóvoa Santos. “En 1908 publica un libro titulado La indigencia espiritual del sexo femenino. Las pruebas anatómicas, fisiológicas y psicológicas de la pobreza intelectual de la mujer y, 20 años más tarde, La mujer, nuestro sexto sentido y otros esbozos”. Lo más curioso de este antifeminismo “es que, aparentemente es progresista, porque no se plantea desde unos valores intocables, sino desde hallazgos de la biología”. 
 
Nóvoa, recordó Sánchez Salorio, también se introdujo en política, “y fue portavoz de su formación -la Federación Republicana Gallega- en las Cortes constituyentes de la II República, cuando se discute el voto femenino”. Nóvoa estaba en contra, “como casi toda la izquierda, porque se figuraban que los votos de las mujeres serían manejados por la Iglesia”. 
 
Para cerrar su intervención, el profesor habló sobre la percepción de Nóvoa Santos tras la muerte. “Su positivismo le impide creer en un alma inmortal, pero se resiste a creer que lo que él sabe y sus pensamientos vayan a desaparecer para siempre”, así que se aferra “a un invento para que la muerte no signifique la desaparición de todo vestigio de supervivencia personal”.
 
A continuación intervino el catedrático José Castillo, con una ponencia titulada La enfermedad y la senescencia desde Roberto Nóvoa Santos. La primera parte de su disertación se centró en la evolución conceptual de la enfermedad a lo largo de la historia. “Partimos (los médicos) de unos orígenes humildes: chamanes, magos y curanderos”, aseguró, “y no es hasta el siglo XVIII cuando se intenta sistematizar todos los conocimientos”. Ya en el siglo XIX, “la etiología, la patología y la fisiopatología se desarrollan de forma unitaria, y estas entidades clínicas siguen siendo la base de la organización de nuestros hospitales hoy en día. Seguimos empleando estructuras que son, en gran parte, obsoletas”.
 
Según defendió, “Nóvoa Santos le dio la vuelta por completo a la Patología General, explicando todo lo que sucede a través del conocimiento fisiopatológico”. Para el profesor, “la salud y la enfermedad eran dos extremos de un filum continuo, que dependen de la capacidad de adaptación de cada uno”. Además, un concepto en el que insistía mucho Nóvoa era que “la enfermedad siempre produce síntomas, y este determinismo resulta erróneo”.
 
Con la llegada del siglo XX, la concepción cambia, y “aparecen signos que no producían síntomas, pero que eran enfermedades, como en el caso de los prediabéticos o los hipertensos, que no tienen síntomas, pero sí la enfermedad”. En el siglo XXI, “la biología molecular y la biotecnología nos permiten saber exactamente lo que sucede en nuestro cuerpo e, incluso, podemos prever lo que va a pasar con los marcadores genéticos”.
 
José Castillo habló también sobre la conciencia, “que sabemos que es un producto del cerebro”, pero que da lugar a una pregunta mucho más complicada: “¿cómo dan lugar los procesos físicos del cerebro a la conciencia? Las explicaciones que tenemos hoy en día no satisfacen a nadie”. Nóvoa Santos también reflexionó sobre esto, y consideraba que “la nucleína nerviosa, y quizás también todas las sustancias fosforadas albuminoideas de la célula nerviosa, deben ser consideradas (…) como la base física del alma”.
 
La senescencia fue la protagonista de la última parte de la intervención del doctor Castillo. “Para Nóvoa Santos, la senescencia es un estado fisiológico al que llegaremos de una forma irrecuperable”. Sin embargo, “la senilidad, la manifestación patológica del envejecimiento, sí podría ser reversible, y esto daría lugar a la posibilidad de rejuvenecer”. En su Manual de Patología General, “incluso aboga por la terapia hormonal sustitutiva o la utilización de injertos de testículos u ovarios como forma de rejuvenecimiento”.
 
 
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